lunes, 20 de enero de 2014

Expediente 2014

Un cafecito con Pepe Yunes

Luis Velázquez

En el Instituto Electoral de Veracruz hay unos mil ciudadanos de apellido Yunes, que se mezclan y entremezclan con otros. En total, de norte a sur de la entidad calculan una población de unos 1,500 Yunes, incluidos los hijos menores, por ejemplo.

Los Yunes llegaron al país caminando desde el Medio Oriente, donde, por cierto, existe un pueblo con su apellido. Yunis se llama, ubicado a 4 kilómetros del mar Mediterráneo, al suroeste de la Franja de Gaza, pueblo de refugiados palestinos de la guerra árabe-israelí 1948, y que desde el siglo XIV fue refugio de peregrinos y viajeros, tan combativo que participó en la Guerra del Sinaí, 1956, y desde su territorio han disparado más de dos mil cohetes, con Hamas de liderazgo, contra Israel.

Luego de desembarcar en el puerto jarocho, cada familia agarró camino. Unos, por ejemplo, quedaron aquí. Otros, trotaron a la ciudad de México. La Cuenca del Papaloapan. Los Tuxtlas. Xalapa. Perote. La región centro. Etcétera.

Años después, la primera expresión fue de unos Yunes bragados y aguerridos. Incluso, siempre se dijo que los Yunes de Perote, por ejemplo, son más guerreros que los Yunes de Soledad de Doblado, donde naciera Miguel Ángel Yunes Linares, y de Paso del Macho, donde naciera Héctor Yunes Landa.

Por ejemplo, en la vida política se recuerda el sexenio de Fernando López Arias, el mejor gobernador en la historia local, cuando una noche jugando póker con el abuelo del senador José Yunes Zorrilla discutieron por una jugada.

Entonces, y de pronto, el rafagueo verbal entre López Arias y el abuelo de Pepe Yunes se dirimió a balazos. Un pistolero del gobernador fue más rápido, sacó la pistola, hirió y quitó la vida al ancestro del senador.

Sin embargo, en el imaginario colectivo la imagen de Miguel Ángel, por ejemplo, es de un peleador callejero como también de Héctor. En contraparte, la imagen de Pepe es de un hombre sereno y reposado. Miguel Ángel dice que es una dama. Ceferino Tejeda, secretario de Acción Electoral del CDE del PRI, dice que es un caballero.

Pero sin duda, igual que, digamos, el presidente Enrique Peña Nieto, ejercita una acción pública con la mano derecha (la diplomacia, el cabildeo, la cortesía y la decencia, la sonrisa) y otra con la izquierda (la firmeza) para lograr el equilibrio en la vida.

“MI PADRE, RESPETUOSO DE LA LIBERTAD”

Por ejemplo, mientras Pepe come un sándwich, porque son las 7 de la noche y se malpasó con la comida por andar en el cabildeo legislativo, Ceferino Tejeda cuenta los años aquellos de cuando fuera presidente municipal en Perote, a los 26 años de edad.

Entonces, y como en todos los pueblos del mundo, el problema de los ambulantes se multiplicaba.

Y sin utilizar el garrote ni el tolete, sin reprimir a ningún vendedor con un desalojo en la madrugada, a partir del diálogo incesante, el alcalde los reubicó y ahí quedaron el resto del trienio.

Su paso en el CDE del PRI fue para sumar y sumar a los diferentes actores políticos, que es, además, la tarea de un presidente, y por supuesto, sin entrar en rudezas innecesarias ni tampoco en alardes ni desplantes ni menos, mucho menos, en el litigio mediático.

“Mi padre es un hombre respetuoso de la libertad, que es el derecho a elegir, de sus hijos. Y, claro, es un gran apoyo; pero al mismo tiempo, un hombre respetuosísimo” dice el senador.

Entonces, otro amigo del senador cuenta una anécdota donde el padre estaba con sus hijos José y Ramsés con un gobernador (que omite el nombre) y en donde hablaban, incluso, de candidatear a Ramsés para un cargo público.

El padre dijo, firme y categórico: “Aquí, en la familia, el único que se dedica a la política es José. Ramsés se dedica al micrófono. Yo, fabrico cal. Mi esposa, ama de casa”.

LA FUERZA DE LA RAZÓN

Quizá la firmeza en el carácter, el temperamento, los principios, los ideales y las convicciones del senador quedaron manifiestas con la reforma hacendaria.

De entrada, es presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado de la república.

Prudente y paciente, tolerante, supo cabildear con sus colegas de otros partidos políticos y con los del mismo PRI, sin entrar en raspaduras innecesarias, operando y concertando, como un gran puente de Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda, su condiscípulo en el ITAM, y amigo desde hace unos 20 años, fecha aquella cuando también iniciara la relación amical con José Antonio Meade y Fernando Aportela, y de quienes Pepe se expresa con afecto; pero con discreción política, a tono con su identidad.

Y, bueno, la reforma hacendaria pasó, digamos, fast track en el Senado, con el granito, granote de arena del cabildeo fino y terso, pero firme, de Pepe Yunes.

Incluso, tan es un político firme que con delicadeza pone un freno de mano a temas, digamos, ríspidos, incómodos quizá para otros, porque prefiere alimentar sus horas y sus días de temas positivos que como la Biblia para los católicos, el Corán para los musulmanes, le permite empujar la carreta.

A diferencia de Miguel Ángel y Héctor Yunes, Pepe apuesta a la fuerza de la razón para caminar, sin que nadie olvide que sus genes pertenecen a los Yunes de Perote y el cordón umbilical quedó enterrado en la Franja de Gaza, donde siguen luchando por un Estado Palestino

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