Por Orlando Segura Hervert…
Las reformas al artículo 24 constitucional y los relativos, preocupan a los ciudadanos y a los abogados porque se está atentando contra el estado laico, elemento y concepto que ha garantizado la paz social, expresó Héctor Gerardo Peralta Torres, litigante tuxpeño.
Nada ganamos con dichas modificaciones que le dan más facultades y privilegios a la iglesia católica para que intervenga en asuntos que competen al estado y la sociedad, cada quien tiene su espacio y puede operar en su ámbito de competencia, pero además si tenemos un problema complejo por resolver como lo es el narcotráfico, y si además de eso le agregamos otra “guerra” por motivos religiosos, el panorama no es muy halagador.
No había necesidad de cambiar ningún ápice a la ley, así como estaba era entendible, la separación de la iglesia y del estado es una cuestión histórica, nos permitió alcanzar el desarrollo con cierta estabilidad.
Criticó el que ahora, la iglesia pueda apropiarse de medios de comunicación, amplíen sus propiedades, intervengan en la educación, sean dueñas de las universidades. Todo ello les dará mayor poder y lejos de fortalecer la convivencia, en el futuro habrá más fricciones entre los sectores poblacionales.
Peralta Torres insistió en que ese es un tema preocupante por los alcances que conlleva, ese tipo de cuestiones son los que deben interesar a los grupos, expresiones, sectores sociales, cuestionó el que el Congreso de la Unión no le haya dado la difusión necesaria para una profunda discusión, enfatizó en que tal normatividad no es un asunto menor. Se sumó a quienes califican como barrunto de retroceso histórico, atentando contra la libertad religiosa.
La controversia está ahí sobre una cuestión que puede generar violencia, por lo tanto, al igual que otros abogados, pide echar marcha atrás tal aberración legislativa.
Las reformas al artículo 24 constitucional y los relativos, preocupan a los ciudadanos y a los abogados porque se está atentando contra el estado laico, elemento y concepto que ha garantizado la paz social, expresó Héctor Gerardo Peralta Torres, litigante tuxpeño.
Nada ganamos con dichas modificaciones que le dan más facultades y privilegios a la iglesia católica para que intervenga en asuntos que competen al estado y la sociedad, cada quien tiene su espacio y puede operar en su ámbito de competencia, pero además si tenemos un problema complejo por resolver como lo es el narcotráfico, y si además de eso le agregamos otra “guerra” por motivos religiosos, el panorama no es muy halagador.
No había necesidad de cambiar ningún ápice a la ley, así como estaba era entendible, la separación de la iglesia y del estado es una cuestión histórica, nos permitió alcanzar el desarrollo con cierta estabilidad.
Criticó el que ahora, la iglesia pueda apropiarse de medios de comunicación, amplíen sus propiedades, intervengan en la educación, sean dueñas de las universidades. Todo ello les dará mayor poder y lejos de fortalecer la convivencia, en el futuro habrá más fricciones entre los sectores poblacionales.
Peralta Torres insistió en que ese es un tema preocupante por los alcances que conlleva, ese tipo de cuestiones son los que deben interesar a los grupos, expresiones, sectores sociales, cuestionó el que el Congreso de la Unión no le haya dado la difusión necesaria para una profunda discusión, enfatizó en que tal normatividad no es un asunto menor. Se sumó a quienes califican como barrunto de retroceso histórico, atentando contra la libertad religiosa.
La controversia está ahí sobre una cuestión que puede generar violencia, por lo tanto, al igual que otros abogados, pide echar marcha atrás tal aberración legislativa.
Si unos ciudadanos laicos como los del grupo cívico, que merecen respeto a sus derechos y a su libertad de expresión, exigen respeto al estado laico, y otros ciudadanos, como caballeros de Colón, exigen respeto al derecho de libertad religiosa de todos; se debe atender a todos. Por lo tanto si unos ciudadanos exigen respeto al estado laico, y otros exigen respeto al derecho de libertad religiosa de todos los ciudadanos, se deben tomar en cuenta las dos exigencias y no solo una.
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