Por Diputada Laura Itzel Castillo
En la Cámara de Diputados hemos llevado a cabo un Seminario de energía con la participación de expertos en la materia. Las dos últimas mesas han versado sobre la problemática en el suministro de electricidad en la región centro del país.
Esta ocasión contamos con una mayor presencia de legisladores. Participaron como ponentes los diputados César Augusto Santiago y Miguel Pompa Corella, del PRI; Alejandro Encinas y Ramón Jiménez, del PRD; Pedro Vázquez, Mario di Costanzo y Tere Lupe Reyes, del PT; y Cuauhtémoc Velasco de Convergencia, quienes profundizaron sobre la política energética en México y su repercusión en las tarifas eléctricas que ahora se pagan.
Durante el sexenio de Ernesto Zedillo se impulsó una campaña de miedo (muy similar a la del tesorito en aguas profundas del 2008) en torno al “maleficio” que caería si no se abría el sector eléctrico a la iniciativa privada. Habría apagones, inundaciones, explosiones y todo lo inimaginable, se decía, pues la demanda se incrementaría a tal grado que la CFE no tendría capacidad para poder atenderla.
Sin embargo, todo lo contrario. Ahora vemos que las reformas estructurales promovidas por Carlos Salinas de Gortari están dando sus frutos. Ejemplo: la última explosión en la subestación que administra CFE en Coyoacán, producto de la cual murieron trabajadores inexpertos de empresas privadas. Empleados que por sus condiciones laborales están dentro de los parámetros de esclavitud que clasifica la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Duermen en campamentos, están mal alimentados, no cuentan con equipo (casco, guantes, linternas, botas) y mucho menos con capacitación.
Si de inundaciones se trata: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Nayarit y Guerrero si bien son víctimas del cambio climático, son sobre todo víctimas de la política privatizadora salinista. En lugar de utilizar la energía hidráulica que se produce mediante el sistema de presas que administra la CFE, prefieren violar la Constitución y comprar la energía que generan los privados a través de los denominados PIES (Productores Independientes de Energía).
Las inundaciones también se agravan por la falta de mantenimiento del sistema hidráulico. Las presas están azolvadas a más de 50% de su capacidad. No se ha dragado los ríos, y las obras se reducen a poner costales en las riberas para infructuosamente evitar desbordamientos.
Vicente Fox dijo que el país crecería a 7% anual y con base en ello la CFE planeó su desarrollo y programó la construcción de las plantas privadas con los PIES (sí, literalmente piensan con los pies: la economía no creció y en 2009 decreció).
En el año 2000 los productores independientes generaban menos de 500 megawatts. En la actualidad ha crecido a más de 11 mil 500 MW. Sin embargo, de toda la generación en el país hay un gran sobrante, ya que según la Secretaría de Energía existe un margen de reserva de casi 50%. El problema es que los contratos entre CFE y los privados establecen que si no se consume, de todas formas se les debe pagar.
Para colmo acaban de adjudicarle a Iberdrola otra planta termoeléctrica en Chihuahua, la Norte II, con una inversión de casi 500 millones de dólares. ¿Quién paga estas incongruencias? Los usuarios mediante los “consumos estimados” que señalan los recibos de la CFE, que sin considerar lo que marcan los medidores pretende de manera ilegal cobrarnos a los consumidores. Felipe Calderón prefiere ahogar al pueblo antes que dejar de pagar a las trasnacionales la energía que no necesitamos.
En la Cámara de Diputados hemos llevado a cabo un Seminario de energía con la participación de expertos en la materia. Las dos últimas mesas han versado sobre la problemática en el suministro de electricidad en la región centro del país.
Esta ocasión contamos con una mayor presencia de legisladores. Participaron como ponentes los diputados César Augusto Santiago y Miguel Pompa Corella, del PRI; Alejandro Encinas y Ramón Jiménez, del PRD; Pedro Vázquez, Mario di Costanzo y Tere Lupe Reyes, del PT; y Cuauhtémoc Velasco de Convergencia, quienes profundizaron sobre la política energética en México y su repercusión en las tarifas eléctricas que ahora se pagan.
Durante el sexenio de Ernesto Zedillo se impulsó una campaña de miedo (muy similar a la del tesorito en aguas profundas del 2008) en torno al “maleficio” que caería si no se abría el sector eléctrico a la iniciativa privada. Habría apagones, inundaciones, explosiones y todo lo inimaginable, se decía, pues la demanda se incrementaría a tal grado que la CFE no tendría capacidad para poder atenderla.
Sin embargo, todo lo contrario. Ahora vemos que las reformas estructurales promovidas por Carlos Salinas de Gortari están dando sus frutos. Ejemplo: la última explosión en la subestación que administra CFE en Coyoacán, producto de la cual murieron trabajadores inexpertos de empresas privadas. Empleados que por sus condiciones laborales están dentro de los parámetros de esclavitud que clasifica la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Duermen en campamentos, están mal alimentados, no cuentan con equipo (casco, guantes, linternas, botas) y mucho menos con capacitación.
Si de inundaciones se trata: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Nayarit y Guerrero si bien son víctimas del cambio climático, son sobre todo víctimas de la política privatizadora salinista. En lugar de utilizar la energía hidráulica que se produce mediante el sistema de presas que administra la CFE, prefieren violar la Constitución y comprar la energía que generan los privados a través de los denominados PIES (Productores Independientes de Energía).
Las inundaciones también se agravan por la falta de mantenimiento del sistema hidráulico. Las presas están azolvadas a más de 50% de su capacidad. No se ha dragado los ríos, y las obras se reducen a poner costales en las riberas para infructuosamente evitar desbordamientos.
Vicente Fox dijo que el país crecería a 7% anual y con base en ello la CFE planeó su desarrollo y programó la construcción de las plantas privadas con los PIES (sí, literalmente piensan con los pies: la economía no creció y en 2009 decreció).
En el año 2000 los productores independientes generaban menos de 500 megawatts. En la actualidad ha crecido a más de 11 mil 500 MW. Sin embargo, de toda la generación en el país hay un gran sobrante, ya que según la Secretaría de Energía existe un margen de reserva de casi 50%. El problema es que los contratos entre CFE y los privados establecen que si no se consume, de todas formas se les debe pagar.
Para colmo acaban de adjudicarle a Iberdrola otra planta termoeléctrica en Chihuahua, la Norte II, con una inversión de casi 500 millones de dólares. ¿Quién paga estas incongruencias? Los usuarios mediante los “consumos estimados” que señalan los recibos de la CFE, que sin considerar lo que marcan los medidores pretende de manera ilegal cobrarnos a los consumidores. Felipe Calderón prefiere ahogar al pueblo antes que dejar de pagar a las trasnacionales la energía que no necesitamos.
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