viernes, 16 de diciembre de 2011

PULSO CRÍTICO...



José Enrique Olivera Arce
Los "olvidos" del Sr. Peña

Sigue la mata dando. El Sr. Peña nieto incurre nuevamente en el pecado de ignorancia. El diario español “El País”, hace del conocimiento de la opinión pública mundial que el aspirante del PRI a la presidencia, en entrevista olvido o desconoce a cuanto asciende el salario mínimo en el México al que pretende gobernar. Nada extraño flota sobre el agua, si no conoce ni por los forros a Dante y su Divina Comedia, menos habrá de interesarle el infierno en que vive más del 50 % de mexicanos en condiciones de pobreza.
Sin embargo, más allá de lo anecdótico, debería ser motivo de preocupación tanto la ignorancia o redundante falta de memoria del ex gobernador de Edomex, como el hecho de que nuevamente, con el beneplácito del sector empresarial y el disimulo de los tres órdenes de gobierno, se da la espalda al necesario y urgente fortalecimiento del mercado interno, manteniendo congelado el salario de la mayoría de los consumidores ligeramente por arriba de la meta inflacionaria anualizada prevista para el 2011..
Aunque el mini salario autorizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos para el 2012, es teóricamente referencial y no necesariamente vinculante para los empleadores, el incremento aprobado está calculado en atención a los parámetros macroeconómicos de control de la inflación como un indicador más, no puede hacerse de lado que es a partir de tal parámetro como los empresarios tasan en la microeconomía el valor del trabajo de los mexicanos.
Fórmula equívoca y perversa
No puede ignorarse que en la economía real, reflejada en el bolsillo de más de 10 millones de mexicanos ocupados en la economía formal o informal, a partir del mini salario oficializado se tiende a matar a la gallina de los huevos de oro. Lo mismo restringiendo la capacidad real de compra y el consumo de bienes y servicios y, por ende, afectando al aparato productivo, que congelando la captación de recursos tributarios por parte del gobierno, incrementándose endeudamiento y déficit fiscal.
El patrón hace como que paga, el empleado hace como que trabaja, y el gobierno restringe su capacidad de atención a la demanda nacional de infraestructura y servicios necesarios para respaldar crecimiento económico y desarrollo. Ecuación perversa que nos ancla al subdesarrollo que históricamente arrastramos.
Tanto la decisión adoptada de la Comisión Nacional de los salarios mínimos de incrementar apenas en un 4.2 % el raquítico ingreso de los trabajadores, como el olvido, queremos creer involuntario, en que incurriera el virtual candidato del PRI a la presidencia de la República, no hacen sino confirmar que lejos de pensarse en un cambio estructural profundo que saque a México del bache, se insiste en la continuidad de un proyecto económico que privilegia el interés de los mercados, y no las necesidades crecientes de un país con más del 50% de habitantes en alguna situación de pobreza y pobreza extrema.
Lo que obliga a pensar en una identidad de propósitos y objetivos en el maridaje del PRI y el PAN, en el marco del modelo económico y social neoliberal dictado por los organismos financieros internacionales a partir del llamado “Consenso de Washington, hoy enriquecido por los acuerdos adoptados por los gobiernos de 26 países en el Consejo Europeo para tranquilizar a los mercados sacrificando a sus ciudadanos.
Luego el más de lo mismo más que promesa virtual endulzada con propuestas asistencialistas electoreras, es amenaza real. Agregamos más gasolina al fuego dándosele la espalda al mercado interno: fórmula equívoca y perversa para incrementar desempleo, pobreza y desigualdad a favor de una plutocracia rampante y voraz, dispuesta eso si, a correr el riego de ser devorada por lo mismo que propicia.
El estomago vacío como consejero electoral
En este contexto, “los olvidos” de Enrique Peña Nieto no son pecata minuta en el contexto nacional e internacional, debiéndose tomar con seriedad en tanto se dice que el ex gobernador de Edomex cuenta con el respaldo de la mayoría del electorado nacional para ascender a la primera magistratura del país. Olvidarse de lo que más preocupa a la gente, como es el ingreso que respalda su bienestar y forma de vida, no es pecado menor para quien aspira a gobernarnos.
Lo que trae a colación la dicotomía, sin medios tonos, entre el más de lo mismo o el cambio estructural, en la conformación de la intención del voto en el imaginario popular. Más allá de las estrategias electorales, guerra sucia incluida, o las manos de Calderón, Salinas o la delincuencia organizada ensuciando el proceso, es de esperarse que el electorado en julio próximo se incline más por atender el consejo del estomago vacío que a la almibarada imagen de un olvidadizo.
Fuente: www.pulsocritico.com

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