Uriel Flores Aguayo
Sin que mediara oferta y plataforma electoral alguna, es decir, en forma autoritaria e ilegítima, Peña Nieto presenta su iniciativa de reforma energética; es importante este dato porque le da un perfil antidemocrático e impositivo a este esfuerzo privatizador. En democracia normal primero se presentan las propuestas para ser votadas, una vez que se obtiene el respaldo y la aprobación ciudadana, se convierten en iniciativas legales; en nuestro país eso no ocurre, el poder actúa discrecionalmente y con engaños, apostándole a la confusión y el mareo mediático. Podemos decir, por lo tanto, que la propuesta de reforma energética del Gobierno Federal es antidemocrática .
Pretender la reforma de la constitución en sus artículos 27 y 28 solo se explica por las intenciones privatizadoras, una vez que lo logren mostrarán sus verdaderos planes; quitando los candados que a la Constitución le puso la historia y el interés general de la nación, harán lo que quieran, irán a fondo en sus pretensiones desnacionalizadoras . Piensan que llego el momento y traen la carga de abultadas facturas económicos que supone su carrera por el poder; además, cuentan con el apoyo legislativo y político de la derecha Panista, así como la docilidad de la mayoría de la burocracia del PRD.
La estrategia federal respecto a esta iniciativa trae un par de llamativas novedades: la reivindicación parcial de la figura y discurso de Lázaro Cárdenas, y una apabullante publicidad para deslindarse de la sospecha de intenciones privatizadoras. Evidentemente lo de Cárdenas es tramposo y abusivo, sacándolo de contexto y suprimiendo sus planteamientos más nacionalistas; simplemente, la expropiación no se explica si no es por la prepotencia y explotación de las compañías extranjeras; la privatización es obvia, se explica sola; no lo van a decir en esos términos, van a intentar ocultar sus verdaderas intenciones por el desprestigio que han traído las privatizaciones previas, sobre todo las del periodo Salinista.
Sólo los afanes de negocios para la oligarquía nacional y los capitales internacionales explica que se quiera compartir el gran negocio que es PEMEX; por supuesto que no debe perderse de vista el financiamiento que hayan dado a la carrera de Peña Nieto, y al grupo " Atlacomulco ". Dudo racionalmente de las buenas intenciones del grupo Peñista, no creo que tengan intenciones de interés general y colectivo.
Aún con los votos legislativos a favor, tienen un gran déficit en el apoyo social de los Mexicanos, por lo cual tienen que hacer casi milagros para convencer de sus buenos propósitos. La experiencia de las privatizaciones es la corrupción y resultados contrarios a las metas con las que Justificaban sus iniciativas; igual que ahora, cuando hablan de abaratar los costos de la energía y de generar empleos, en el pasado, en acciones similares, también se nos dijo que recibiríamos beneficios. Así fue con TELMEX, con IMEVISION, con los Bancos, etc., con resultados negativos para la mayoría de la población ; de esa etapa PRIÍSTA, surgió el hombre más rico del mundo, nuevos ricos, nuestra dependencia bancaria del extranjero , la otra rama del duopolio televisivo, entre otros efectos nocivos para el interés general de nuestro país.
La iniciativa debe analizarse en sus méritos, en razón de nuestra historia y por sus consecuencias económicas. Mientras vivamos en una democracia tan limitada y con un estado de derecho tan precario son muchas las posibilidades de que la industria energética se meta en un laberinto de litigios y corrupción en el que México salga perdiendo. Son tiempos especiales, de definiciones sobre el rumbo del país, por lo tanto hay mucho que hacer en términos informativos, de debate y de lucha.
Recadito: La izquierda Veracruzana vive.
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