ALIENACIÓN, LENGUA DE TRAPO Y POLVO EN LOS OÍDOS

Isael Petronio Cantú Nájera

Imagen: modernidad y obsolescencia

La calle es el ágora moderna y la internet su vocera; en la calle, la gente recibe los efectos de las políticas públicas que los gobernantes diseñan y ponen en práctica y en ella, los gobernados a través del diálogo emiten sus juicios de valor dispersándolos en millones de bits de información. Dado que la democracia moderna permite que todo ciudadano pueda ser gobernante; estos pueden ser muy listos, inteligentes, demócratas, tontos, fascistas, xenófobos, machistas y un largo etcétera…

Sin embargo; los problemas políticos (o sea, los de la polis, los que afectan a las mayorías y no a los particulares) aunque parecieran muchos, no son tantos: libertad para hacer lo que la soberana gana mande siempre sin limitar la libertad del otro; seguridad de que esa libertad se ejerce sin mayor restricción que lo pactado entre todos y oportunidad de tener los bienes necesarios para disfrutar de esa libertad; estos problemas capitales sin duda necesitan de gobernantes muy inteligentes, muy probos y muy justicieros y eso es lo que casi no hay.

El ágora, integrada por millones de voces, grita en la calle sus diferencias materiales y los desarrapados, muertos de hambre casi, enfermizos, angustiados y encabronados… miran con odio a los pocos ricos que en su soberbia derrochan riquezas mal habidas y desperdician recursos y comida ante los ojos enfermizos de los muchos. La libertad se restringe con la necesidad, la excesiva libertad de los ricos engrilleta la libertad de los pobres.

Todo ello es posible, porque el sistema capitalista neoliberal normalizó el mercado y la explotación del hombre por el hombre (Homo homini lupus); esa normalización se objetiviza en las Leyes hechas y contrahechas que garantizan la forma de apropiarse de la riqueza de los muchos; ese mazacote de leyes, además, adquieren más dureza al mirar formados a los órganos de represión del Estado: cada servidor público, cada policía, soldado o marino es responsable de que el juego se respete y que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres… claro, hay loterías engañabobos.

Esas loterías engañabobos van desde la sofisticación del ascenso “político”: el indio puede ser presidente, pero solamente uno, los ricos pueden ser más seguido presidentes; hasta el ascenso laboral, donde también, todo se vale… siendo el cuerpo una mercancía del que se le extrae fuerza de trabajo que valoriza mercancías, nada impide que el acto sexual sea una forma de trabajo: coger, dejarse coger, para ascender en los cargos políticos es una práctica muy vieja; por eso los cristianos dicen que no hay nada nuevo en la viña del señor.

Así: explotación, corrupción, alienación violenta y autoritarismo son los puntales que le permiten al sistema neoliberal avanzar, reciclarse, reordenarse, apagarse y prenderse. Por supuesto, en cada ciclo, triturados y con un gran hedor a carne humana podrida y chamuscada, el sistema se reinicia; porque no hemos creado una consciencia de especie.

De los parias, de los excluidos, de los mudos porque les cocieron los labios, de los violentados, de los explotados, surgen los demonios de las revoluciones y en su paso: ¡destruyen todo, simplemente porque nada era suyo!

En el juego de fuerzas (dialéctico le llaman algunos) que conviven en el sistema, la topología política, exponía que las izquierdas y las derechas debían forcejear para crear un nuevo sistema más social, más justo, más libertario… pero al paso de los siglos las derechas se tragaron a las izquierdas, colonizándolas e imponiendo su cultura y reduciendo la posibilidad de cambio democrático casi a cero.

La cultura liberal, donde el yo asume desde su individualidad mayor poder que el yo social, ajustó el discurso y la enunciación de los valores éticos al imperio del individuo; así, jueces, ministerios públicos, policías, políticos de toda laya, ciudadanas y ciudadanos enajenados, se asumieron en el mercado como los vendedores de su moral y su ética con tal de acumular más capital… incluido el dinero del narcotráfico, de la prostitución, de la venta de órganos humanos, de todo los que no fuera “legal” dentro de su mundo de “legalidad”.

En ese escaparate político, vemos a las derechas ser consecuentes con su idea de ascenso por medio de lo que sea; pero también a los líderes de izquierda, que ya blindados por sus propios aparatos de seguridad, no tienen ningún pudor en actuar igual que los líderes de las derechas: ricos, cínicos, delincuentes, populistas, demagogos, autoritarios; todo, menos: justos, probos y con inteligencia emocional de identidad con lo social.

Hasta hoy, la izquierda partidaria más grande en el país, se convocó a reunirse en el Zócalo de la Ciudad de México. Era la oportunidad de que gritara en el corazón del país los grandes problemas que lo aquejan y lo tienen al borde del colapso y la guerra civil; insisto no son muchos: corrupción, desigualdad (muchos pobres, pocos ricos), autoritarismo (guerra de baja intensidad de por medio del ejército que está en las calles)… pero no.

El discurso vacuo de su dirigente (mujer por cierto), parecía el discurso de la “edecán” a la hora de presentar la quinceañera; quejarse de los actos y opiniones de los diversos y arengar flojamente la supuesta existencia de lo que sus ojos veían; lo más objetivo es que de su decálogo desapareció del primer nivel el hecho de la brutal corrupción que aqueja al Estado neoliberal y hace que todas sus políticas públicas sean más una promesa populista que un acto de un nuevo Estado Social y Democrático de Derecho.

Enunció un decálogo que suscriben derechas e izquierdas y que el populismo latinoamericano ha enarbolado sin quitarse de encima los mecanismos de corrupción que hacen que todo se vaya al carajo.

· Reducir la desigualdad y combatir la pobreza (empleos e impuestos progresivos)

· Crecer la economía (industrialización y campo)

· Escuelas para todos los jóvenes y empleo oportuno

· Soberanía energética (Gasolina barata, subsidio para transporte público)

· Acceso al agua, a los servicios médicos, médico en casa, desayunos escolares.

· Defensa de los recursos naturales. Medio ambiente.

· Derechos de los pueblos indígenas, mujeres, jóvenes, diversidad sexual

· Participación ciudadana, correcta aplicación de los recursos del presupuesto federal, combate a la corrupción, y revocación del mandato.

· Fortalecimiento del Estado Mexicano. Soberanía, economía, derechos de los migrantes.

· Planificación a corto, mediano y largo plazo. Frente Amplio Ciudadano.

¿Cómo puede decir un dirigente que combate la corrupción, si su riqueza personal no es transparente y elude rendir en su declaración patrimonial la compra de un departamento de 20 millones de pesos, que adquiere mediante mecanismos financieros típicos de los paraísos fiscales y los fraudes internacionales con el dinero público, pero además fuera del país? ¿Cómo puede decir que debe haber revocación del mandato y a la vez hacer fraude a la ley y ocupar dos cargos que están normativamente prohibidos por la ley? ¿Cómo puede decir que se apliquen correctamente los recursos federales, si los escamotea en su rendición de cuentas?

Bueno, lo puede decir, simplemente desde el momento en que no tiene una consciencia social de izquierda y simplemente la tiene de una ciudadana producto del sistema neoliberal: el dirigente es el chingón, los demás son unos pendejos, tal y como lo puede decir Macri en Argentina, Temer en Brasil o Trump en Estados Unidos; tal como lo puede decir quien está alienado por el sistema, tiene lengua de trapo y polvo en los oídos: No ve, no oye, no dice nada, es el típico laissez faire, laissez passer, del gran sistema neoliberal.

Mientras tanto, por enfrente y por la puerta de atrás, la audiencia, cansada e indignada de tanta corrupción en los partidos clásicos, se va yendo hacia otras izquierdas más consecuentes y que ponen el dedo en la llaga: ¡Acabar con la corrupción del sistema y todas sus instituciones, destruyendo el sistema neoliberal y construyendo un sistema socialista democrático!

Isael Petronio Cantú Nájera

2288464633