José Enrique
Olivera Arce
Los
"olvidos" del Sr. Peña
Sigue la
mata dando. El Sr. Peña nieto incurre nuevamente en el pecado de ignorancia. El
diario español “El País”, hace del conocimiento de la opinión
pública mundial que el aspirante del PRI a la presidencia, en entrevista olvido
o desconoce a cuanto asciende el salario mínimo en el México al que pretende
gobernar. Nada extraño flota sobre el agua, si no conoce ni por los forros a
Dante y su Divina Comedia, menos habrá de interesarle el infierno en que vive
más del 50 % de mexicanos en condiciones de pobreza.
Sin
embargo, más allá de lo anecdótico, debería ser motivo de preocupación tanto la
ignorancia o redundante falta de memoria del ex gobernador de Edomex, como el
hecho de que nuevamente, con el beneplácito del sector empresarial y el
disimulo de los tres órdenes de gobierno, se da la espalda al necesario y
urgente fortalecimiento del mercado interno, manteniendo congelado el salario de
la mayoría de los consumidores ligeramente por arriba de la meta inflacionaria
anualizada prevista para el 2011..
Aunque el
mini salario autorizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos para el
2012, es teóricamente referencial y no necesariamente vinculante para los
empleadores, el incremento aprobado está calculado en atención a los parámetros
macroeconómicos de control de la inflación como un indicador más, no puede
hacerse de lado que es a partir de tal parámetro como los empresarios tasan en
la microeconomía el valor del trabajo de los mexicanos.
Fórmula
equívoca y perversa
No puede
ignorarse que en la economía real, reflejada en el bolsillo de más de 10
millones de mexicanos ocupados en la economía formal o informal, a partir del
mini salario oficializado se tiende a matar a la gallina de los huevos de oro.
Lo mismo restringiendo la capacidad real de compra y el consumo de bienes y
servicios y, por ende, afectando al aparato productivo, que congelando la
captación de recursos tributarios por parte del gobierno, incrementándose
endeudamiento y déficit fiscal.
El patrón
hace como que paga, el empleado hace como que trabaja, y el gobierno restringe
su capacidad de atención a la demanda nacional de infraestructura y servicios
necesarios para respaldar crecimiento económico y desarrollo. Ecuación perversa
que nos ancla al subdesarrollo que históricamente arrastramos.
Tanto la
decisión adoptada de la Comisión Nacional de los salarios mínimos de incrementar
apenas en un 4.2 % el raquítico ingreso de los trabajadores, como el olvido,
queremos creer involuntario, en que incurriera el virtual candidato del PRI a la
presidencia de la República, no hacen sino confirmar que lejos de pensarse en un
cambio estructural profundo que saque a México del bache, se insiste en la
continuidad de un proyecto económico que privilegia el interés de los mercados,
y no las necesidades crecientes de un país con más del 50% de habitantes en
alguna situación de pobreza y pobreza extrema.
Lo que
obliga a pensar en una identidad de propósitos y objetivos en el maridaje del
PRI y el PAN, en el marco del modelo económico y social neoliberal dictado por
los organismos financieros internacionales a partir del llamado “Consenso de
Washington, hoy enriquecido por los acuerdos adoptados por los gobiernos de 26
países en el Consejo Europeo para tranquilizar a los mercados sacrificando a sus
ciudadanos.
Luego el
más de lo mismo más que promesa virtual endulzada con propuestas
asistencialistas electoreras, es amenaza real. Agregamos más gasolina al fuego
dándosele la espalda al mercado interno: fórmula equívoca y perversa para
incrementar desempleo, pobreza y desigualdad a favor de una plutocracia rampante
y voraz, dispuesta eso si, a correr el riego de ser devorada por lo mismo que
propicia.
El
estomago vacío como consejero electoral
En este
contexto, “los olvidos” de Enrique Peña Nieto no son pecata minuta en el
contexto nacional e internacional, debiéndose tomar con seriedad en tanto se
dice que el ex gobernador de Edomex cuenta con el respaldo de la mayoría del
electorado nacional para ascender a la primera magistratura del país. Olvidarse
de lo que más preocupa a la gente, como es el ingreso que respalda su bienestar
y forma de vida, no es pecado menor para quien aspira a gobernarnos.
Lo que trae
a colación la dicotomía, sin medios tonos, entre el más de lo mismo o el cambio
estructural, en la conformación de la intención del voto en el imaginario
popular. Más allá de las estrategias electorales, guerra sucia incluida, o las
manos de Calderón, Salinas o la delincuencia organizada ensuciando el proceso,
es de esperarse que el electorado en julio próximo se incline más por atender
el consejo del estomago vacío que a la almibarada imagen de un olvidadizo.
Fuente: www.pulsocritico.com
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