Por Orlando Segura Hervert…
Los tuxpeños, al igual que los mexicanos son muy originales, son sus genes y los antecedentes culturales, así lo constata la multitudinaria visita a los panteones, en donde los familiares y amigos que alguna vez enterraron a los suyos, asistieron para recordar a los que ya partieron.
Para ello llevaron tamales, zacahuil, atún, ceviche, cerveza, bacardí, tequila, caña, café y otros alimentos al gusto del que ya no está en el mundo terrenal. Unos lloraron, otros dialogaban, rememoraban anécdotas de quienes en vida compartieron momentos de alegría.
Así, los mariachis en esta ocasión no callaron, por el contrario, fueron contratados para que interpretaran alguna canción de José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, Cuco Sánchez, Tony Aguilar… Las voces y cuerdas de los tríos también sonaron y se manifestaron artísticamente en diferentes criptas.
Aquí están unos, allá están mis tíos, en unos minutos nos trasladaremos para esa cripta, dijo Doña Adela y en forma amena, señaló que en su caso, su familia es numerosa, y varios ya cruzaron la frontera hacia el más allá, en ellos había nostalgia, y en el momento en que comenzaron a entonar algunas canciones, ciertas lágrimas aparecieron en los rostros.
Afuera la vendimia, comerciantes ambulantes que ofrecían lo mismo agua de coco, horchata, tortas, flores, pan, elotes y un sin número de productos preparados.
La música tuvo su costo, 3 canciones por 200 pesos, los deudos preguntaban, solicitaban la coperacha y en breves minutos, los temas populares como “Cruz de Olvido” salieron a relucir para “deleite” de quienes fueron enterrados en determinado momento.
Los tuxpeños, al igual que los mexicanos son muy originales, son sus genes y los antecedentes culturales, así lo constata la multitudinaria visita a los panteones, en donde los familiares y amigos que alguna vez enterraron a los suyos, asistieron para recordar a los que ya partieron.
Para ello llevaron tamales, zacahuil, atún, ceviche, cerveza, bacardí, tequila, caña, café y otros alimentos al gusto del que ya no está en el mundo terrenal. Unos lloraron, otros dialogaban, rememoraban anécdotas de quienes en vida compartieron momentos de alegría.
Así, los mariachis en esta ocasión no callaron, por el contrario, fueron contratados para que interpretaran alguna canción de José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, Cuco Sánchez, Tony Aguilar… Las voces y cuerdas de los tríos también sonaron y se manifestaron artísticamente en diferentes criptas.
Aquí están unos, allá están mis tíos, en unos minutos nos trasladaremos para esa cripta, dijo Doña Adela y en forma amena, señaló que en su caso, su familia es numerosa, y varios ya cruzaron la frontera hacia el más allá, en ellos había nostalgia, y en el momento en que comenzaron a entonar algunas canciones, ciertas lágrimas aparecieron en los rostros.
Afuera la vendimia, comerciantes ambulantes que ofrecían lo mismo agua de coco, horchata, tortas, flores, pan, elotes y un sin número de productos preparados.
La música tuvo su costo, 3 canciones por 200 pesos, los deudos preguntaban, solicitaban la coperacha y en breves minutos, los temas populares como “Cruz de Olvido” salieron a relucir para “deleite” de quienes fueron enterrados en determinado momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario