La escena veracruzana
Imágenes: youtube.com
Los escenarios multitudinarios y supermontados a los que acudieron Ricardo Anaya y José Antonio Meade para que sus respectivos partidos los ungieran candidatos, contrastaron con la manera austera y republicana con que López Obrador cerró el ciclo del proceso interno de Morena. AMLO se mostró seguro y tranquilo, satisfecho de la tarea cumplida. En cambio, lo que revelaron Anaya y Meade fue una gran desesperación por alcanzar al puntero, por lo que intentaron proyectar lo que no está ni en las encuestas ni en el sentir de la gente.
Las dificultades que enfrentan los ahora candidatos panistas y priistas para integrar compromisos y evitar el resquebrajamiento de las estructuras que los siguen, también marca una diferencia notable con respecto a Andrés Manuel. Dentro del PAN se impugnó la integración de la lista plurinominal que va al Senado. Una molestia importante, que atenta contra el purismo jurista de los panistas, es la postulación de Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno en funciones de la ciudad de México, pues viola el artículo 58 de la Constitución, en correlación con el 55, donde se establece la prohibición de que algún mandatario estatal sea electo como diputado o senador durante el periodo de su encargo, aun cuando se separen definitivamente de su puesto.
En otro ámbito se puede observar que los aliados lo mismo ayudan que estorban. La trifulca armada por los perredistas en su Consejo Nacional la madrugada del domingo pasado da cuenta de la lucha cruenta por el poder en el seno de ese partido y el deterioro de su capacidad política, lo que aportarán sin duda a la alianza Por México al Frente, a la que pertenecen.
Por el lado del PRI las dificultades son mayores. Ha trascendido la demanda creciente por hacer a un lado a su presidente nacional, dados los escasos resultados en el posicionamiento de su candidato presidencial y la falta de apoyo a otros candidatos. En Veracruz, por ejemplo, ha sido evidente la ausencia de Ochoa Reza en respaldo a su precandidato a gobernador en Veracruz, así como la falta de operación política del otrora poderoso partido en el seno de sus sectores sindicales y campesinos. Por eso se ha dado una desbandada de cuadros que miran en Morena una opción de participación, ante la percepción cada vez más abultada de la debacle que vivirán el 1º. de julio.
En Morena todo se ha cumplido conforme a una estrategia diseñada por López Obrador desde el momento en que decidió cancelar su inscripción al PRD. Primero la conformación de MORENA como partido político; después la hechura estatutaria combinando elección directa, encuestas e insaculación para evitar problemas internos en la definición de candidaturas; los recorridos a ras de tierra para sembrar la semilla organizativa y la cohesión política e ideológica; la conformación de comités de base en cada sección electoral; en fin, el lanzamiento exitoso de cuadros nuevos al escenario político nacional y estatal, como el caso del Ing. Cuitláhuac García en Veracruz; los llamados a priistas, panistas y perredistas a incorporarse al movimiento, algo que no es nuevo; y, finalmente, la estrategia última de alianzas que primero logró arrancar al sistema los apoyos del PT y del PES y que ha continuado con la incorporación de diversos personajes y cuadros del PRD, del PAN y del PRI. Todo cumplido al pie de la letra.
Por eso AMLO apareció satisfecho el domingo, primero en la Asamblea Nacional electiva y después en el Consejo Nacional, donde se aprobó el último tramo de propuestas de representación proporcional al Senado y a la Cámara de Diputados. Y todo sin el menor problema. Escenas contrastantes. Paisajes muy distintos antes de la batalla.
Lo dicho, el cambio verdadero va.
Marco Antonio Medina Pérez
marco.a.medinaperez@gmail.com
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