lunes, 21 de diciembre de 2015

POSADAS Y NAVIDAD, FECHAS DE UNIÓN Y PAZ

POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
Dra. Zaida Alicia Lladò Castillo
Las posadas son bellas tradiciones que tenemos en nuestro país y no debemos dejar que desaparezcan. Desde el punto de vista de la religión católica tienen un significado muy hermoso, es el tiempo de preparación para recibir con alegría la llegada de Jesucristo y para recordar los momentos que pasaron sus padres: José y María, antes del nacimiento—o natividad-- de su hijo. 

Pero esta tradición tiene un origen prehispánico. Los Aztecas creían que durante el solsticio de invierno, el “Dios Quetzalcóatl· (sol viejo) bajaba a visitarlos. Durante cuarenta días había fiesta, los mercaderes compraban un esclavo, lo vestían –simulando a “Quetzalcóatl”-, lo purificaban y salían con él a las calles, cantando y bailando, se le ofrecían ofrendas y por las noches lo enjaulaban. Nueve días antes de la “fiesta grande”, había ceremonias de reverencias al “Dios” y finalmente lo sacrificaban y su corazón lo ofrecían a la Luna. Durante esos días había ceremonias dirigidas por sacerdotes y se realizaban ofrendas en honor a él. 

Igualmente en el mes de diciembre se hacían las fiestas en honor a Huitzilopochtli, que duraban veinte días. En esos días había ayunos, fiestas solemnes y coronaciones. El momento culminante era esperar la llegada del solsticio de invierno y, cuando al fin llegaba, había comidas con invitados y grandes recepciones. 

A la llegada de los españoles a finales del siglo XVI, inculcaron a los indígenas el espíritu evangélico y dieron a las fiestas aztecas el sentido cristiano, tomando este tiempo como preparación para esperar el día del nacimiento de Jesús, y de ahí se tomó el nombre de natividad o navidad. 

En 1587 en el Convento de San Agustín de Acolman, Fray Diego de Soria, obtuvo del Papa Sixto V, permiso de la Nueva España para la celebración de misas de preparación a las que llamaron “aguinaldos” y se celebraban del 16 al 24 de diciembre. 

Los sacerdotes convocaban al pueblo, nueve días antes de la Navidad—recordando los 9 meses de gestación de María--, al atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban la novena y el santo Rosario, se revivían pasajes del nacimiento de Jesús y para hacerlas más alegres se acompañaban con velas, luces y cantos, y se regalaban frutas. Y al tomarse el pasaje bíblico del camino que José y María recorrieran hasta llegar a Belén y pedir morada o posada para pasar la noche, se tomó el nombre a estas festividades como “posadas”. Como igualmente se considera a los misioneros Agustinos como los que dieron origen a esta bella tradición que se conserva hasta la fecha. 

Hoy las posadas, se hacen en las casas, patios, calles, barrios, etc., y se conserva aún el protocolo del pedimento de la posada, se cargan los peregrinos, se canta la letanía, se rompen las piñatas y se ofrecen los aguinaldos que son el signo de las gracias que reciben aquellos que aceptan a Jesús con amor y fe. Son celebraciones sencillas, pero muy significativas, que los mexicanos disfrutamos con gusto, y que hacen que estas fiestas decembrinas se conviertan en espacios para disfrutar el afecto de nuestros amigos, vecinos y familiares. 

Qué bueno que vivamos las tradiciones mexicanas, en especial las de Navidad, pero ojalá no sólo lo hagamos desde el sentido exterior sino también en el interior, es decir, realmente prepararnos para pasar en estos días, momentos de paz, de fe, incluso de perdón y de reencuentro con el Creador, a través de demostraciones de amor y acercamiento hacia las personas que nos rodean. 

Vivamos la Navidad, como lo decidamos, pero sin excesos, sin simulaciones, sin ostentaciones. La Navidad es un dulce espacio donde los recuerdos, los abrazos y las risas son bendiciones que nos envía el que hizo este mundo, y que pese a que todos tenemos problemas y tristezas, no podemos vivir todo el tiempo con pesimismo o con frustración, por el contrario debemos valorar lo que tenemos alrededor y dar gracias viendo con objetividad y fe, nuestro presente y futuro. 

En esta época, que para mí es la más bella del año, por ser mágica y maravillosa, deseo que esa magia navideña entre en sus corazones, les ilumine , lleve a realizar sus sueños y se extienda en buenos deseos y bendiciones para el año 2016. 

Un abrazo muy fuerte para todos los lectores de esta columna y que pasen ¡¡FELICES FIESTAS!!. 
Gracias y hasta la próxima

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