jueves, 23 de agosto de 2012

ESCENARIOS

*UPAV, estafa educativa

*Alerta en Tabasco y Puebla

*Engañaron al gobernador
Luis Velázquez

I

El orgullo del sexenio próspero, la UPAV, Universidad Popular Autónoma de Veracruz, ha sido declarada “escuela patito” en Tabasco y Puebla.

En Tabasco, el rafagueo provino de la Secretaría de Educación y en Puebla de la Asociación de Universidades, dirigida por Gustavo Santini Nieto.

En ambos casos, las razones son las mismas: uno: estudios fraudulentos.

Dos: carreras sin reconocimiento.

Tres: carreras sin acreditación.

Cuatro: locales improvisadas, hasta casas habitación, vaya.

Cinco: insólito, cursan la carrera en 3 años, pero además, sólo estudiando el día sábado de 8 de la mañana a 2 de la tarde.

Seis: mientras el bachillerato se cursa en dos años, la UPAV lo garantiza en dos meses.

En Tabasco y Puebla han dado la voz de alerta al resto del país.

La UPAV jarocha, el orgullo del profe Guillermo Zúñiga Martínez, constituye una estafa educativa.

II

En la víspera de la toma de posesión del señor Javier Duarte, noviembre 2010, quizá octubre, Guillermo Zúñiga y José Murat Casab, exgobernador de Oaxaca, exsenador, convencieron al gobernador electo de crear la UPAV.

Tanto… que significó el primer anuncio, en vivo y a todo color, para rescatar, de entrada, a los 20 mil jóvenes que cada ciclo quedan fuera de la Universidad Veracruzana por falta de espacios, plazas y presupuesto.

En un dos por tres, la UPAV ofrecía tantas licenciaturas, maestrías y doctorados como ninguna universidad ni siquiera en el primer mundo.

Y antes que el gallo cantara tres veces, anunciaban campus universitarios tanto en Veracruz como en Tamaulipas, Tabasco, Puebla y hasta en Guatemala.

Un día revelaron que a la UPAV se habían inscrito alumnos del otro extremo del mundo. Parece que de Somalia.

A las pocas semanas entregaban doctorados Honoris Causa.

Y ahora, cuando el proyecto incluye extenderse de norte a sur del país, el campanazo educativo de Tabasco y Puebla.

Se trata, alertaron, de una universidad “patito”. Fraudulenta le llamaron en Puebla, horas después que inauguraba clases en Teziutlán, la tierra de Vicente Lombardo Toledano, los hermanos Manuel y Maximino Ávila Camacho, “Clavillazo”, entre otros.

III

El jefecito de prensa del rector de la UPAV anunció que interpondrían una demanda.

Simples berrinches de quien se sabe descubierto.

Bastaría referir que aquí mismo, “en el estado ideal para soñar”, decenas de profesores han quedado desalentados de la UPAV porque, primero, se los llevan con promesas del pago quincenal; segundo, les dicen que en ningún momento les pagarán, y por tanto, deben considerar sus horas de clases como una aportación a la patria jarocha.

Es más, y hasta donde se sabe, algunos profesores optaron por la prudencia luego de una soberana mentada de madre.

Pero otros, sopesan interponer una demanda laboral.

Y entonces, arderá Troya.

IV
Entre Memo Zúñiga y Pepe Murat engañaron a JD.

Lo enfrascaron en una aventura política, más que educativa, para ver si pegaba.

Creyeron que trepados en el poder sexenal podían hacer y deshacer con la calidad educativa de un Veracruz, como el resto del país, en el sótano de la productividad según lo ha declarado la OCDE.

Ahí están las consecuencias.

De algún modo se repite el mismo escenario de cuando Zúñiga Martínez cacareó la misma oferta con la escuela antecedente de la UPAV.

Y cuando, claro, quedó para la historia que en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, Memo Zúñiga desvió 5 mil cheques de la nómina oficial para la campaña presidencial de Ernesto Zedillo.

Y aun cuando las malas entrañas han inculpado del trastupije al doctor Roberto Bravo Garzón, qepd, en el imaginario colectivo quedó la percepción de que el autor del ilícito fue Memo Zúñiga, quien acaba de publicar, en un libro sin firma editorial, el compendio de sus discursos de la primera etapa de su vida.

Aquella, cuando en el viejo y desaparecido Cine Variedades, en el puerto jarocho, en un concurso nacional de oratoria convocado por “El Universal”, y ante el gobernador Fernando López Arias, iniciara su discurso con la siguiente perorata y con su voz de “ahí, madre”.

“Usted, gobernador Fernando López Arias, es un ladrón. Sí, un ladrón”.

Memo Zúñiga se detuvo en el discurso escudriñando la reacción de sorpresa y enojo del exprocurador de Justicia de la nación.

Entonces, Zúñiga Martínez dijo: “sí, un ladrón… que se ha robado el corazón de los veracruzanos”.

Y López Arias casi se ahogaba con la carcajada incontrolable

POSDATA: Más información en el blog.expediente.mx
 

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