lunes, 4 de marzo de 2013

CAMBIAR PARA CRECER

ENVIADO A VAXTUXPAN...
En la vida necesitamos corregir y ajustar conductas y maneras de proceder, para poder superar los obstáculos que nos impiden crecer y avanzar en el camino de nuestra superación. 

Para todo ser humano, creyente o no, es importante aprender a corregir errores y formas de proceder en orden a superarnos y poder avanzar en nuestro crecimiento. 

Para los creyentes la pertenencia a la Iglesia Católica, que comienza con nuestro bautismo y que continúa con los demás Sacramentos, no es garantía segura de salvación. No basta esa pertenencia “oficial” a la Iglesia, sino que debemos intentar comportarnos de manera positiva, de acuerdo a la fe que profesamos y no como el pueblo hebreo en tiempos de Moisés, que fue infiel a Dios en su peregrinar en el desierto, donde cayeron en la idolatría y en otras conductas negativas. 

A lo mejor nuestros ídolos no son ahora “becerros de oro”, pero son ídolos porque son sustitutos de Dios: el afán desmedido del dinero, del placer o del poder, el racionalismo exagerado que se toma como criterio exclusivo de la verdad, el egoísmo, la soberbia y la injusticia. 

Frente a los errores y exageraciones, propias de nuestro tiempo, frente al desorden y el pecado, el mensaje que la Palabra de Dios nos presenta esta semana es una invitación a superar esas conductas para crecer y avanzar hacia una vida de equilibrio y crecimiento. 

El Dios de Jesucristo, que es Dios de amor y de vida, respeta la libertad humana en todos los acontecimientos y los sucesos que vivimos, y nos invita siempre a convertirnos y a vivir de acuerdo al mensaje del evangelio; nos invita a una vida más humana, más libre y por lo mismo más feliz. 

Se trata de una invitación urgente y estimulante a la conversión, a un cambio de sentido, de estilo de vida, de forma de pensar y de actuar. Una invitación a liberarnos de todo lo que nos impide madurar como personas y a convertir nuestro corazón al amor de Dios y al prójimo, como camino en el que siempre podemos progresar. 

Con la parábola de la higuera estéril Dios nos dice que espera de nosotros resultados positivos. En realidad, Dios quiere vernos crecer y dar lo mejor que poseemos, sin quedarnos en la mediocridad, por miedo a arriesgar, por costumbre, pereza o rutina. 

Dios es un sembrador paciente y amoroso, que ofrece siempre una nueva oportunidad y espera una respuesta positiva de nosotros. Jesús nos acompaña con cariño, paciencia y dedicación y nos garantiza el triunfo final, a pesar de las dificultades que se interponen en el camino de la vida. Nos repite y nos demuestra que nuestro Dios es un Dios de amor, un Dios paciente y misericordioso. 

Esta cuaresma es tiempo de conversión y de cambio. No olvides que Dios y tus seres queridos están esperando resultados positivos; es tiempo de avanzar y dejar atrás el mal y el pecado. 

+ Juan Navarro Castellanos 

Obispo de Tuxpan

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