Por: Tere Quintanilla
Con una procesión y la bendición de ramos, hecho que rememora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, el obispo de la diócesis de Tuxpan, Juan Navarro Castellano presidió el inicio de la Semana Santa.
Ante cientos de feligreses que llenaron la santa iglesia catedral “Nuestra Señora de la Asunción”, el obispo de la diócesis llamó a no convertir a la Pasión y Muerte de Cristo sólo en un hecho histórico, sino en la piedra angular de la fe en su Resurrección.
Puntualizó que el principal legado de Jesús está en convertir a las personas en seres nuevos y alejarlos de situaciones mundanas para encontrar el verdadero camino y la salvación eterna.
"Ojalá y no nos contentemos con recordar piadosamente la Pasión histórica de Jesús, sino que nos esforcemos por mitigar activamente las pasiones cercanas de los hombres que se cruzan por nuestro camino", señaló
Remembranza
La procesión de ramos viene evidentemente de los que paso en la vida de Jesús antes de su pasión y muerte; cada iglesia fue tomando esta costumbre y celebrándola en particular; no hay verdadera celebración de domingo de ramos sin procesión y sin lectura solemne de la pasión.
La iglesia católica ha querido darle un sentido más a esta celebración lanzando el reto a los jóvenes a participar en estas ceremonias; la intención de este hecho es invitarlos a dejar entrar a Cristo en su vida y que proclamen su presencia y soberanía sobre el mundo con su testimonio.
En la semana mayor se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días. La semana santa comienza con el domingo de ramos en donde Jesús es aclamado como el Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los cristianos.
El significado de los ramos
Los ramos no son algo así como un talismán, ni un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito, expresión de la fe de la iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte en la salvación de todos los hombres; por eso el domingo de ramos tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.
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