Por Uriel Flores Aguayo…
El movimiento revolucionario de 1910, con más claridad en la vertiente Maderista, enarboló el lema “sufragio efectivo, no reelección”, contra la dictadura de Porfirio Díaz, quien se había eternizado en el poder. A más de cien años, paradójicamente, esa proclama sigue vigente, sin cumplirse, en el contexto de un sistema político atrofiado y donde, en gran medida, las elecciones se han vuelto asunto de mercadotecnia y compra de votos con dinero y programas sociales. Por lo tanto, hablar de sufragio efectivo es manifestar una aspiración y el paso indispensable que nos falta para que vivamos en una democracia verdadera.
Con alta dosis de cinismo social se observa, en silencio o con aplausos, a folclóricos personajes y partidos de papel que “trabajan” viendo a los votos como sinónimos de credenciales y números; para ellos la gente no cuenta, la ven como clientela o masa amorfa y la prefieren desinformada, acrítica y sin voluntad. De esos mecanismos que inician con el dedazo, continúan con el derroche de recursos públicos o de origen dudoso y terminan con la indigna y miserable compra de los votos sólo pueden surgir representantes y autoridades de mentiritas.
Cuando se corrompe el sufragio pierden sentido las expresiones de “somos mayoría”, “me respalda la voluntad popular” y” gobierno a nombre del pueblo”. Es todo lo contrario, aunque tal vez se lo crean como mitómanos que llegan a ser, ni ejercen para el interés general ni cumplen con la pulcritud y transparencia que debería observarse en el servicio público. Hablan y hacen a nombre de la gente pero no la toman en cuenta, no le informan y menos la representan.
En una sociedad sana, civilizada, moderna y con proyecto cada elección de representantes y autoridades debería ser la gran oportunidad para que se expresara categóricamente, en vías de conformación, la voluntad popular, inicio de la cadena que formarían el círculo virtuoso en el cual el ciudadano conscientemente, libre, elige a sus servidores públicos, quienes sólo se deberían a ese voto con rostro humano y no a los grupos de interés.
La prostitución política en México inicia en los propios partidos políticos, una autentica partidocracia, donde, como inicio del círculo vicioso, se nombran a sus dirigentes y candidatos con métodos viciados, falsos y cupulares. En ellos la base no cuenta, si es que les queda algo de membrecía real. No deja de ser curioso cómo se mimetizaron todos los partidos, de los que más se sabe por sus escándalos, imposiciones, fraudes y golpes. La clase política, que tiene en los partidos su refugio y su plataforma de poder, está atrofiada y se ha convertido en un espantoso embudo que obstruye el desarrollo democrático de nuestro país. Muchos esperaríamos estar ante la fase terminal de las formas absurdas y antidemocráticas como se está actuando en los partidos, donde es de aberración el espectáculo de auto asignación de candidaturas y su entrega a amigos y parientes; con tanta impunidad y desfachatez que se dan el lujo de otorgar diputaciones de tipo “humanitario”.
Independientemente del resultado de la próxima elección federal, pero sobre todo si gana Andrés Manuel López Obrador, tendrá que aplicarse una profunda reforma política, que sacuda al sistema, reduzca el gasto electoral, un abuso en un país pobre, y abra las puertas a la ciudadanía y al sufragio efectivo. Tendrá que haber candidaturas ciudadanas, disminuirse al mínimo las prerrogativas de los partidos políticos, reducir por lo menos a la mitad el sueldo de senadores y diputados, revisar a fondo el desproporcionado gasto del IFE, tribunales e instituto electorales locales, entre otros aspectos urgentes. Creer que no pasa nada, que todo está bien, que no va a pasar nada, es jugar con fuego. Por cierto, alguien sabrá cuál es el sentido y cuanto cuestan los spots que en radio y televisión difunden el IEV y el tribunal electoral del Veracruz. Quien lo sepa, por favor, dígalo, aunque deberían de ser los propios consejeros y magistrados quienes informaran de qué se trata; no sería bien visto que ambos elefantitos blancos además sean chistosos.
Recadito: el 17 de abril AMLO en Xalapa.
Ufa.1959@gmail.com
El movimiento revolucionario de 1910, con más claridad en la vertiente Maderista, enarboló el lema “sufragio efectivo, no reelección”, contra la dictadura de Porfirio Díaz, quien se había eternizado en el poder. A más de cien años, paradójicamente, esa proclama sigue vigente, sin cumplirse, en el contexto de un sistema político atrofiado y donde, en gran medida, las elecciones se han vuelto asunto de mercadotecnia y compra de votos con dinero y programas sociales. Por lo tanto, hablar de sufragio efectivo es manifestar una aspiración y el paso indispensable que nos falta para que vivamos en una democracia verdadera.
Con alta dosis de cinismo social se observa, en silencio o con aplausos, a folclóricos personajes y partidos de papel que “trabajan” viendo a los votos como sinónimos de credenciales y números; para ellos la gente no cuenta, la ven como clientela o masa amorfa y la prefieren desinformada, acrítica y sin voluntad. De esos mecanismos que inician con el dedazo, continúan con el derroche de recursos públicos o de origen dudoso y terminan con la indigna y miserable compra de los votos sólo pueden surgir representantes y autoridades de mentiritas.
Cuando se corrompe el sufragio pierden sentido las expresiones de “somos mayoría”, “me respalda la voluntad popular” y” gobierno a nombre del pueblo”. Es todo lo contrario, aunque tal vez se lo crean como mitómanos que llegan a ser, ni ejercen para el interés general ni cumplen con la pulcritud y transparencia que debería observarse en el servicio público. Hablan y hacen a nombre de la gente pero no la toman en cuenta, no le informan y menos la representan.
En una sociedad sana, civilizada, moderna y con proyecto cada elección de representantes y autoridades debería ser la gran oportunidad para que se expresara categóricamente, en vías de conformación, la voluntad popular, inicio de la cadena que formarían el círculo virtuoso en el cual el ciudadano conscientemente, libre, elige a sus servidores públicos, quienes sólo se deberían a ese voto con rostro humano y no a los grupos de interés.
La prostitución política en México inicia en los propios partidos políticos, una autentica partidocracia, donde, como inicio del círculo vicioso, se nombran a sus dirigentes y candidatos con métodos viciados, falsos y cupulares. En ellos la base no cuenta, si es que les queda algo de membrecía real. No deja de ser curioso cómo se mimetizaron todos los partidos, de los que más se sabe por sus escándalos, imposiciones, fraudes y golpes. La clase política, que tiene en los partidos su refugio y su plataforma de poder, está atrofiada y se ha convertido en un espantoso embudo que obstruye el desarrollo democrático de nuestro país. Muchos esperaríamos estar ante la fase terminal de las formas absurdas y antidemocráticas como se está actuando en los partidos, donde es de aberración el espectáculo de auto asignación de candidaturas y su entrega a amigos y parientes; con tanta impunidad y desfachatez que se dan el lujo de otorgar diputaciones de tipo “humanitario”.
Independientemente del resultado de la próxima elección federal, pero sobre todo si gana Andrés Manuel López Obrador, tendrá que aplicarse una profunda reforma política, que sacuda al sistema, reduzca el gasto electoral, un abuso en un país pobre, y abra las puertas a la ciudadanía y al sufragio efectivo. Tendrá que haber candidaturas ciudadanas, disminuirse al mínimo las prerrogativas de los partidos políticos, reducir por lo menos a la mitad el sueldo de senadores y diputados, revisar a fondo el desproporcionado gasto del IFE, tribunales e instituto electorales locales, entre otros aspectos urgentes. Creer que no pasa nada, que todo está bien, que no va a pasar nada, es jugar con fuego. Por cierto, alguien sabrá cuál es el sentido y cuanto cuestan los spots que en radio y televisión difunden el IEV y el tribunal electoral del Veracruz. Quien lo sepa, por favor, dígalo, aunque deberían de ser los propios consejeros y magistrados quienes informaran de qué se trata; no sería bien visto que ambos elefantitos blancos además sean chistosos.
Recadito: el 17 de abril AMLO en Xalapa.
Ufa.1959@gmail.com
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