sábado, 28 de diciembre de 2013

AÑO NUEVO EN TIEMPOS VIEJOS

Uriel Flores Aguayo 

ufa.1959@gmail.com

LLegamos al año 2014, algunos viviendo como queremos y otros como podemos; se puede generalizar el estado de las personas en un territorio determinado, pongamos por ejemplo a XALAPA, pero todavía encontraríamos matices y excepciones. Son el trabajo y la economía las grandes influencias del momento, vitales, sin perder de vista las múltiples labores que se realizan simultáneamente, como ser estudiante en una ciudad como la nuestra, donde esa actividad es dominante. La individualidad cuenta mucho, es en la circunstancia personal, de cada quien , donde se puede valorar la situación real de las personas: saber si tiene salud, si forma familia, amores y desamores, metas cumplidas, alimentación y peso, si tiene trabajo, y sino cuanto lleva y como la lleva de desempleado, si es religioso, mitos y manías, si hace deporte, como le va con la tecnología, si esta agrupado socialmente, deudas, proyectos, nociones ciudadanas y democráticas, en fin, todo como es la vida, donde sea, en cualquier nivel social.

Nos llega otro año, inevitable como es el tiempo, que nunca se detiene; son números, es cuantitativo, que hay que acompañar y llenar con nuestra vida. Puede ser un año nuevo en sentido amplio o uno más , puede ser de calidad y de riqueza personal pero depende de nuestra voluntad, actitud y disciplina; no hay de otra, el año nuevo no nos trae nada más que el tiempo y espacio para que nosotros lo completemos de cuestiones positivas o negativas, de acuerdo a lo que queramos para ese lapso o para un periodo más largo de nuestra vida. Un primer paso que se debería aplicar es no refugiarse en los brazos rudos del fatalismo, hacer un esfuerzo por entender lo que pasa a nuestro alrededor y localizar las grandes influencias sociales, económicas y políticas en nuestra realidad colectiva e individual. Tener perfectamente claro que lo que no hagamos nosotros por los demás y nosotros mismos nadie lo va a hacer; que nuestra suerte depende de nosotros , de lo que hagamos cotidianamente, de nuestra iniciativa, de hacer el bien. El año próximo no tiene elecciones federales ni locales, no habrán , por lo tanto , campañas ni mentiras abrumadoras; el crecimiento de la economía es un enigma en vista del fracaso del Gobierno de Peña Nieto,en su primer año de administración con un crecimiento de un pinchurriento punto por ciento y por las expectativas que están generando ellos mismos con la reforma energética.

Es de esperarse que por fin se hagan las cosas bien en materia de seguridad, donde la sociedad sufre y es vejada permanentemente; es impresionante la ineptitud y complicidad de los cuerpos armados oficiales a estas alturas de lo que fue la loca guerra de Calderón y el zigzagueo Peñista. De Veracruz se espera todo y nada, todo por los rezagos y nada si lo dejamos en manos del grupo Gobernante y las élites tropicales que le hacen comparsa. Veracruz depende hoy más que nunca de la marcha de la federación dada su precariedad financiera; en materia política vendrán las adecuaciones de acuerdo a las reformas nacionales , pero no se prevé un intento democratizador, no van por ahí. 

El estado de nuestra democracia es lamentable, de lo peor en décadas, sin oposición y contrapesos, al grado de ser muy similar a las famosas repúblicas " bananeras" Centroamericanas. En lo que llegan las grandes transformaciones, que serán resultado de nuestro trabajo consciente y duradero, cotidiano, celebremos el año nuevo a gusto con nuestra manera de ser si estamos en la actitud positiva, en la resistencia, en la búsqueda de alternativas . Respeto al buen ciudadano, al hombre y mujer que ponen por delante su dignidad , al que es libre , al que es capaz de romper con la unanimidad, que tiene criterio, que se conmueve y hace algo por los demás; esos son los que hacen la diferencia y muestran la ruta valedera. 

A mis lectores les deseo un año que sea nuevo en todos los sentidos y que las metas que nos fijemos se realicen.

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