miércoles, 12 de noviembre de 2008

TIENDA DE RAYA...


Por: Lic. Imelda Torres Sandoval

Respuesta a Miguel Camín:

Estimado Señor Don X:
Leí su desafortunado comentario publicado en Vaxtuxpan el 07 de noviembre de este año, con relación a una “calavera” que su servidora escribió para el fantasma de Miguel Camín.
Recojo sus palabras para que luego no me diga que usted no escribió semejante barbaridad:
“Terribles los intentos frustrados de Imelda de elaborar "Calaveras". Hasta para estas taradeces hay que tener ingenio, del que ella carece. Su lugar, no quepa duda, podría ser la cocina: tal vez le salga mejor una estrujada en salsa de semillas de pipián o unos apetitosos blanquillos a la mexicana.”
Un ente tan ignorante como usted no debería merecer mi atención, más bien recurro a la réplica por respeto a nuestros caros lectores, quienes no dan crédito que tanta estupidez pueda caber en una sola persona.
Primero quiero decirle que las “calaveras” no son “taradeces”, son una tradición mexicana que data del Porfiriato y representan el esfuerzo de periodistas y críticos por decir la verdad, por hacer una crítica ácida pero sin mordaza. Actualmente, escribir “calaveras” es una práctica de quienes nos gusta hacer política de altura y de describir la realidad sin tapujos, cosas de las cuales usted, mi estimado Don X no tiene ni la mas mínima idea.
En segundo, su comentario misógino acerca de que mi lugar podría ser la cocina solo merece una respuesta: Que poca madre tiene, mi amigo. Y que poca abuela....

Y no es sentido peyorativo, no se moleste, lo que quiero decir es que si alguien razona que estar en la cocina es el lugar de una mujer, y además lo considera ofensivo, no me dice mas que, o no tiene madre, o nació de huevo, o peor, le faltan los mismos.
¿Si me comprende? Que pena que no haya medido el alcance de sus palabras. Seguramente su madre no tuvo el ingenio suficiente para hacer algo de su vida y acabó en la cocina haciendo estrujadas. Y además, pariendo chamacos idiotas. ¡Que barbaridad!
Yo me despido mi estimado Señor Don X rogándole un favor, para usted soy la Sra. Imelda, o bien, la Lic. Imelda, como le cueste menos trabajo.
Me enorgullece ser señora de mi casa, levantarme todos los días y preparar el desayuno para mis hijos y realizar todas las tareas cotidianas de un hogar. Eso, señor mío, aunque usted no lo comprenda, me da mas valor como persona por que sirvo para algo, por lo menos para llevar una casa.
Ora bien, también soy de profesión abogada, por eso le pido que me diga licenciada. Y no crea que es petulancia, pero creo que cuatro años de estudio merecen un poquito de respeto. ¿No le parece?
Quiero cerrar mi respuesta con una anécdota. Uno de mis alumnos de la Universidad me dijo alguna vez:
Oiga lic., ¡Que difícil es la vida!.....
A lo que sólo atiné a contestar:
No mi amigo, si vivir no es difícil, por eso cualquier pendejo respira. Lo difícil es hacer algo con tu vida….
¡……aunque sólo sea hacer estrujadas en salsa de semillas de pipián o unos apetitosos blanquillos a la mexicana!.
Hasta la próxima.

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