martes, 25 de diciembre de 2018

Ni la muerte te salva.

Imagen: Redes Sociales
El problema de la corrupción es que no mata directamente como lo hace un disparo que hace estallar la cabeza, sino de mil maneras sutiles e inexplicables. ¿Podemos pensar que la muerte de Moreno Valle, se debió a la corrupción de los mecánicos que por dejadez no hicieron bien el mantenimiento del helicóptero? Sí.

¿Pensaría en el último momento que la corrupción impulsada por su gobierno lo terminaría matando de esa manera? No.

La corrupción es un error humano en el campo de la ética y tiene que ver con el desorden social que los sistemas políticos y económicos crean dialécticamente. En el momento de la historia de la humanidad en que todas las cosas, incluidas las relaciones humanas, se volvieron mercancías: la deriva del campo ético al antiético se hizo en acelerado descenso a las más horrorosas perversiones.

La arena donde esta lucha maniquea entre el bien y el mal se dirime crudamente es en la política; y no en la política del ethos ciudadano que sin duda es más compleja, sino en la política práctica, en la que tienen que ver los procesos de elección y designación de los cargo públicos que conforman el gobierno en cualquier Estado.

Por ello, cuando hablamos de corrupción, no está en el campo de la sociedad civil, donde las mismas conductas pueden tipificarse de fraude, abuso de confianza, sino en las conductas de quien es funcionario o servidor público. Se dice que el acto estriba en utilizar el cargo, por acción u omisión, para obtener un beneficio extralegal al cargo mismo. Imagínense una larga lista que tiene que ver con la acción de ser desidioso, flojo, mal hecho, no ir al trabajo y cobrar por ello; le sigue con el robo hormiga desde el lápiz hasta las delicadas partes de un helicóptero; luego la influencia para que los familiares o amigos se beneficien de ello sin merecerlo; la venta de favores hasta la execrable venta de la justicia y finalmente: utilizar el poder que el cargo tiene para hacer todo lo anterior de manera consciente y perversa.

Tiranos, presidentes autoritarios, políticos en general, que traicionando al pueblo que representan, terminan robándose de muchas maneras el erario y reproduciendo al infinito la cultura de la corrupción.

Por supuesto el corrupto cree que no lo es y por el contrario se siente un tipo inteligente y astuto, chingón, que sabe más que los que ha robado y que en materia política, tuerce la ley y comoquiera las gana de todas: ¡Todas!

¿Y la corrupción?

Esa, como virus letal, se disemina sin medida ni cuartel y sin respetar a nadie, no conoce a su dueño como amo y señor, sino como otro más que, infectado debe sucumbir a ella.

La muerte no hace decente a nadie, simplemente termina con la oportunidad de alcanzar un estado de bondad y de justicia, que no se volverá a presentar; de igual modo, la muerte no te hace indecente: termina con los actos de una vida que estaba haciendo daño a la sociedad y a si misma.

La muerte en un accidente de helicóptero del exgobernador de Puebla y su esposa, más otros tres ciudadanos, no determina el juicio sobre la ética personal de esos políticos; las lamentaciones, la conmiseración, la piedad suelen ser falsas e hipócritas en cuanto a los actos cometidos en vida por ellos.
Pocos panistas olvidarán la arribista carrera de Moreno Valle que desde su militancia en el PRI, colonizó al PAN poblano y se aprovechó de él hasta llegar a ser lo que era; pocos morenistas olvidarán la campaña fraudulenta que hizo con el objeto de hacer que su esposa lo sucediera en la gubernatura. Moreno Valle y su esposa eran lo típicos políticos corruptos que pensaron que nunca la corrupción, y la aleatoria suerte un día habría de terminar con sus propias vidas. La muerte accidental no los redime.

Hay un pasaje de una película del hombre araña, donde él ve como roban a un tipo que no le paga a él lo que le corresponde; su enojo contra este, lo enceguece y deja que el ladrón haga sus fechorías y en su interior se regodea de lo sucedido, omisión fatal que pronto se manifestará como un karma negativo.

El ladrón huye y se topa con el tío del hombre araña a quien le pretende quitar el coche, en el pleito finalmente, con la misma pistola con la que robó, lo hiere mortalmente… cuando llega el hombre araña y lo ve moribundo: ¡Se arrepiente de no haberlo detenido a tiempo! Llora, sufre la gran perdida paterna y éste en los estertores de la muerte, sabiendo la identidad real de su sobrino, le dice: ¡Un gran poder conlleva una gran responsabilidad! ¡La ética del poder!

¡Feliz navidad y próspero año 2019!
Isael Petronio Cantú Nájera
2288464633

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