Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Aunque parezca tan sencilla es una idea que, en la realidad, cuesta mucho trabajo ser comprendida, aceptada y, mucho más, aplicada en la sociedad y gobierno de Xalapa. Los niveles de cultura en general, pero sobre todo de culturas cívica y política, casi siempre ponen en el centro los derechos y minimizan u omiten las obligaciones. Me parece necesario, vital, hablar sobre este tema en Xalapa: ¿Qué le pido y qué le doy a la ciudad?
En la línea de hablar y hacer algo por los espacios públicos, por las tradiciones y por los barrios, de enorme relevancia me parecieron los comentarios de la Señora Rebeca Bouchez, que, en su momento, reivindicó al “Parque Juárez” como un espacio de recreación y no de comercio, como ahora los de la Señora Gela Frutis, qué muy acertadamente plantea darle prioridad a la actividad cultural sobre los postizos y fraudulentos carnavales y ferias.
Xalapa no puede estar sometida a un interés partidista, donde sus asuntos más importantes giren en torno a intereses políticos y cálculos electorales. Además de ser la capital del estado, su historia y personalidad la debe alejar de pensamientos únicos y de modelos de gobierno monopólicos que giren en torno a carreras políticas personales. Prácticamente todos los problemas de Xalapa tienen solución en la medida que se anteponga la ley y el interés colectivo a las ambiciones particulares o partidistas de poder por el poder mismo.
Ahora se trata de preguntarnos como ciudadanos o como grupos sociales, organizados o no, en la actividad en que nos desempeñemos, si además de recibir algún beneficio de la ciudad también estamos dispuestos a darle algo para hacerla más sustentable, más humana, más segura, más bonita y más habitable. El cuestionamiento pasa por acciones tan básicas y cotidianas como tirar la basura en horarios y lugares indicados, así como cuidar la cada vez más cara y distante agua potable; tenemos que saber si los transportistas, además de hacer un buen negocio, están dispuestos a introducir mínimos de racionalidad en el pésimo servicio que prestan; hay que determinar si los empleados municipales están al servicio de la ciudadanía o sí trabajan para si mismos; en ese sentido habrá que tomar decisiones radicales respecto al funcionamiento de “tránsito municipal”, una coorporación dedicada casi exclusivamente a la extorsión de los automovilistas; es urgente delimitar el crecimiento de la ciudad, especialmente lo que se refiere a nuevos fraccionamientos donde pierde la ciudad y el único que gana es el propietario; los vendedores ambulantes y semi-fijos deben estar sujetos a ciertas reglas, por ningún motivo se deben seguir empleando recursos públicos para el mantenimiento de plazas y mercados; debe impulsarse una audaz y comprometida política pública que involucre a los ciudadanos en el auto-empleo, la seguridad, combate a adicciones y apoyo integral a las familias.
De esos temas se debe hablar, más los referidos al asistencialismo, a las obras de relumbrón y a las vocaciones de la ciudad. En resumen, se debe ir construyendo una plataforma renovadora del municipio, donde se den cita, voluntades e ideas que aspiran a una ciudad con reglas y buen gobierno, donde los ciudadanos cuenten y prevalezcan los intereses colectivos sobre los particulares. No deben existir muchas Xalapas, solo debe haber una si hablamos de mínimos de derechos de sus habitantes; la disminución de la desigualdad en nuestro municipio debe ser la meta del Ayuntamiento.
Xalapa será mejor si además de exprimirla le damos jugo, es decir, también ponemos algo de nuestra parte para que funcione bien en lo colectivo. Xalapa será mejor si rompemos la cadena de intereses particulares y grupales que la sujetan a sus caprichos y reglas especiales. Xalapa no merece ser plataforma de carreras políticas individuales porque eso la contamina y neutraliza. Cuando pensemos qué le falta a Xalapa o en qué está mal, también pensemos en qué le damos, que no sean peticiones, quejas y mezquindades. Espero que Xalapa cada vez valga más la pena con todo y xalapeños.
Recadito: Foros, rifas, talleres y convivíos por los muy estimulantes veinte años del MOPI. La vida sigue, la lucha igual.
urielfloresaguayo@hotmail.com
Aunque parezca tan sencilla es una idea que, en la realidad, cuesta mucho trabajo ser comprendida, aceptada y, mucho más, aplicada en la sociedad y gobierno de Xalapa. Los niveles de cultura en general, pero sobre todo de culturas cívica y política, casi siempre ponen en el centro los derechos y minimizan u omiten las obligaciones. Me parece necesario, vital, hablar sobre este tema en Xalapa: ¿Qué le pido y qué le doy a la ciudad?
En la línea de hablar y hacer algo por los espacios públicos, por las tradiciones y por los barrios, de enorme relevancia me parecieron los comentarios de la Señora Rebeca Bouchez, que, en su momento, reivindicó al “Parque Juárez” como un espacio de recreación y no de comercio, como ahora los de la Señora Gela Frutis, qué muy acertadamente plantea darle prioridad a la actividad cultural sobre los postizos y fraudulentos carnavales y ferias.
Xalapa no puede estar sometida a un interés partidista, donde sus asuntos más importantes giren en torno a intereses políticos y cálculos electorales. Además de ser la capital del estado, su historia y personalidad la debe alejar de pensamientos únicos y de modelos de gobierno monopólicos que giren en torno a carreras políticas personales. Prácticamente todos los problemas de Xalapa tienen solución en la medida que se anteponga la ley y el interés colectivo a las ambiciones particulares o partidistas de poder por el poder mismo.
Ahora se trata de preguntarnos como ciudadanos o como grupos sociales, organizados o no, en la actividad en que nos desempeñemos, si además de recibir algún beneficio de la ciudad también estamos dispuestos a darle algo para hacerla más sustentable, más humana, más segura, más bonita y más habitable. El cuestionamiento pasa por acciones tan básicas y cotidianas como tirar la basura en horarios y lugares indicados, así como cuidar la cada vez más cara y distante agua potable; tenemos que saber si los transportistas, además de hacer un buen negocio, están dispuestos a introducir mínimos de racionalidad en el pésimo servicio que prestan; hay que determinar si los empleados municipales están al servicio de la ciudadanía o sí trabajan para si mismos; en ese sentido habrá que tomar decisiones radicales respecto al funcionamiento de “tránsito municipal”, una coorporación dedicada casi exclusivamente a la extorsión de los automovilistas; es urgente delimitar el crecimiento de la ciudad, especialmente lo que se refiere a nuevos fraccionamientos donde pierde la ciudad y el único que gana es el propietario; los vendedores ambulantes y semi-fijos deben estar sujetos a ciertas reglas, por ningún motivo se deben seguir empleando recursos públicos para el mantenimiento de plazas y mercados; debe impulsarse una audaz y comprometida política pública que involucre a los ciudadanos en el auto-empleo, la seguridad, combate a adicciones y apoyo integral a las familias.
De esos temas se debe hablar, más los referidos al asistencialismo, a las obras de relumbrón y a las vocaciones de la ciudad. En resumen, se debe ir construyendo una plataforma renovadora del municipio, donde se den cita, voluntades e ideas que aspiran a una ciudad con reglas y buen gobierno, donde los ciudadanos cuenten y prevalezcan los intereses colectivos sobre los particulares. No deben existir muchas Xalapas, solo debe haber una si hablamos de mínimos de derechos de sus habitantes; la disminución de la desigualdad en nuestro municipio debe ser la meta del Ayuntamiento.
Xalapa será mejor si además de exprimirla le damos jugo, es decir, también ponemos algo de nuestra parte para que funcione bien en lo colectivo. Xalapa será mejor si rompemos la cadena de intereses particulares y grupales que la sujetan a sus caprichos y reglas especiales. Xalapa no merece ser plataforma de carreras políticas individuales porque eso la contamina y neutraliza. Cuando pensemos qué le falta a Xalapa o en qué está mal, también pensemos en qué le damos, que no sean peticiones, quejas y mezquindades. Espero que Xalapa cada vez valga más la pena con todo y xalapeños.
Recadito: Foros, rifas, talleres y convivíos por los muy estimulantes veinte años del MOPI. La vida sigue, la lucha igual.
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