martes, 18 de febrero de 2014

POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

En recuerdo de Doña Alicia Ávila de Fernández

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo 

Fueron muchas las obras de solidaridad y apoyo que hiciera una de las mujeres más valiosas que habitara nuestro estado de Veracruz: Doña Alicia Ávila de Fernández, veracruzana por adopción y dama de gran calidad humana, quien falleciera a los 93 años en la ciudad de Xalapa.

Esposa de uno de los impulsores de la modernización de la capital veracruzana, en la primera década del siglo XX, Don Justo Fernández López y madre de hombres prósperos e igualmente generosos: Justo, Maximino, Manuel, Alejandro, Carlos Rodrigo y Maximino Alejandro. 

Doña Alicia impulsó obras importantes motivada por su gran vocación de servicio a sus semejantes, entre otras: La Casa Hogar del Niño Xalapeño, El Centro de Desarrollo Integral (CEDAI), la Escuela Industrial para señoritas “Concepción Quiroz Pérez”, la escuela primaria “Las Animas”, para los hijos de los trabajadores e impulsora de los desayunos escolares para sus alumnos, etc. Así mismo, conformó la asociación “Adopte una obra de arte” preocupada por rescatar y preservar las reliquias históricas, edificaciones y todo aquello que pudiera considerarse patrimonio cultural de la región, entre ellas las iglesias de: Las Ánimas, Chiltoyac , Santiaguito, y la de San Antonio Limón, Totalco. Igualmente la restauración y preservación de pinturas y sitios históricos de Xalapa como: El Paraninfo del Colegio Preparatorio de Xalapa, el Callejón de Jesús te Ampare, el monumento a La Madre, entre muchas otras, cuya hermosura tendrá siempre el símbolo de la mano magnánima de Doña Alicia. 

Y era tan modesta Doña Alicia que no permitía que se publicitaran sus acciones y sólo como muestra un botón, recuerdo un hecho que me consta que me tocara en el año 1995 y que lo comparto con gran respeto.

Recién había pasado el Huracán Roxanna que desoló la costa del pacifico, pero que sus remanentes afectaron seriamente las partes altas de los estados de Puebla y Veracruz, entrando en este último, como una intensa tormenta tropical sobre la región de Misantla y Martínez de la Torre devastando estas ciudades y que por la gravedad de los daños en su momento se empezó a solicitar apoyo de la ciudadanía. Y siendo la que escribe, en ese año dirigente estatal femenil del partido político al que pertenezco, nos propusimos realizar una colecta de víveres. Recuerdo que el primer día estando mis colaboradoras encargadas de la misma, no se recolectó absolutamente nada—quizás porque la ciudadanía supone que las tormentas tropicales no son tan devastadoras como los Huracanes--. El segundo día, le dije a mi equipo que en esa ocasión yo me quedaba encargada de ésta. Y me aposté, sola, sentada en la entrada del edificio. 

Durante la mañana no hubo novedades, pero al filo del mediodía, recuerdo que se estacionaron frente al edificio dos camionetas. De ellas descendieron unos jóvenes que preguntaron por la colecta y me dijeron que traían una colaboración. De las camionetas bajaron cientos de cobijas, frazadas, sweaters nuevos de diferentes tallas, en especial de niños, así como, agua y despensa de todo tipo. Yo le pedí el nombre de quien enviaba dicha ayuda y me contestó: “no se lo puedo decir”. Pero tuve que insistir, pues tenía que reportar la entrada de los apoyos y entonces me dijo: “lo envía doña Alicia Ávila de Fernández, pero le pide por favor, que no se mencione su nombre”. Registré la aportación para el control interno y sólo lo mencioné al titular de mi partido. Todos agradecimos de manera muy especial ese gesto y fuimos hacer la entrega al día siguiente. Pero ese sublime hecho: pensar en los que están sufriendo, dar sin importar a quien y no esperar nada a cambio, me hizo entender por qué los xalapeños la querían y respetaban tanto. 

Personajes como el de Doña Alicia Ávila de Fernández, mujer valiosa, altruista, generosa, reservada, solidaria con los necesitados, pero igualmente esposa, madre y abuela ejemplar, bien merece un homenaje especial a su memoria para agradecer en lo posible, los beneficios que ofreciera su labor a la población Xalapeña y Veracruzana. 

Enviamos desde este espacio nuestro sentimiento de respeto y solidaridad a su familia. 

Gracias y hasta la próxima. 

PD.-Y…yo iría más allá de un homenaje, ¿por qué no buscar un espacio para hacer un paraninfo en la capital, para las mujeres Xalapeñas y Veracruzanas ilustres, reconociendo así el mecenazgo ciudadano, cultural, académico y de investigación de nuestro estado?

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