*Bastó la sonrisa de Lupita para levantar el vuelo.
54 minutos duró la esclavitud de Don Paquito, encadenado en uno de los pilares de la presidencia municipal, unos lo veían, otros con sorna lo miraban, los transeúntes deambulaban y se preguntaban el porqué de semejante exhibición.
Parecía un día de campo, ya lo había anunciado con suficiente anticipación, así es que no fue ninguna sorpresa para los periodistas, quienes ya lo esperaban con grabadora, cámara fotográfica. Tal y como lo había confirmado, a las 10 de la mañana de este jueves llegó y se sentó en un banquito de madera, buscó la sombra de semejante columna.
El hombre de la tercera edad daba entrevistas, fijaba posturas, argumentaba, poco le faltó para mandar a la chingada a las instituciones, al estilo Andrés Manuel López Obrador, fundamentalmente cuando le preguntaron el porqué no asistía a los tribunales a dirimir sus asuntos y pagos pendientes, ahí de plano dijo que no tenía ningún caso, no nos pelan, expresó muy compungido.
Mediante un teléfono celular le solicitaron que dejara esa actitud, pero el Señor de las 7 décadas, no hizo caso, dijo que ahí se quedaría; 2 veces bajó el Secretario del Ayuntamiento, Jaime Huesca Gómez, en tono suave y modulado charlaba con quien se consideraba por derecho propio, agraviado.
El servidor público le indicaba que no había razón de ser para asumir esa conducta, ellos no eran culpables de nada, pero que todo era discutible, que su asunto ya estaba solucionado, le pedían cordura y madurez: “denos chance”.
Pase y arreglemos este tema, insistía Huesca Gómez y Paquito repetía: “No les creo, no voy, no subo, no voy, de aquí no me muevo”.
En el momento en que se producía el diálogo abierto, democrático y sincero como los poemas de Pablo Neruda, llegó Lupita Castán (asistente de una de las regidurías) y mas o menos le dijo:
¿Cómo estaaaaaá Dooooooon Paquito? ¿Y ahora que hace ahí?
Pues aquí estoy, aquí me tienen.
Huesca conminaba a ponerle punto final al presunto problema
En eso, Lupita sonrió, y le inquirió al Sr. Ypunto.com, mire, usted pase, sino arregla nada pues se regresa y continúa con sus cadenas.
Don Paco se paró, ahí dejó el metal, la sillita de madera, y se fue con la autoridad municipal
A las 7 de la noche, el director del Semanario, se le vio muy contento en Chedraui, comprando una amplia despensa, caminaba muy alegre como el jibarito con su cargamento, con sus productos hogareños.
Quuuuuuueeeeeee modernos. Si en Álamo se encueran, aquí se encadenan.
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