miércoles, 4 de enero de 2017

Protesto por la forma en que se está protestando…

Tienda de Raya
Por: Lechuza.torres@gmail.com
Para iniciar este año, quiero expresar mi opinión acerca del “gasolinazo”, pero no me voy a centrar en este despropósito del gobierno federal, sino en quienes se están manifestando en contra, y la forma en que lo están haciendo.

Para enfrentar al poder público, tenemos varias vías. La legal, a través del amparo y los recursos administrativos, que nos otorgan medios para frenar los excesos que pueden ocurrir contra el gobernado en los tres niveles de gobierno. 

La vía legal nos permitiría ampararnos contra el gasolinazo, por diversas razones, y principalmente por la grave afectación a la economía de la mayoría de la población, que es quien finalmente absorbe el costo de las decisiones de la alta esfera política, que ni suda ni se acalora con el incremento de precios de cada año. La cuesta de enero no es nueva, tenemos años sin crecimiento económico y con escaladas y variaciones en nuestro poder adquisitivo, desafortunadamente siempre a la baja. Pero, dijera Jaime Mausan, nadie hace nada. 

Habrá quien pueda contratar un abogado y ampararse, eso está muy bien, pero para quienes no tengan esa oportunidad, existe otra vía, la de la protesta, aunque para ello habrá que tener cierto cuidado, para no terminar protestando a lo pendejo, de menos; o en la cárcel, por daños a las vías federales de comunicación, incluyendo a las casetas de peaje, que son delitos graves.

Me parece muy loable tomar la calle para protestar, aunque repruebo el vandalismo y el saqueo de pipas y gasolineras. Lo que me preocupa es que no veo a nadie protestando en el Palacio Legislativo...

Recordemos que los diputados federales y los senadores son representantes populares, los elegimos nosotros, el pueblo, para defender nuestros intereses. Fueron ellos los que aprobaron la Reforma Energética y Hacendaria, contrariando el mandato que les dimos en las urnas; y estas reformas son las que generaron la liberación del precio de la gasolina. Por tanto, son los diputados y senadores los directamente responsables del gasolinazo.

Hago un exhorto desde esta columneja a la banda chilanga, para que arriben a la brevedad al Congreso de la Unión, y encierren a la bola de mafiosos vende patrias que están bien cómodos en sus curules, con sus vales de gasolina asegurados (pagados por el pueblo, claro está), y no los dejen salir a ninguna parte hasta que, por lo menos envíen atento exhorto al tarado de copete que desgobierna Los Pinos, para que se tomen medidas que puedan mitigar la liberación del precio de la gasolina. 

Si entendemos que era necesario quitar el subsidio de la gasolina para no seguir generando burbujas inflacionarias, dicen los que saben, y que nos situemos en la realidad y paguemos precios reales, que a mediano plazo nos volverán mas competitivos, además de generar las condiciones para una economía más verde, que no use combustibles fósiles, les compro la idea, y apoyo la medida. 

Pero, en lo que no estoy de acuerdo, es que el gobierno federal, el Congreso de la Unión y la banda de secuaces del Poder Judicial y de los Consejeros del Instituto Nacional Electoral sigan en su derroche de recursos públicos en gastos personales.

Tomemos el Congreso de la Unión para exigir austeridad y honestidad al gobierno, ese es el meollo del asunto.

En Veracruz, como ya dejaron de robarse el presupuesto, hasta para medicinas ya hay dinero. Lógica simple, honestidad y transparencia en la gestión pública nos garantizaría que pudiéramos gozar de nuestra riqueza nacional, que actualmente está en manos de 100 familias, a las cuales seguramente el gasolinazo les da risa, porque su oficio de robar al pueblo mexicano los ha incluido en la lista de los más ricos del mundo.

También le encargo a la banda tuxpeña y de la Región Huasteca, que dejen de elegir bombones, niñas bien y caras bonitas como funcionarios públicos. Del color que gusten, se necesitan servidores públicos comprometidos con la gente, que es quien paga su sueldo, no al servicio de mafias y “empresarios de la política” que le “invierten” al proceso electoral para comprar paraguas, gorras, bolsitas, botellitas y pendejada y media, porque saben que el presupuesto público, una vez instalados en el poder, se lo pueden robar tranquilamente.

Me despido deseándoles un 2017 con mucha conciencia social, ánimo de un México más justo, y ganas de mejorar nuestro nivel de vida.

Lo podemos hacer, juntos.
Hasta la próxima.

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