Por: Tere Quintanilla/ Orlando Segura Hervert.
Adriana Irene Macías Hernández es una mujer ejemplar, discapacitada, sin brazos, ha tenido que vencer la adversidad, durante 32 años con una fórmula muy simple derrotó contratiempos, obstáculos, dificultades, negatividades, ésta mañana de viernes impartió una charla muy amena y emotiva, les mostró la forma para alcanzar metas, objetivos y propósitos, en la que se incluyen el esfuerzo, la voluntad y nuevamente el esfuerzo.
Aproximadamente 1000 mujeres del programa oportunidades, les inculcó el deseo por prepararse, porque solo así se puede obtener buenos resultados en la vida, indicó que en su caso personal, las cosas no han sido fáciles, pero gracias al apoyo de sus padres, logró graduarse como abogada, ahora es una profesionistas, ama de casa, esposa, madre y siempre disfruta cada instante de su existencia.
La conferencista ha participado en diversos eventos, siempre impulsando el desarrollo de la gente, desde las personas con capacidades diferentes, hasta aquellas que están en programas de desarrollo social como el de SEDESOL y el IVEA, quienes en esta ocasión, escucharon con atención cada una de las palabras de aliento, desechando las malas vibras, la energía negativa, el no se puede. Macías Hernández, las llenó de optimismo, les enseño que se puede llegar tan alto como se quiera y desee. Las invitó a concluir la primaria, la secundaria, a buscar nuevos horizontes para ser felices.
A falta de manos, la ponente utilizó sus pies, con esa parte de su cuerpo, impresionó al público asistente, dado los movimientos corporales con los que les insistía en que nada hay imposible, con constancia se llega a otros niveles.
Al final les contó la anécdota del asno, mismo que cayó a un pozo muy profundo, como no había forma de sacarlo del vacío, la dueña ordenó que lo taparan, que le echaran tierra de por medio, el cuadrúpedo se puso a llorar, en eso se dio cuenta que se podía sacudir todo el polvo y así subía algunos centímetros y luego varios metros hasta que salió del hoyo.
Las damas se entusiasmaron y en el clímax de la plática, las conminó a sacudirse toda clase de prejuicios y pesimismos.
Adriana Irene Macías Hernández es una mujer ejemplar, discapacitada, sin brazos, ha tenido que vencer la adversidad, durante 32 años con una fórmula muy simple derrotó contratiempos, obstáculos, dificultades, negatividades, ésta mañana de viernes impartió una charla muy amena y emotiva, les mostró la forma para alcanzar metas, objetivos y propósitos, en la que se incluyen el esfuerzo, la voluntad y nuevamente el esfuerzo.
Aproximadamente 1000 mujeres del programa oportunidades, les inculcó el deseo por prepararse, porque solo así se puede obtener buenos resultados en la vida, indicó que en su caso personal, las cosas no han sido fáciles, pero gracias al apoyo de sus padres, logró graduarse como abogada, ahora es una profesionistas, ama de casa, esposa, madre y siempre disfruta cada instante de su existencia.
La conferencista ha participado en diversos eventos, siempre impulsando el desarrollo de la gente, desde las personas con capacidades diferentes, hasta aquellas que están en programas de desarrollo social como el de SEDESOL y el IVEA, quienes en esta ocasión, escucharon con atención cada una de las palabras de aliento, desechando las malas vibras, la energía negativa, el no se puede. Macías Hernández, las llenó de optimismo, les enseño que se puede llegar tan alto como se quiera y desee. Las invitó a concluir la primaria, la secundaria, a buscar nuevos horizontes para ser felices.
A falta de manos, la ponente utilizó sus pies, con esa parte de su cuerpo, impresionó al público asistente, dado los movimientos corporales con los que les insistía en que nada hay imposible, con constancia se llega a otros niveles.
Al final les contó la anécdota del asno, mismo que cayó a un pozo muy profundo, como no había forma de sacarlo del vacío, la dueña ordenó que lo taparan, que le echaran tierra de por medio, el cuadrúpedo se puso a llorar, en eso se dio cuenta que se podía sacudir todo el polvo y así subía algunos centímetros y luego varios metros hasta que salió del hoyo.
Las damas se entusiasmaron y en el clímax de la plática, las conminó a sacudirse toda clase de prejuicios y pesimismos.
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