Uriel Flores Aguayo
Pensé cándidamente que pasadas las elecciones los jefes oficiales de la pandilla popularmente conocida como PRD-rojo les indicarían que guardaran silencio y nos respetaran, me equivoque: un poco por su propia naturaleza corriente y mediocre pero sobre todo por el uso que les dan para el trabajo sucio, estos personajes folclóricos y de pacotilla siguen alegre e irresponsablemente con su actividad nociva, esencialmente destructiva y de auto consumo. Los grados de vileza y cinismo con que actúan ya entran en el terreno patológico.
Consideraciones psicológicas aparte, dado su peligroso y patológico perfil, hay un fondo político al qué hay que referirse: el PRD en Veracruz ha descendido a niveles marginales de tal magnitud que se coloca en acelerado proceso de extinción; es muy difícil que logre algo en el 2015 sin una renovación de fondo. Su realidad lastimera es el resultado de sus bajas votaciones, de su desprestigio, falta de estructura y el atamiento a los intereses oficiales. Estamos en la ruta de la inviabilidad, en ese estado en qué, hagas lo que sea, ya no cuentas; en estos momentos ya somos un partido del montón y cada vez más desprestigiados.
En el ocio, más preocupados por repartirse el botín, ahora los voceros del PRD-rojo están empeñados, declarativamente, en expulsar a los que les resultamos incómodos y un obstáculo para sus negocios; a cada rato, pensando ser graciosos, grotescamente salen a despotricar y tratar de ofender a sus adversarios internos; para ellos no hay problemas en Veracruz, todo es color de rosa; lo único que les preocupa es no tener testigos y críticos de su conducta lacayuna con el poder local. Tal vez a estas alturas ya sea innecesario recordar el origen de los conflictos internos de este año, pero hay que hacerlo porque la memoria es frágil, casi todo se olvida, y debe quedar registro histórico para el desenlace y el deslinde de responsabilidades: todo viene del intento de coalición opositora, que género una reacción furibunda del poder derivada en la formación de un Consejo espurio y la colocación de un presidente de papel; habiendo dado ese paso vino el reparto de las candidaturas entre los personajes que habían participado ( y cobrado) en el alquiler del PRD como franquicia y el uso a discreción del registro partidario para candidaturas que fragmentaran a la oposición real o sirvieran de desahogo a personajes que no tuvieran cabida momentánea en el PRI . Todo indica que el plan es de largo plazo, que se pretende mantener al PRD en esa situación hasta convertirlo en una comparsa oficial sobre todo para el relevo de Gobernador en el 2016.
Para los perredistas de siempre e independientes cada vez es más difícil mantenerse en sus filas, cada vez los márgenes se estrechan más y más, resultando, al final, mayor agravio y desprestigio para uno continuar ahí . Todo tiene límites, se presenta la coyuntura de la renovación de las diligencias nacionales y locales para marzo, prácticamente ese es el plazo máximo para estar o no en el PRD; si se logra superar el control burocrático y mafioso de " los chuchos" habrá futuro como para pensar en un partido de oposición, independiente y de izquierda; esta condición vale para Veracruz, donde tendríamos que quitarle al oficialismo el control del PRD local. Si eso sucede hay futuro en el PRD para los que tenemos ideología, trayectoria y compromiso social.
Recadito: reclaman los carniceros de Banderilla que se les comparé con los chicharroneros del PRD-rojo
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