La devastación del sistema de pensiones a causa de la crisis era previsible y ha ocurrido tal como se había predicho con base en el conocimiento actuarial y económico al aprobarse las Leyes de Seguro Social y del SAR en 1995 y del ISSSTE en 2007. Desde el inicio del derrumbe del mercado financiero los fondos de pensiones de los trabajadores han perdido 64 mil millones, mientras que, en el mismo lapso, las Afore han tenido ingresos de 12 mil millones. Y la crisis apenas está empezando.Aparte de la caída del valor de los fondos, la debacle económica golpeará las pensiones a causa del desempleo que conllevará la disminución del número de cotizaciones, de las semanas cotizadas y del monto depositado.
La “densidad de cotización” corresponde al tiempo con contribuciones a la seguridad social durante una vida laboral. Los actuarios han advertido que es necesario tomar en cuenta este factor, porque es determinante para el monto de la futura pensión en el actual sistema de capitalización individual.Un estudio del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas de 2006 demuestra que la densidad de cotización de los contribuyentes al IMSS es en promedio 56 por ciento, o sea, si trabaja 40 años sólo cotiza 22.4 debido a la inestabilidad en el empleo.
Esto conlleva que, en promedio, la futura pensión apenas será de entre 24 y 32 por ciento del último salario, según la Afore que administró el fondo de ahorro del trabajador. Esto a su vez significa que los fondos de la mayoría de los asegurados, particularmente las mujeres, no son suficientes ni siquiera para una pensión de un salario mínimo. Así, el Estado tendrá que proporcionar dinero fiscal para el pago de la pensión asegurada legal de esta cantidad. Estos datos se basan en cálculos anteriores a la crisis financiera y serán todavía más graves con ella.
La disminución de la densidad de cotización por el desempleo en la crisis también incrementa el riesgo de que el trabajador no alcance las mil 250 semanas de contribución necesarias para tener derecho a una pensión. Con la densidad de cotización precrisis, una vida laboral de 40 años correspondía a mil 165 semanas, por lo que se requeriría de otro año y medio de trabajo para alcanzar el mínimo de semanas cotizadas. Con la crisis financiera y la recesión será todavía más difícil cumplir las contribuciones obligatorias para gozar de este derecho y muchos tendrán que seguir trabajando a pesar de haber cumplido 65 años.
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