EXPERIENCIAS POLÍTICAS EN LA ZONA SUR DEL ESTADO
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
Cuando realizábamos las giras hacia la zona sur del Estado de Veracruz, viajábamos vía autopista por la Tinaja y, nos íbamos de frente hasta llegar al bello puerto de Coatzacoalcos, (que en náhuatl significa “lugar donde se perdió la serpiente”).
Ciudad de raíces Olmecas, es Coatzacoalcos y, una de las más importantes y desarrolladas del sur del Estado por su calidad de puerto de altura y cabotaje y por el auge de los complejos petroquímicos de: Pajaritos, Morelos, y Cangrejera. Desde 1881 se le llamó Coatzacoalcos, nombre que cambia a Puerto México de 1900 a 1936, regresando después al nombre original. Actualmente se le conoce como la “Puerta del Sureste” y su afluencia turística y comercial es muy intensa y estable.
En Coatzacoalcos cabecera, las mujeres daban muestra de extraordinaria madurez y trabajo. Iris Rojas Cabrera, héroe de mil batallas políticas, era quien fungía como nuestra coordinadora de la zona sur 1 y además del distrito. En la cabecera, hacia mancuerna con Margarita Chávez Ramírez, como dirigente municipal, además de contar con un Comité Financiero a cargo de Francisca Jiménez Calero y un grupo de compañeras que representaban a los diferentes grupos económicos, sociales y políticos, entre ellas: Rosita Caamaño, Angelita Pulido de Hernández Toledo, entre otras. Todas trabajando al parejo, dando resultados de primer nivel en los compromisos sociales y político-electorales. Por lo tanto, recorrer el distrito nos llevaba tiempo, pues era llegar hasta los límites con el Estado de Tabasco. Las dirigentes municipales del distrito eran: de Agua Dulce, Rosalinda Vigo Brunet; Nanchital, María Esther Rico de Manzanillo y Marbella López Cruz; Ixhuatlán del Sureste, Evelia Guillen González; Moloacán, Irma Colín Cortes.
Sin duda el poder petrolero en estas regiones era decisivo, con las secciones 11 de Nanchital y la 31 de Coatzacoalcos, contando con el apoyo siempre de sus líderes regionales. Y como buena región de hombres y mujeres de mucho trabajo y carácter y de fuerte ascendencia sindicalista y política, los cambios de dirigencia femenil, se convertían en verdaderos retos.
Cómo recuerdo, lo complicado que resultó el cambio de dirigencia en Agua Dulce, Ver. Las cosas se pusieron muy difíciles, porque había varios grupos que se disputaban el cargo. Para ello, nos organizábamos bien para enfrentar lo que fuera, y se coordinaba un “convoy” en donde se incluían varias amigas porteñas a las que apodábamos las “fedayines” (para lo que se ofreciera) y, apoyadas localmente con nuestra amiga Angélica Brito Gómez, tratábamos que las elecciones de dirigencia se hicieran apegadas a las normas de la organización y acordadas para el proceso. Las delegadas tenían la encomienda de cumplir al pie de la letra con ello. Pero en el pueblo, había compañeras que estaban acostumbradas a la “vieja usanza” y pensaban que a través de la fuerza y presión…incluso de la agresión, era la forma en que podían imponer las dirigencias.
Llegamos al pueblo de Agua Dulce y ya nos esperaba el Presidente Municipal para ponernos en antecedentes. Éste nos comentó que la elección ya se había realizado, que las mujeres acreditadas del CIM estaban dentro del recinto, que ya habían votado y me esperaban para que reconociera a la dirigente; pero que… había un grupo inconforme, que había abandonado la sesión y que se había apostado a las puertas del auditorio para impedir que yo entrara a legitimar la elección de la dirigente. Este grupo lo encabezaba una mujer muy aguerrida: Dora María Alejandro Martínez, que se dejaba acompañar por un buen número de mujeres, desgraciadamente manipuladas por líderes varones que necesitaban la organización para sus fines políticos. Y el Presidente Municipal preocupado, me pidió: “mejor suspenda el acto pues están muy agresivas… y no quiero que alguien salga lastimada”.
Llamé a las delegadas para que me informaran si todo se había hecho correctamente, y me dijeron que sí, cheque el padrón (credencial, foto y firma) y entre la coordinadora distrital y su servidora, lo avalamos. Luego entonces, no había más que llegar al recinto y proceder a nombrar a la nueva líder. Pero, para ello, le pedí a Iris, que me cubrieran con las “fedayines”, y se trajera a otras mujeres que permanecían en El Parque y que no habían podido entrar, pidiéndoles que nos acompañaran. Nos juntamos como 150 mujeres y emprendimos una marcha desde la Presidencia hasta el recinto, gritando: “¡unidad, unidad, unidad…!”. Cuando llegamos al lugar, empezó el jaloneo, avanzaba dos pasos y me regresaban tres, lo intenté varias veces y pese a los empujones, el grupo de protección me cercó, y me les escabullí por un lado. Cuando me di cuenta, yo ya estaba dentro del recinto y me subí hasta el pódium, tome el micrófono y desde ahí empecé mi mensaje, que inicio muy suave pero terminó muy fuerte y exigente, concluyendo con el reconocimiento de la nueva dirigente: Rosalinda Vigo Brunet.
Y entonces le dije a la compañera Dora, que: “lamentaba la forma en que habían tratado de detenerme, pero que yo la invitaba a que se sumara con su grupo y le reconocía su liderazgo formando uno independiente, al que llamaríamos: “Mujeres aguadulceñas en solidaridad”, con ella a la cabeza. Le pedía que lo aceptara, porque las organizaciones independientes iban a depender de un consejo estatal, encabezado por mí y no de la dirigente municipal y…sobre todo la invitaba a dar una muestra de unidad y no de división”. Eso le gusto y lo aceptó, y procedí a tomarle la protesta en el momento. Todas celebramos la decisión y salimos en marcha unidas hasta la Presidencia. Cuando nos vio el Presidente Municipal, no lo podía creer.
Y así es, que nació la estrategia de la creación de las organizaciones independientes, que después de ese hecho, proliferaron en todo el Estado de Veracruz dentro de la organización de las mujeres priistas, sumando líderes al por mayor. Cabe decir que, de las organizaciones femeniles independientes, surgieron varias Presidentas Municipales en el Estado.
En estas giras, también tocaba visitar el distrito de Cosoleacaque. Lo empezábamos a recorrer desde muy temprano, y se hacían las reuniones de trabajo en las ganaderas locales y regresábamos ya por la noche a dormir nuevamente a Coatzacoalcos. En Cosoleacaque teníamos una coordinadora distrital muy modesta, pero de gran capacidad de liderazgo: Flora Prieto de Domínguez y como coordinadoras municipales: Cosoleacaque cabecera, Nadia del Ángel Montes de Oca; Chinameca, María Luisa Sánchez Flores; Jaltipan, María Esther Aguirre López y el grupo de María Isabel Aguilar Antonio; Mecayapan, Elida Cruz Lorenzo; Oteapan, Aquilina Martínez de Francisco y el grupo de Ma. Luisa Temich Chibamba; Pajapan, María Luisa Antonio Jáuregui y el grupo de Georgina Tino Martínez; Soteapan, Graciela Cervantes Cruz; Texistepec, Elsa Alvarado Anestoso; Zaragoza, María Antonia Salomé de López. En este distrito siempre destacó el liderazgo de las familias Cadena y Merlín Castro, siendo Gladys una pieza fundamental en el trabajo de las mujeres del distrito.
En esta región las mujeres son de raíces indígenas, pero letradas, pues ya han terminado de menos su primaria; pero aún se conservan en algunos lugares las prácticas patriarcales. Recuerdo que en una ocasión, se propuso a María Antonia Salomé, para la Presidencia del Municipio de Zaragoza y fue tan curioso el hecho, de que ella hiciera viaje especial a Xalapa para pedirme que la borrara de la lista y me pedía, pusiera a su esposo, lo que por supuesto, dio como resultado mi negativa y una buena llamada de atención a la compañera y recuerdo que entre muchas cosas le dije: “Ma. Antonia, la candidata eres tú, la gente te quiere, el que a tu marido le tengas respeto en la casa, no significa que tenga que mandar sobre ti en lo político”. Lo entendió, pero era mayor el miedo a contradecir a su esposo, que la hizo desistir en el propósito en esa ocasión; años siguientes, si llegó a ser Presidenta Municipal de su pueblo.
Igualmente en Minatitlán, teníamos líderes de mucha capacidad, siendo las siguientes: Brígida Rodríguez Fuster, como coordinadora distrital; Minatitlán cabecera, Marcela Razo Salinas y un Consejo Consultivo que encabezaba, Virginia Nolasco Alcántara; Las Choapas, Rosa Rueda Ramos, que operaba junto con un Consejo Consultivo encabezado por María de Jesús Rosas Cortes; e Hidalgotitlán, Isabel Pérez Cruz. Igualmente en esta ciudad petrolera hasta la sepa, las reuniones se organizaban de manera coordinada con los líderes de la sección 10 de STPRM. Y sabíamos que de esta manera se garantizaba la calidad y nivel de liderazgo de las compañeras que les tocaba dirigir la organización femenil, tanto en la cabecera, como en las demás municipios. De nuestros amigos los dirigentes petroleros, siempre agradecimos su disposición para que la organización femenil cumpliera con creces su trabajo, porque les otorgaban todos los apoyos y facilidades. Así que las cosas en Minatitlán, marcharon siempre de manera correcta.
De regreso al centro del estado, organizábamos el recorrido hacia los distritos de Acayucan, San Andrés Tuxtla y Cosamaloapan, región que nos controlaba de manera muy eficiente nuestra coordinadora de zona sur 2, Silvia Ramón de Alceda, mujer alvaradeña de gran experiencia y liderazgo. En Acayucan, las mujeres que ahí colaboraban eran: como coordinadora distrital, Josefina Escobar Orozco; dirigente municipal, María Concepción González Cruz; Hueyapan de Ocampo, Luz María Ávila Pulido; Jesús Carranza, Nancy Soto Ortega y el grupo de Juventina Chagoya de Márquez; Juan Rodríguez Clara, Marlene Landa Sánchez y el grupo de Guadalupe Navarrete Pucheta (qepd), además de un Consejo Consultivo en este municipio que encabezaba, Alba Imelda Martínez; Oluta, Josefina Octárula Granda; San Juan Evangelista, María Isabel Tadeo Domínguez; Sayula de Alemán, Célida Cruz Felipe, apoyada también por Macedonia Martínez Martínez y Angélica Isidro Martínez; y Soconusco, Martina Rosas Limón. Con todas ellas, pudimos sacar con éxito las convocatorias y elecciones del momento.
Dejando atrás el distrito de Acayucan, viajábamos al distrito de San Andrés Tuxtla y el ambiente empezaba a cambiar. Kilómetros adelante, la naturaleza nos ofrecía un paisaje selvoso, con clima caluroso-húmedo, peculiaridad del territorio de los Tuxtlas; y casi llegando a Catemaco, desde la parte alta de la carretera, se observa el pueblo con su impresionante y bella Laguna. Ahí teníamos una excelente dirigente distrital nacida en San Andrés, Luminosa Valladares, que junto con las coordinadoras municipales: Minerva Bustamante Domínguez por Catemaco; San Andrés (cabecera), Reyna Pérez Ortiz y el grupo de Militza Villanueva Tenorio; Ángel R. Cabada, Aurora Calderón Marcia, apoyada por el grupo de Esther Fomperoza; Villa Azueta, Elisa Bravo de Cervantes y el grupo de Sandra Lagos; Villa Isla, Roxana Guerrero Hdz.; Playa Vicente, Andrea Vázquez Ñeco y Edith Sosa; Lerdo de Tejada, Eli del Carmen Herrera Díaz; Santiago Tuxtla, Mauricia Simonín Elías y Salta Barranca, Maricela Medina Rodríguez, hacían que este distrito brillara en organización y eficiencia.
Igualmente el distrito de Cosamaloapan, controlado por una gran dirigente, Olga García de Vega y las dirigentes municipales: de Cosamaloapan-cabecera, Rosalba Balderas de Márquez; Acula, Sofía Sánchez Guzmán; Nopaltepec, Isabel de la O. Lavalle; Alvarado, María Luisa Almeyda Cruz; Amatitlán, Petra Elsa Vidal Palmeras; Chacaltianguis, Teresa Torres Tejeda; Santiago Ixmatlahuacan, Lucinda Ramón Santiago; Otatitlán, Amparo Márquez de Joachín; Tierra Blanca, Josefina Vargas de Glz; Tlacojalpan, María Anselma Amador Corona; Tlacotalpan, Felipa Martínez Villa; Tuxtlilla, Gloria Ortega Rodríguez; y Tres Valles, Isabel Marquina Salomón.
En Cosamaloapan, también tuvimos un desaguisado muy serio, cuando fuimos a tomar protesta a las coordinadoras municipales. Reunidas todas en sesión distrital, nos enfrentamos con un grupo de mujeres de la comunidad de Carlos A. Carrillo (aun no era municipio), comandadas por un líder popular de la zona (por cierto famoso porque se había bordado los labios en protesta contra sus dirigentes). Estas mujeres, no aceptaban depender de la dirigente de Cosamaloapan y exigían tener ellas su propia líder. Las inconformes se apostaron en la entrada del recinto municipal y estaba tan fuerte el problema que, en esa ocasión, tuvimos que entrar con protección de la policía municipal y por fortuna después del jaloneo, entré y logré tomar la protesta a todas las dirigentes. Y en mi discurso, mencioné con energía, que: ¡“mientras yo fuera la dirigente estatal, nos íbamos a respetar y quien no lo hiciera, tenía otros espacios en el partido para irse a refugiar en ellos. Pero si querían conservarse en el CIM, se tenían que ajustar a las normas de convivencia y respeto entre las compañeras y dirigentes!”. Y rematé diciendo: “¡esas son las condiciones, lo toman o lo dejan!”. Por fortuna, el mensaje tuvo impacto y logré hablar al final del acto con las inconformes, reconociéndoles a Concepción López Márquez, como su dirigente de la comunidad de Carlos A. Carrillo, para dejarlas tranquilas y trabajando.
La estructura del Consejo para la Integración de la Mujer (CIM), era de carne y hueso; era, como yo les decía: “real y leal”, y por eso podíamos presumir de una convocatoria de miles de mujeres organizadas y capaces, en todo el Estado de Veracruz. Y tuve el privilegio de representarlas y de aprender juntas a hacer política de altura. Gracias y hasta la próxima, que espero sea el último de estos relatos
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