viernes, 1 de mayo de 2015

QUITAS MÁS DE LO QUE DAS A XALAPA

Uriel Flores Aguayo
Imagen: Redes Sociales
A partir de una pregunta formulada en los Estados Unidos, en el contexto de una campaña presidencial donde participó John F. Kennedy, en el sentido de cuestionarse que le daban los ciudadanos a su país, me ha parecido actual aplicarla a nosotros en Xalapa. Preguntarse qué le das y qué recibes de nuestra ciudad plantea un asunto fundamental, de derechos y obligaciones, de individualidad y colectivos, de ciudadanía y aportes o no para una vida democrática y sana. 

Me parece que lo dominante como postura ante Xalapa es una inmensa mayoría pasiva, que no da mucho y quita poco, así como unas minorías participativas en sentido positivo o negativo, es decir, recibimos aportes constructivos de la gente educada, consiente y que se asume como ciudadanos pero también sufrimos a los grupos que sólo exigen beneficios a costa de todos. En el primer caso están las personas que pagan sus impuestos, que respetan reglas, que asumen una identidad y cuidan su entorno en todos los sentidos; en el segundo caso localizamos a la grupos clientelares, verdaderos depredadores, que sirven a los interés oficiales y se apropian de espacios públicos: terrenos de interés social, parques, áreas verdes, etc. La condición clientelar no es exclusiva de gente pobre, también las elites locales abusan y se benefician de los espacios públicos, por ejemplo los desarrollos inmobiliarios sin previsión de abasto de agua e infraestructura vial.

Piden y piden, exigen, con la complicidad oficial, como engrane de un sistema político que supedita lo general a lo partidario. En consecuencia de los afanes políticos oficiales tenemos parques convertidos en tianguis, calles saturadas de taxis, áreas verdes vueltas caseríos, plazas comerciales que cobran el estacionamiento, letreros comerciales violatorios de la ley y consumo opaco del presupuesto municipal. La experiencia con varios presidentes municipales, casi todos, ha sido fatal para Xalapa, tomada como zona de negocios y degradación como tributo a los grupúsculos clientelares. 

Tal vez no sepan que periódicamente se invaden terrenos privados y públicos con la complicidad oficial, sin orden y planeación, saturando zonas y condicionando que se tomen recursos para esos lugares. Tal vez no sepan que del presupuesto municipal se pagan los servicios a los vendedores instalados en plazas populares, que se otorgan recursos a caseríos incipientes mientras muchos xalapeños no reciben nada a pesar de la antigüedad que puedan tener como pobladores de la ciudad. 

Somos víctimas de un sistema clientelar y autoritario a nivel municipal, pagamos con tranquilidad las cuotas que el partido oficial le paga a sus grupos, que tapan calles cuando quieren, violentan derechos de los demás y sangran el presupuesto hasta la saciedad. Es peor que esos grupúsculos fundan y consolidan cacicazgos, se han convertido en factores de presión y generan un ambiente violento y de impunidad. Habría que preguntarles, sin muchas expectativas, qué le han dado a una ciudad de la que tanto reciben. Tal vez les parezca extraño, acostumbrados a exigir, presionar y estirar la mano. Es el colmo que para invadir lo que sea, terrenos para habitar o banquetas para comerciar, acudan a gente de fuera para justificar sus acciones.

Además de dar y conceder, apelando a una conducta decente que no sea partidaria, habría que pedirles y exigirles aportes al todo, a la colectividad y al municipio. Basta de entregar lo que es de todos, si quieren ser parte de nuestra comunidad que se comporten con ciertas reglas y respeten nuestra forma de ser. Al partido oficial y a las autoridades hay que exigir categóricamente que asuman compromisos democráticos, sin exclusiones.

Recadito: Como marca la reivindicación de los trabajadores, vamos este primero de mayo a la marcha.

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