Por Orlando Segura Hervert…
No es la primera vez que Olga Kokke Rocha presenta sus cuadros ante la sociedad tuxpeña, pero en esta ocasión, los trazos pictóricos se ven más expresivos, ahí están reservados los 40 años desde que escogió ese arte para mostrar paisajes, árboles, casas de campo, recuerdos de la infancia, la nostalgia del ayer.
Nuevamente está en el museo de arqueología, ahí concedió una entrevista a los medios de comunicación y poco a poco logra establecer contacto con los reporteros, dijo que aprendió primero a pintar y posteriormente pronunció las primeras palabras de su vida, evoca esa anécdota infantil y en su rostro aparece una sonrisa.
A los 30 años de edad, comenzó a dedicarle más espacio a lo que empezó como un pasatiempo, ahora ya adquirió disciplina y durante las tardes le dedica horas a esa pasión. Sus 5 hijos la inspiran, algunos le llevan fotografías de determinado sitio y ése material sirve para posteriormente convertirlo en un hermosa obra llena de creatividad.
Kokke Rocha también pinta en porcelana, pero este es más caro, para empezar hay que contar con un horno que proporcione temperaturas de 800 grados, obviamente el recibo de la luz viene elevado.
Ha viajado por el extranjero, Holanda, Europa, Japón y desde luego el interior de la república mexicana, hace algunas décadas, cuando sus descendientes eran pequeños, cada año decidían recorrer determinado lugar, ahora, ya hay nietos y cada uno ha formado una familia, éstos se van por su lado, les ha dado por la autonomía y la independencia.
No es la primera vez que Olga Kokke Rocha presenta sus cuadros ante la sociedad tuxpeña, pero en esta ocasión, los trazos pictóricos se ven más expresivos, ahí están reservados los 40 años desde que escogió ese arte para mostrar paisajes, árboles, casas de campo, recuerdos de la infancia, la nostalgia del ayer.
Nuevamente está en el museo de arqueología, ahí concedió una entrevista a los medios de comunicación y poco a poco logra establecer contacto con los reporteros, dijo que aprendió primero a pintar y posteriormente pronunció las primeras palabras de su vida, evoca esa anécdota infantil y en su rostro aparece una sonrisa.
A los 30 años de edad, comenzó a dedicarle más espacio a lo que empezó como un pasatiempo, ahora ya adquirió disciplina y durante las tardes le dedica horas a esa pasión. Sus 5 hijos la inspiran, algunos le llevan fotografías de determinado sitio y ése material sirve para posteriormente convertirlo en un hermosa obra llena de creatividad.
Kokke Rocha también pinta en porcelana, pero este es más caro, para empezar hay que contar con un horno que proporcione temperaturas de 800 grados, obviamente el recibo de la luz viene elevado.
Ha viajado por el extranjero, Holanda, Europa, Japón y desde luego el interior de la república mexicana, hace algunas décadas, cuando sus descendientes eran pequeños, cada año decidían recorrer determinado lugar, ahora, ya hay nietos y cada uno ha formado una familia, éstos se van por su lado, les ha dado por la autonomía y la independencia.
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