lunes, 25 de noviembre de 2013

De libros y otros chuchos

La princesa que creía en los cuentos de Hadas

Por: Nancy Jácome

Días atrás estaba viendo las caricaturas para reírme un rato; fue entonces cuando vi dos comerciales muy diferentes; en uno presentaban a niñas con arcos, flechas, armas de color rosa peleando cual guerreras y en otro aparecían dos pequeñas niñas con un bebe de juguete que llora cuando lo desatienden. 

Entonces me di cuenta que a la mayoría de las mujeres nos enseñan desde pequeñas que lo más importante es ser madre, sin embargo en la actualidad hemos visto evolucionar drásticamente este rol, lo cual me recordó el libro “La Princesa que creía en los cuentos de Hadas” de Marcia Grad. 

Mundialmente las mujeres siempre estamos tratando de ser perfectas, para nuestros padres, para nuestros amigos, para nuestra pareja e incluso para quienes no nos agradan, dejando en ocasiones de ser nosotras mismas para complacer los estereotipos de la sociedad, muchas veces porque así se nos exige y no tenemos el poder de decir ¡no! O como dice en el libro es mucho más fácil complacer y pasar a ser las víctimas esperando un príncipe o un milagro que nos rescate. 

En este libro de superación personal, la protagonista Victoria se ve obligada por sus padres a ser una perfecta princesa desde temprana edad y a guardar bajo llave a Vicky, quien es su verdadero yo, un encierro que dura hasta que encuentra a su príncipe azul, el cual se gana la confianza de la princesa para presentarle a su mejor amiga. Transcurridos unos años de matrimonio el príncipe deja salir su verdadero “yo”, dejando de ser encantador y convirtiéndose en una absoluta bestia contra la que debe luchar la princesa. 

Victoria empieza su camino siendo una víctima, dándose cuenta posteriormente que su amado príncipe no es más que un ser humano con errores y aciertos, y que probablemente él no la rescatara. 

La princesa tiene que llevar acabo un viaje largo, tedioso, complicado, lleno de sufrimiento, que en muchas ocasiones cree y asegura no merecer ¡y tal vez sea cierto! Pero eso no quita que las personas no suframos en algún momento para saborear los pequeños momentos de felicidad y para ser quienes somos realmente. 

Es un libro que invita a la reflexión sobre los cuentos de hadas con los que hemos sido educados, donde se les dice a las mujeres que llegara un príncipe azul en armadura y montado en un caballo blanco para rescatarlas. Te hace consiente de hasta qué punto tú has permitido que te traten como lo hacen las personas. A comprender que la gente te puede amar a su manera, pero eso no significa que debas quedarte a recoger las migajas de su amor, a ver claramente cuanto es lo que estas dispuesta a soportar por recibir pequeñas y ocasionales muestras de afecto por miedo a quedarte completamente sola. 

Es un libro que te hace ver que aunque no te guste reconocer tus errores, nadie es más culpable que tú por ellos, te deja ver la realidad de las cosas y que el papel más importante en la historia lo juegas tú. Pero también te dará herramientas para saber cambiar de víctima a la persona que realmente eres. 

Finalmente cierro con una frase de este libro que te hará plantearte algunas preguntas “La gente se convierte en víctima de victimas cuando su necesidad de ser amada eclipsa su necesidad de ser respetada”.

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