viernes, 1 de junio de 2012

POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

Abonando a la cultura política de nuestro tiempo
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

Los procesos electorales son cada vez más reñidos e innovadores en la actualidad y los partidos políticos, que no se prepararon, previeron o preocuparon en esta elección (2012) por tener: a) buen candidato o candidata; b) eficientes técnicas de investigación regional y de temas de gobierno, y c) excelentes estrategias de planeación, acción político-electoral, de comunicación y mercadotecnia, van nadando contra la corriente o están perdidos definitivamente. Por lo tanto no se valdrá que se den por robados después del 1º de Julio. Pero vámonos por partes:

a) Buen candidato, incluye que el mismo esté proyectando en este momento lo que es y posee:

1. Educación e imagen respetable con calidad moral y política.

2. Formación profesional idónea o buen grado de escolaridad.

3. Experiencia política, principalmente basada en resultados efectivos y honrados en su función como servidor público, en el poder legislativo, en la academia y/o en su partido. Lo que lo hace una excelente figura y eso se proyecta en el mensaje o discurso de propuesta y compromiso.

4. Credibilidad, expresada en un buen liderazgo social en donde se le valoran sus principios y humildad, para aceptar errores y mostrarse humano, lo que lo hace permeable a diferentes grupos locales o nacionales y a ser identificado como individuo (sensible y tolerante) en comunión con los ciudadanos a los que desea convencer.

5. Buen arraigo dentro de su partido político, porque le garantiza que es conocido en sus estructuras y eso le facilita la confianza de su militancia, que sin duda le va a responder en su momento.

Aunque algunos candidatos pueden no tener todas las características anteriores, los cuatro primeros rasgos son insalvables. Porque finalmente una persona que posee una buena imagen pública, educación, eficiente experiencia política y credibilidad, como consecuencia tiene liderazgo y es confiable para la opinión y percepción de la ciudadanía. Pero si por el contrario, si tiene todo lo demás y carece de éstos 4, le costara mucho trabajo y tendrá que gastar dinerales, y aun con ello, tendrá dificultades para ganarse la confianza del votante y muchos riesgos presentará su votación final.

b) Eficientes técnicas de investigación regional y de temas de gobierno, que incluyen:

· Un acervo documental de las principales necesidades de la región y del Estado.

· Investigaciones regionales para detectar avances y déficit en diferentes rubros o sectores (agropecuario, de salud, educación, ecología, empleo y economía regional, etc.)

· Definición de propuestas, realistas y bien redactadas con expertos en el tema, en base a las necesidades detectadas y definición de compromisos con viabilidad de respuesta (evitando fantasías y mentiras) y de preferencia con respuesta a corto plazo.

c) Excelente estrategia de planeación, acción político-electoral, de comunicación y mercadotecnia.

Si las campañas electorales no están basadas en excelentes estrategias de planeación y acción político-electoral en sus partidos, los candidatos estarán predicando en el desierto. Las estrategias político-electorales tienen dos fuentes:

· Las que forman parte de su Plan Nacional electoral y que corresponden a las técnicas y acciones que cada partido tiene para sí y que están basadas en su experiencia y métodos legítimos utilizados y optimizados en el pasado, agregando, las que tienen que planear y operar de acuerdo a los nuevos tiempos. Estas consumen el 70 % de la atención en las campañas.

· Las que corresponden al programa de mercadotecnia política que es todo un proyecto que incluye las acciones de investigación, proyección de imagen (de candidatos y partido) y difusión de la plataforma, en la que los partidos invierten el otro 30 % de la atención. Los programas deben estar calculados de acuerdo a las características de cada región y en eso se sustenta el gasto razonable y justo, en apoyos humanos, materiales y publicitarios (adquisición de utilitarios, comunicados en prensa, perifoneo, radio y TV, y en otros medios de comunicación masiva y del internet, etc. etc).

· Así que quien crea que solo con la proyección mediática, tiene para ganar una elección esta totalmente equivocado.

Pero todo lo anterior se reduce a dos conceptos: a) Buen Proceso electoral y b) Buenas campañas políticas.

A) Buen proceso electoral. Se relaciona con la actuación eficiente y comprometida de las instituciones dedicadas al cumplimiento de los actos ordenados por la Constitución Federal, la Constitución Local y el Código Federal en la materia, realizados por las autoridades electorales, los ciudadanos y los partidos políticos de manera corresponsable, en ejercicio de la función estatal de organizar las elecciones para hacer posible la renovación periódica y pacífica de los integrantes de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y miembros de los Ayuntamientos. (Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado Artículo 185). Por ley los órganos electorales, habrán de garantizar a los partidos en contienda y a los ciudadanos en general condiciones de equidad entre partidos y respeto a la voluntad popular.

B) Buena campaña política. Que corresponde al conjunto de esfuerzos organizados por los partidos políticos, las coaliciones, en su caso y los candidatos registrados, para influir en la decisión de los electores, buscando obtener un voto a su favor.

O como la define el COFIPE: La campaña electoral, es el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos registrados para la obtención del voto. (COFIPE. Art. 228).

Hay candidatos o candidatas, que no planean las campañas debidamente y corresponden a aquellos que le apuestan todo, a ganar de manera fortuita o desleal, por ejemplo:

a) Los partidos políticos denominados “electoreros”, que no trabajan durante el año (o años) y sólo se activan en etapa de elecciones, en especial para cobrar las prerrogativas que normalmente se duplican. Este tipo de partidos generalmente va acompañando a otros de mayor peso para conservar su vigencia, es decir se convierten en partidos “trepadores y oportunistas”.

Por lo general, a estos partidos políticos (sólos o en coalición), les costará mucho trabajo operar y su campaña se convertirá en una aventura, como un barco a la deriva que es guiado bajo la improvisación.

b) Los partidos improvisados, al no salirles las cosas como quieren, activarán en su desesperación, estrategias de bajo nivel ético-político, como: la compra de estructuras y de votos, la coacción a través de condicionar los programas de gobierno, ejercer mecanismos de presión y operar el “canibalismo político” en contra de quienes estén más apuntalados, etc. Y ésto puede funcionarles con los grupos que se identifican con estas posturas, pero que desde luego, no corresponde a toda la población votante.

Lo anterior permita explicar entonces, en parte, lo que está sucediendo en este proceso electoral hasta ahora, no sólo para ubicar el porqué existen candidatos a la Presidencia de la República, al Senado y diputaciones, que van muy apuntalados en las preferencias y el porqué a otros, no les están funcionando sus estrategias como quisieran.

Igualmente, el mismo lector habrá de notar en los siguientes días, los partidos que entrarán en la desesperación y que utilizarán las estrategias de peor nivel ético-político, y que en su nerviosismo estarán exhibiendo, lo que NO SE DEBE HACER EN UN PROCESO ELECTORAL y, ello sin duda, se reflejará en las urnas.

Y ¿qué es lo que no se debería hacer en las campañas políticas? Las campañas electorales no deben ser circunstancias para salir a denostar al enemigo o a hacer uso de los recursos del gobierno (federal, estatal o municipal) en el poder, o para planear el ejercicio de la continuidad en contra de la voluntad de los electores, etc., más bien deben ser tiempos de:

Difundir las tesis y temas de la agenda del Estado, la plataforma electoral, la oportunidad de señalar la verdad de lo que sucede en un estado o país, pero con una actitud positiva, para hacer las propuesta que se conviertan en compromisos (legislativos o de gobierno) realista y de interés para la gran mayoría de los electores.
Recoger las demandas populares y de las élites locales y lograr la aceptación y el apoyo popular, a través de la mejor propuesta de gobierno o legislativa.
Realizar compromisos confiables, para ser cumplidos como una obligación moral y política de cada candidato.
En suma, promover el ejercicio cívico del voto, a favor de un Partido y de la democracia en general.

Por lo tanto una campaña bien diseñada y con buenos candidatos o candidatas, lleva altas probabilidades para ganar una elección, sobre todo si sus criterios de planeación y estratégicos, son realistas, honestos y con visión; y aún más, si éstos se auxilian, como antes decíamos, con la herramienta de la información e investigación formal, contenida en la documentación básica de la campaña y contando con la mejor organización de actividades , así como la mejor estructura electoral, capacitada y experimentada. Así mismo, una campaña bien coordinada por los órganos electorales: nacional, estatal o municipal, bajo los criterios de eficiencia, imparcialidad y respeto a la voluntad popular, será siempre una campaña exitosa en donde el ciudadano es el que saldrá ganando.

Campaña que se diseña con planeación y criterios estratégicos, pero principalmente, campaña que sustenta el trabajo en la lealtad, experiencia y responsabilidad a toda prueba de la militancia y sus estructuras, organizados eficientemente en cada sección electoral, en cada municipalidad y Estado, demostrará el día de la jornada electoral, que el esfuerzo empeñado valió la pena, ofrecerá el mejor resultado y permitirá lograr el cumplimiento del objetivo que los une: GANAR, A LA BUENA, UNA CAMPAÑA ELECTORAL EN FORMA INOBJETABLE (Lladó, 2012).

En el siguiente artículo, hablaré de otro tema político-electoral que también es muy importante: las diferentes definiciones del voto.

Gracias y hasta la próxima.

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