Por Orlando Segura Hervert…
56 niños de la comunidad del Eden son instruidos y preparados por tres maestros, uno de ellos atiende primero y segundo grado; el otro, tercero y cuarto y finalmente el tercer profesor de la primaria “Jaime Torres Bodet”, brinda sus conocimientos a los pequeños de quinto y sexto, declaró Honoria Flores Casanova, directora del plantel.
La comunidad es una de las pocas que todavía hablan el náhuatl, surgió hace aproximadamente 13 años por un conflicto de tierras, dado esta situación, su gente fue trasladada a este sitio y desde entonces han luchado por engrandecer la superficie que les fue cedida, para llegar a dicho lugar, tuvieron que sacrificarse, pero a decir de los pobladores, valió la pena, porque ahí han encontrado paz, tranquilidad, cuentan con sus parcelas y un techo donde resguardarse, poco a poco conquistaron ciertos espacios como la escuela que por cierto, gracias a la intervención de las autoridades municipales, les construyeron un aula temporal gestionada por el alcalde Alberto Silva Ramos, misma que cubrirá ciertas necesidades en lo que se les construye un salón con determinadas características para desarrollar las actividades educativas.
A decir de la directora, el náhuatl como lengua de los pequeños se está perdiendo, pocos son los infantes que todavía la dominan, un buen número de ellos, todavía la entienden, pero por pena o “vergüenza” son los menos los que la practican y hablan, por lo tanto, las autoridades educativas deberían cambiar la percepción y las políticas para que las raíces culturales no se olviden.
Así, las tradiciones de ésta zona, el legado histórico se va borrando de la memoria colectiva de las nuevas generaciones, ante la ausencia de instrumentos educativos que fortalezcan y recojan aquella grandeza de los pueblos que arribaron a diferentes puntos de la entidad veracruzana, una cultura milenaria que solo el tiempo la podrá exterminar.
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