Los miserables de Veracruz
Luis Velázquez
27 de febrero de 2012
Estruja, impacta, avasalla, la última estadística del Coneval, Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, donde, entre otros conceptos, publica con fecha junio de 2011, la extrema pobreza en el país.
En primer lugar, el estado de México, donde gobernara Enrique Peña Nieto, con 214 mil personas en la miseria.
En segundo lugar, Veracruz, con 183 mil.
En tercero, Jalisco, con 43 mil.
En cuarto, Yucatán, con 35 mil.
En quinto, Querétaro, con 32 mil.
En sexto, Sonora, con 27 mil.
Chihuahua y el Distrito Federal aparecen en los últimos lugares con apenas, apenitas 4 mil personas en la pobreza extrema, un término acuñado para disfrazar de algún modo lo que en términos rancheros se llama, simple y llanamente, miseria.
Desde luego, a primera vista resulta inverosímil creer, en la guerra de cifras, números y estadísticas que vivimos, y que en Veracruz, por ejemplo, existan solo 183 mil personas en la miseria, cuando basta voltear alrededor para comprobar que la realidad es otra.
Canija.
De entrada, con 183 mil paisanos en la miseria estaríamos ante la llegada de una utopía en Veracruz, considerando, desde luego, que una utopía es un sueño celestial que nunca, jamás, aterriza en la tierra, pero que al creador de la palabra, Tomás Moro, le sirvió a todo dar para echarse rollos sobre su paraíso.
Bastaría, por ejemplo, un paseíto en la sierra de Zongolica para confirmar que la estadística del Coneval está equivocada de norte a sur y de este a oeste, pues allí priva una miseria desgarradora, a tal grado que exgobernadores, incluso hasta Fidel Herrera, aseguran que la montaña se había convertido en tierra fértil y nido para los guerrilleros, hasta del EZLN.
Y si, en efecto, en muchas comunidades de Zongolica hay pueblos solo habitados por niños, ancianos y mujeres, quienes están al frente del hogar, se debe a que los hombres han emigrado para enviar unos centavitos a casa, pero al mismo tiempo, con graves, terribles, conflictos de desintegración familiar.
De cualquier forma significa una indignidad que Veracruz aparezca en el segundo lugar nacional de familias en la miseria.
Claro, si de consuelo sirve se recordaría que el estado de México, recién gobernado por Enrique Peña, figura en primer lugar.
Estaríamos, pues, en Veracruz a tono con el candidato presidencial del PRI.
Fuente:www.blog.expediente.mx
Luis Velázquez
27 de febrero de 2012
Estruja, impacta, avasalla, la última estadística del Coneval, Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, donde, entre otros conceptos, publica con fecha junio de 2011, la extrema pobreza en el país.
En primer lugar, el estado de México, donde gobernara Enrique Peña Nieto, con 214 mil personas en la miseria.
En segundo lugar, Veracruz, con 183 mil.
En tercero, Jalisco, con 43 mil.
En cuarto, Yucatán, con 35 mil.
En quinto, Querétaro, con 32 mil.
En sexto, Sonora, con 27 mil.
Chihuahua y el Distrito Federal aparecen en los últimos lugares con apenas, apenitas 4 mil personas en la pobreza extrema, un término acuñado para disfrazar de algún modo lo que en términos rancheros se llama, simple y llanamente, miseria.
Desde luego, a primera vista resulta inverosímil creer, en la guerra de cifras, números y estadísticas que vivimos, y que en Veracruz, por ejemplo, existan solo 183 mil personas en la miseria, cuando basta voltear alrededor para comprobar que la realidad es otra.
Canija.
De entrada, con 183 mil paisanos en la miseria estaríamos ante la llegada de una utopía en Veracruz, considerando, desde luego, que una utopía es un sueño celestial que nunca, jamás, aterriza en la tierra, pero que al creador de la palabra, Tomás Moro, le sirvió a todo dar para echarse rollos sobre su paraíso.
Bastaría, por ejemplo, un paseíto en la sierra de Zongolica para confirmar que la estadística del Coneval está equivocada de norte a sur y de este a oeste, pues allí priva una miseria desgarradora, a tal grado que exgobernadores, incluso hasta Fidel Herrera, aseguran que la montaña se había convertido en tierra fértil y nido para los guerrilleros, hasta del EZLN.
Y si, en efecto, en muchas comunidades de Zongolica hay pueblos solo habitados por niños, ancianos y mujeres, quienes están al frente del hogar, se debe a que los hombres han emigrado para enviar unos centavitos a casa, pero al mismo tiempo, con graves, terribles, conflictos de desintegración familiar.
De cualquier forma significa una indignidad que Veracruz aparezca en el segundo lugar nacional de familias en la miseria.
Claro, si de consuelo sirve se recordaría que el estado de México, recién gobernado por Enrique Peña, figura en primer lugar.
Estaríamos, pues, en Veracruz a tono con el candidato presidencial del PRI.
Fuente:www.blog.expediente.mx
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