lunes, 17 de noviembre de 2008

COMENTARIO A LA RABIETA DE IMELDA



Por Miguel Camín

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Escribió Jaroslav Seifert, poeta checo y premio nobel de literatura en 1984, en un hermoso poema que "...si las mujeres hicieran la guerra, de la boca de sus cañones saldrían disparadas flores". No sería el caso de Imelda, la autora de la columna Tienda de Raya, pues de su boca, hace algunos días, sólo surgió cardo y ortiga, venganza. Es una pena que cinco líneas mías, referidas a ella, la hayan incomodado, al grado de desencadenar en ella, hacia mi persona, una ráfaga de insultos impropios de quien exige para sí los nominativos o de "Señora" o de "Licenciada".
He releído la calavera que me dedicó con motivo de Día de Muertos, y suscribiría nuevamente a ojos cerrados esas cinco líneas críticas. Ella publicó ese texto para los lectores y pensó cosechar elogios. Y se irritó porque mi opinión no fue favorable. ¿En qué mundo vive Imelda y qué idea tiene de la tolerancia? Su rabieta ha sido infantil, y no me causa impresión pues he tratado con niños y niñas que se la viven privados de coraje en el suelo si los adultos no les cumplen su capricho.
En el restaurante "El atorón" sirven una exquisita estrujada bañada en salsa de semilla de pipián y las cocineras que intervienen en su elaboración gozan de una sazón excepcional, y de una estima pública de los comensales; no tendría entonces motivos yo para cargar de injuria mi sentencia de proponer que Imelda pueda encontrar mejores éxitos en la cocina que en la composición de calaveras. Es Imelda quien le da connotaciones peyorativas a mi consejo o propuesta. Sigo pensando, por supuesto, que las calaveras actualmente son "taradeces" a pesar de su origen de rancia tradición. Matar focas a garrotazos fue, y parece que sigue siendo, una tradición entre los esquimales, y dudo que haya, fuera de esa tribu, quien la aplauda.
Eso de "hacer política de altura y de describir la realidad sin tapujos" y otras sandeces suyas que están de más, son meras palabrerías, ripio para llenar tambos y tambos que van a dar al relleno sanitario de la demagogia y el chillerío, basura que usted Imelda recicla en lugares comunes.
Finalmente, la referida anécdota del alumno y su maestra, tiene el sello insípido de los libros de autoayuda, tan en boga en las aulas de la UGM.
Miguel Camín

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