domingo, 27 de septiembre de 2015

Volkswagen vuelve al lado oscuro

El escándalo de manipulación de las emisiones de dióxido de carbono de los modelos que Volkswagen (VW) a diésel en Estados Unidos, sirve para estar alertas. Aunque haya controles rígidos para las armadoras, igual recurren al fraude, señaló Greenpeace.

La solución para las ciudades no es el auto, sino el transporte público de calidad y espacios seguros para bicicletas, peatones y otros modos activos de transporte, señaló Gustavo Ampugnani, líder del proyecto Megaciudades de Greenpeace México.

Esta es una señal de fracaso de la industria automotriz en su conjunto y, por supuesto, de las políticas que pretenden reducir las emisiones de CO2, pero que en realidad están apoyando las ganancias de la industria y perjudicando la salud pública.

El verdadero problema es que los vehículos a diésel son grandes contaminantes, especialmente en ciudades donde siguen causando problemas de salud graves como asma a millones de personas (y muertes prematuras), agregó Ampugnani.

Greenpeace reafirma que la mejor forma de reducir las emisiones y contaminación del aire en nuestras ciudades es mediante una política dirigida al transporte público y no motorizado, como la bicicleta y el caminar, y así lograr ciudades hechas para las personas y no para los autos. El auto no sólo ocupa el espacio de la gente en las ciudades ocasionando congestionamientos, sino también contribuye con la mala calidad del aire y emisiones de gases de efecto invernadero.

CONTEXTO

En 2011, Greenpeace comenzó a criticar a Volkswagen por su fuerte oposición a los controles propuestos sobre las emisiones de dióxido de carbono y la eficiencia energética en la Comunidad Europea. Para atraer la atención del público a la postura de Volkswagen en este tema, Greenpeace comenzó a hacer parodias de los comerciales de la marca: el lado obscuro de VW, usando la narrativa de La Guerra de las Galaxias.

Durante dos años VW se negó a respaldar la ley europea clave que obligaría a fabricar coches más eficientes y ayudar a reducir nuestra dependencia del petróleo. VW eran un obstáculo importante porque es la compañía más grande y más poderosa de Europa y utilizan su poder para presionar a los políticos y bloquear el progreso. Entonces 526 mil partidarios de Greenpeace en todo el planeta habían obligado a VW a cambiar su política y sus coches. VW había anunciado que apoyaría los objetivos climáticos.

Con el acuerdo público como respaldo, VW intensificó su publicidad en televisión respecto a sus autos "limpios a diésel", sin embargo, en 2014 se topó de frente con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos y el Comité de Recursos del Aire del estado de California, que detectaron que las emisiones de los modelos de la marca no estaban reduciendo las emisiones de dióxido de carbono, como lo aseguraba la firma, entonces ambas instancias estadounidenses amenazaron con retirar la certificación a los modelos diésel del 2016, fue entonces cuando VW aceptó que había mentido y que utilizaba un software que disfraza las emisiones de contaminantes. El sistema está presente en cinco de sus modelos, incluido uno que funciona con diésel y cuenta con la tecnología TDI.

Cómo afecta el escándalo en México

En Puebla se fabrican tres de los modelos para el mercado de Estados Unidos: Beattle, Jetta y Golf, en sus modalidades de gasolina y diésel. Cerca de la cuarta parte de la economía poblana está vinculada a Volkswagen. El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, reconoce que "una situación de esta naturaleza va a impactar a corto plazo las ventas, la capacidad de exportación y por consiguiente la producción que realiza la planta armadora en el estado".
Fuente: Greenpeace.

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