martes, 25 de diciembre de 2012

ESCENARIOS

*“México en llamas”
Luis Velázquez
I

Circula en la ciudad el último libro periodístico de Anabel Hernández. “México en llamas. El legado de Calderón”, de editorial Grijalbo.

Periodista de Proceso y Reforma, Anabel ha caminado sobre la orilla del precipicio en el ejercicio reporteril, en la mejor tradición de Ricardo Flores Magón, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano.

La palabra al servicio de la denuncia de los hechos sociales, económicos y políticos cometidos por la clase política.

Ha sido amenazada de muerte, además de ella, su familia.

Y perseguida, de manera furibunda, por el simple delito de publicar la información investigada con documentos, pruebas, testimonios, versiones.

Pero además, sus ‘’fuentes de información constantemente son amenazadas de una manera brutal y otras han sido encarceladas injustamente’’.

Dice en el prólogo:

“A finales de 2008, Genaro García Luna (el súper policía de Felipe Calderón) declaró al director de una prestigiada revista nacional que yo, Anabel Hernández, era su peor enemigo: una mujer y su pluma, ¿pueden ser los peores enemigos del secretario de Seguridad Pública federal?”.

Congruente con su vida y su trabajo, Anabel Hernández ha publicado otros libros de gran circulación. Todos de denuncia. ‘’La familia presidencial. Fin de fiesta en Los Pinos. Los cómplices del presidente. Los señores del narco’’.

II

En “México en llamas” hay demasiado material para asombrarse y quedar alucinado ante el elevado, insospechado, inverosímil grado de corrupción a que han llegado los políticos, todos, sin excepción, del PRI, PAN, PRD, y los otros partiditos satélites.

Por ejemplo. El país conoce la locura de Vicente Fox de impulsar la candidatura presidencial de Martha Sahagún en el año 2006.

Pero Anabel Hernández destapa la cobija en toda su magnitud y habla de la deshonestidad de la esposa del primer presidente panista en la historia del país.

Documenta, por ejemplo, la ambición desmedida de Martha Sahagún de convertir la casa presidencial, Los Pinos, ‘’en una oficina de coyotaje’’, desde donde ‘’exprimía a empresarios’’, con el cuento chino de la fundación Vamos México, de igual manera como, por ejemplo, en otras latitudes del país se han formado más fundaciones, digamos, la fundación Carolina Gudiño, para hablar del mundo más cercano que vivimos.

A cambio, la señora presidenta intervenía ante el gabinete legal y ampliado para favorecer a los magnates en sus trámites y concesiones de todo tipo.

De acuerdo con Miguel Moreno Vélez, ‘’un empresario honesto y franco’’, Martha se convirtió ‘’en una máquina de extorsión’’, sin que ni el mismo presidente, ni las secretarías de Hacienda ni de la Función Pública, ni el Congreso de la Unión, detuviera su ambición irracional, fuera de escrúpulos y el famoso código de ética inventado por Vicente Fox.

III
Confiesa Moreno Vélez a Anabel Hernández: “Hubo un tráfico de influencia terrible (de Martha Sahagún). Cómo apretaban a los empresarios, cómo les pedían dinero, cómo no cumplían los que les ofrecían a cambio de dineros que recibían, cómo dejaron colgado a medio mundo, cómo dejaron lastimada a mucha gente, porque a nadie le cumplieron y a todo el mundo le pidieron dinero”.

Pero además, la señora presidente cobraba ‘’en dinero o en especie’’.

Departamentos, residencias, ranchos, automóviles, ‘’y hasta el pago de la luna de miel de su hijo Jorge Alberto’’.

Pero más aún. Desde Los Pinos, la señora presidenta agarraba el teléfono rojo de Vicente Fox para hablar a los secretarios de Estado, y todos, todos, todos, sin excepción, obedecían sin recato, con sumisión, a cambio, claro, de seguir en el cargo público, y de paso, ordeñando la vaca.

IV
Todavía peor. Una simple cita con la señora presidenta para solo plantear el asunto (un adeudo con el Seguro Social, un contrato de obra pública, etcétera) “llegó a costar hasta 20 millones de pesos”.

Sólo, se precisa, por recibir al empresario.

Y no obstante que la presidenta recibía el billete, sin recibo, en efectivo, por lo regular, dice Anabel, basada en su investigación, el favor nunca llegaba.

Dice Moreno Vélez: “Yo terminé desilusionado. Asqueado de ver cómo se manejaron las cosas. Una señora Fox amable, sencilla, humana (claro, antes de llegar a Los Pinos), se convirtió en una máquina de extorsión que le pedía dinero a todo el mundo. Terrible”.

Martha Sahagún terminó pidiendo dinero, añade Moreno Vélez, “como una verdulera”, incluso, hasta reprochando que el dinero estaba incompleto, y/o en todo caso, no se lo habían dado…

V

Si usted, lector, quisiera asquearse de tanta corrupción, mejor dicho, indignarse, rebelarse, inconformarse, enfurecerse, lea‘’México en llamas’’.

Lo terrible de todo es lo siguiente: en cada entidad federativa del país, en cada municipio, hay una clase gobernante que sigue‘’metiendo la mano al cajón’’, sin que el Poder Legislativo, tampoco los líderes políticos y sociales de oposición, tampoco la prensa escrita, hablada y digital, se ocupe del asunto.

La mayor parte de las ocasiones, porque les untan la mano.

Y en vez de críticos se vuelven aliados, cómplices, socios.

Por eso, de acuerdo con Transparencia Internacional, México figura en uno de los primeros lugares de corrupción en el mundo, y también entre los primeros lugares de la impunidad.

Y en Veracruz, ya se sabe, cantan bien las rancheras…

POSDATA: Más información en blog.expediente.mx

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