lunes, 30 de agosto de 2010

Los cultivos transgénicos, un fracaso económico


Cero incremento de la productividad, ganancias nulas, costos adicionales, mayor uso de agroquímicos, cosechas perdidas y dificultad para comercializar su producción, son algunos de los onerosos costos económicos que están sufriendo aquellos países y productores que optaron por la siembra de semillas transgénicas, dio a conocer Greenpeace en su documento Cultivos transgénicos: cero ganancias.


La organización ambientalista presentó este informe en Chihuahua y en Ciudad Cuauhtémoc, donde analizó casos específicos en que los cultivos transgénicos han tenido elevados costos para los diferentes sectores involucrados en la cadena alimentaria, desde los agricultores hasta los procesadores de alimentos, que creyeron en las promesas de la industria de biotecnología de que habría importantes incrementos en la producción y en las ganancias, lo que en la práctica, nunca se dio.

Los principales casos abordados en el documento son:

Arroz en Estados Unidos: en 2006, la contaminación con transgénicos causó a la industria estadounidense pérdidas por entre 681 y 1104 millones de dólares debido a la pérdida de mercados de futuro, la limpieza de granjas y las pruebas de semillas.

Soya en Estados Unidos: la soya transgénica Roundup Ready de Monsanto, tiene rendimientos inferiores del 5 al 10 por ciento con respecto a la soya convencional «no transgénica». Se estima que desde el 2006 hasta el 2009 la producción fue de 31 millones de toneladas métricas menos, lo que se tradujo en pérdidas por 11 mil millones de dólares.

Algodón en Estados Unidos: el glifosato dañó cultivos de algodón Roundup Ready e hizo que se redujera su cosecha casi en un 40 por ciento. El caso está pendiente en la corte federal de los Estados Unidos en Texas.

Algodón Bt en China: las altas temperaturas ocasionaron que las plantas expuestas al calor produjeran de 30 a 63 por ciento menos de toxina Bt, haciéndolas menos resistentes a las plagas de gusanos.

Maíz, soya y algodón en Estados Unidos: el quintonil tropical o bledo, hierba invasora muy problemática, ha adquirido resistencia al glifosato en al menos 500 mil hectáreas de estos cultivos, obligando a los agricultores a deshierbar a mano lo cual incrementa el costo del cultivo 240 dólares por hectárea.

Linaza en Canadá: tras confirmarse la contaminación de esta semilla con una variedad transgénica, los mercados se paralizaron; los precios cayeron de 12.50 dólares hasta 6.80 en el 2009 y los productores han perdido 106 millones de dólares canadienses. Diversos mercados se han cerrado a la linaza canadiense y ésta se encuentra almacenada sin poder ser distribuida.

Algodón en Colombia: en este país se introdujeron dos variedades de algodón transgénico que fueron atacadas por plagas a las que supuestamente eran resistentes. El costo de las semillas, más los herbicidas que tuvieron que aplicar, incrementaron los precios y como consecuencia, más de la mitad de los campos colombianos ya no son rentables. En 2008 y 2009 los costos de producción promedio se incrementaron del 13 al 30 por ciento.

Greenpeace advirtió que de permitirse la siembra comercial de maíz transgénico en nuestro país se pondrá en riesgo el gran potencial de producción del grano con variedades convencionales y nativas, la biodiversidad, y se propiciará la dependencia y vulnerabilidad de los agricultores frente a las empresas que detentan la patente de las semillas transgénicas, además de que muchos mercados no están interesados en adquirir la producción transgénica.

Mientras la industria biotecnológica continúa diciendo que los cultivos transgénicos son la solución a los problemas del campo una realidad distinta se evidencia: Los cultivos transgénicos han fracasado en repetidas ocasiones porque el elemento que ha sido manipulado genéticamente no tuvo éxito, por ejemplo: plantas que se modificaron para ser resistentes a los insectos, ahora están siendo atacadas por esos mismos insectos y las plantas tolerantes a los herbicidas han provocado que los campesinos en Estados Unidos deshierben a mano.

Greenpeace señaló que Chihuahua se ha convertido en el blanco de empresas que quieren comercializar sus semillas transgénicas. El estado es depositario de una gran riqueza genética del maíz. Alberga 23 de las 59 razas de maíz, las cuales irresponsablemente el gobierno mexicano pone en peligro con la siembra a campo abierto de maíz transgénico altamente contaminante.
Fuente: Greenpeace...

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