Orlando Segura Hervert.
Por las calles, en las colonias populares, en los diversos rincones del municipio es muy común escuchar el tronido de las chinampinas, palomas, silvadores y otra clase de mini explosivos, a pesar de los operativos implementados por el personal de Protección Civil, los ciudadanos, los niños, hacen uso de sus recientes adquisiciones y salen a divertirse, colocan los accesorios, encima les ponen algún objeto o lata y éste al prenderles lumbre a las mechas, salen por los aires, lo que demuestra que las acciones si bien han disminuido el comercio de este tipo de fuegos artificiales, no los han eliminado del todo, ello se debe a que es imposible vigilar a toda la población.
Afortunadamente no ha ocurrido ninguna desgracia, ningún accidente de graves consecuencias, dado que un kilogramo de pólvora, es suficiente para destruir una manzana, así lo aseveró una fuente interna de Protección Civil quien no quiso proporcionar su nombre.
En el caso de Tuxpan, nadie vive de la fabricación de este tipo de artefactos, aquí en el municipio a pesar de la prohibición, solo se dedican al comercio informal, los vendedores en el momento en que acuden los inspectores, eluden la vigilancia, pero inmediatamente que se van los señores del “orden”, nuevamente como por arte de magia, aparecen los cuetes, son expuestos al público que no deja de comprarlos, y mientras esto siga, habrá oferta.
Los ciudadanos opinan que aunque con sus limitaciones, es preferible la utilización de estos pequeños artefactos, a las balas que se hacen sonar en el ingreso del año nuevo, aquellas son de mayor riesgo, mismas que ponen en peligro la integridad física de las personas, por lo que los diversos cuerpos policiacos deberán estar muy atentos a los últimos minutos del año que se va, implementando una campaña de concientización, llamando a la población a no prender los cuetes y no lanzar “plomazos” al aire.
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