Orlando Segura Hervert.
En el último día para efectuar el pago de la tenencia vehicular, se observaron largas filas en las oficinas de Hacienda del Estado, afuera de las instalaciones, la desesperación, aburrimiento, la molestia de los contribuyentes era latente, algunos explicaban que se caía el sistema, pero la realidad es que en éste y otros casos, prevalece la cultura de dejar todo hasta el último minuto.
Al ingresar al interior, ni el aire acondicionado, ni los trabajadores de la dependencia estatal, se daban abasto para satisfacer las peticiones de los ciudadanos, quienes querían un servicio rápido, expedito y preciso, pero el desorden era latente, había “tortuguismo natural” y además el titular Guillermo Casados Gómez, no estaba, andaba realizando trámites y gestiones propias de la instancia a su cargo. El personal, hacia lo que podía, las secretarias trataban de responder las dudas con toda amabilidad, pero el caos era notorio, en esta ocasión, tuvieron más demanda y obviamente la oferta se saturó, las ventanillas lucían completamente abarrotadas, infinidad de propietarios querían pagar cuanto antes, evitando con ello las multas y recargos, pero, la lentitud era notoria. Todos comentaban entre bromas y enojo el desmadre existente, provocado por la falta de planeación de los mexicanos, quienes tuvieron varios meses para cumplir oportunamente, pero … prefirieron dejarlo hasta el último instante y así, de esta forma, inconscientemente generaron la anarquía.
Los jóvenes no escapan a dicho comportamiento irresponsable, ellos también acuden hasta octubre al ayuntamiento a anotarse para el Servicio Militar Nacional, también escogen él último día para inscribirse, y así obtener la cartilla que les permitirá cubrir determinados requisitos. Tanto los adultos como las nuevas generaciones, no escapan a la irresponsabilidad, hay un valemadrismo que se refleja lo mismo en quienes se suponen son adultos y aquellos que apenas van ingresando a la etapa de los compromisos
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