martes, 11 de abril de 2017

Sigue creciendo la deuda pública y la corrupción: El Barzón.

Alfonso Ramírez Cuéllar/ Alejandro Castillo Morales 
Ø Los funcionarios de Hacienda y del Banco de México viven en la autocomplacencia, después de que ha disminuido la incertidumbre que provocó el inicio del gobierno de Trump, lo que les ha permitido seguir en sus andanzas de aumentar la deuda y seguir la venta del patrimonio.

Ø La economía política de fin del sexenio, basada en el derroche irresponsable de recursos financieros y la parálisis productiva

De acuerdo con la información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, además de los 321 mil millones de pesos que entregó a finales de marzo el Banco de México a Hacienda, por remanentes de operación –un esquema de financiamiento que muestra que la meta del déficit cero se puede alcanzar de muchas maneras-, en el primer bimestre de 2017 los ingresos tuvieron un buen comportamiento. Por ejemplo, los ingresos presupuestarios del Sector Público registraron un crecimiento real de 6.3%, llegando a 759 mil 130 millones de pesos, gracias a que los ingresos petroleros crecieron 14.4%, de los cuales, el gobierno federal se quedó con 58.7% de lo generado por PEMEX. También por una mayor eficiencia recaudatoria, de modo que en el primer bimestre los ingresos por Impuesto Sobre la Renta crecieron 7.2% y el IVA 3.2%. También se observa un aumento en los ingresos de CFE, de 11.7%, por las mayores tarifas.

Es importante señalar que esa distribución de los ingresos petroleros, permite aumentar la Recaudación Federal Participable, de modo que en el primer bimestre de 2017 las participaciones crecieron 18.7% hasta llegar a 136 mil 434 millones de pesos. Y esos son recursos que los gobernadores los pueden utilizar con una gran discrecionalidad, como lo está haciendo Eruviel en el Estado de México apoyando al candidato del PRI y bloqueando a MORENA. 

Por cierto, esa distribución de los ingresos petroleros permite recordar que en 2006, el secretario de Hacienda Gil Díaz, decidió destinar los ingresos petroleros al gasto público vía la Sedesol administrada por los panistas, para apoyar la campaña de Calderón, obligando irresponsablemente a PEMEX a recurrir a endeudamiento para mantenerse en operación. 

Parece que ahora van a querer hacer lo mismo vía las participaciones, para financiar las tarjetas de Banorte que da el gobierno de Eruviel, para comprar la elección del Estado de México. Y por esa decisión, en el primer bimestre de 2017, los ingresos propios de PEMEX, en lugar de aumentar disminuyeron en 17.1%. Eso, mientras los funcionarios de la Comisión Reguladora de Energía siguen en su decisión de malvender los recursos que son de todos los mexicanos en la segunda “temporada abierta”, un esquema irresponsable de entrega de bienes que no puede ser ajeno a la corrupción.

Asimismo, los datos del primer bimestre demuestran que los funcionarios de Peña continúan la obsesión de pavimentar el camino para entregar el mercado de las gasolinas a sus socios privados, proporcionando subsidios a los importadores y a los comercializadores, para apoyar su operación. De ese modo, que a pesar de que el consumidor paga cuotas más altas, los empresarios a los que les quieren entregar el mercado obtienen mayores márgenes y son ellos quienes se quedan con una mayor parte de la cuota. Resulta que a pesar de los mayores precios que pagan los consumidores, el ingreso por el IEPS a las gasolinas cayó 11.8%, todo en términos reales.

En el mismo sentido, hay que señalar que tanto empeño en entregar la riqueza petrolera para que los inversionistas privados hicieran lo que no hacen los incapaces funcionarios de Hacienda y Energía y resulta que a pesar del alza en los precios del petróleo, los ingresos por el impuesto por la actividad de exploración y explotación de hidrocarburos, en donde se ufanan de que ya hay privados, cayeron 9%.

En cambio, en el gasto se observa un crecimiento real de apenas 1.6%, con una reducción de 2.6% en el gasto corriente presupuestario y de 18% en el gasto de capital presupuestarios y, más específicamente, de una baja de 18.3% en la inversión física presupuestaria directa. Y en contraste, el costo financiero presupuestario creció 56.2% en términos reales y pasó de representar 5.6% del Gasto Público neto pagado a 8.9%. .

Esto es, a pesar de los ingresos adicionales y de la necesidad de evitar que el país siga deteriorándose y perdiendo soberanía, a los funcionarios de Peña eso es lo que menos importa: la estrategia se aplica sin cambios. Sigue una corrupción desbordada de empresarios funcionarios y exfuncionarios, más privatizaciones, menos soberanía, mayores tasas, menor gasto, menor inversión pública y lo grave es que la deuda sigue en aumento. De acuerdo con Hacienda, a pesar de las restricciones impuestas al país, en enero el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, es decir la deuda ampliada del gobierno, creció 131 mil 48 millones de pesos, situándose arriba de 50% del PIB.

Y, aunque vienen capitales extranjeros al mercado de dinero, a aprovechar las elevadas tasas que el señor Carstens está dispuesto a cobrar a los mexicanos y a pagar a los extranjeros, lo cierto es que habría que evaluar la conveniencia de seguir permitiendo la fortaleza del peso de esa manera. De acuerdo con el Banco de México, después de que los instrumentos financieros en manos de no residentes se redujeron a sólo 117 mil 372 millones de dólares en noviembre de 2016, propiciando la devaluación del peso, ahora en febrero ya aumentaron a 126 mil 913 millones de dólares que vienen a cobrar las tasas de 6.5% que paga Banxico, más lo que en su momento ofrezca para que no se vayan. Eso y el aumento de los ingresos de divisas por las operaciones de PEMEX, fue lo que pemitió a Carstens sentirse tranquilo de que podrá seguir con la ficción de “estabilidad” y baja inflación, que ha “logrado” a costa de millones de familias de mexicanos, de una enorme deuda y de la venta de los bienes estratégicos. Al menos ese será su propósito hasta que pasen las elecciones.

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