ENVIADO A VAXTUXPAN…
ASA CRISTINA LAURELL
La Organización de Naciones Unidas (ONU) realizará una cumbre de alto nivel sobre las enfermedades no transmisibles (ENT) del 16 al 19 de septiembre a propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta cumbre se centrará en las cuatro ENT más comunes –cáncer, diabetes, males cardiovasculares y de pulmón crónicos–, que representan 60 por ciento del total de las defunciones mundiales. El propósito es lograr que se reconozca la gran importancia de esas nuevas epidemias para comprometer a los gobiernos a dar prioridad al Plan de Acción de la Estrategia Global
para la Prevención y Control de las ENT de la OMS, así como a dedicarle recursos y a establecer indicadores para medir los avances.
Junto con los gobiernos están invitados los organismos de Bretton Woods, el sector privado involucrado en salud y la llamada sociedad civil, particularmente las grandes fundaciones filantrópicas dedicadas a estos padecimientos. Los dos últimos actores han realizado reuniones preparatorias y efectúan un intenso cabildeo.
La OMS aborda la prevención de las ENT con el enfoque de los “factores de riesgo” y “estilos de vida saludables” de los individuos, a pesar de que existen numerosas evidencias sobre el gran peso de los determinantes socio-económicos y políticos en su presentación. La propia OMS documentó abundantemente este hecho en su “Informe sobre los Determinantes Sociales de la Salud” (2008), que recomendó a los Estados miembros los siguiente: “Mejorar las condiciones de vida; luchar contra la distribución desigual del poder, del dinero y de los recursos, y medir y conocer mejor las inequidades sanitarias.”
En la cumbre habrá, inevitablemente, una fuerte tensión entre el propósito de actuar sobre las ENT y la profundización de la política económica y social neoliberal a raíz de la crisis de 2008 y con su agudización durante los meses pasados, particularmente en Estados Unidos y la Unión Europea.
Ocurre así porque esta política conlleva una redistribución regresiva del dinero y deteriora las condiciones de vida de la mayoría de la población por varias vías: incrementa el desempleo; precariza o terceriza el trabajo, con un impacto negativo sobre las condiciones bajo las cuales se realiza, y disminuye el salario e ingreso.
A ello se añade el creciente desmantelamiento de los sistemas públicos de salud, seguridad social y educación con nuevas restricciones de derechos hasta ahora consideradas piezas fundamentales del estado de Bienestar. De allí las multitudinarias protestas en los países europeos y hasta en Israel. Esta política social va junto con la ampliación de los esquemas privados de seguros y servicios de salud para cubrir los vacíos públicos e incrementos bruscos en el pago por la educación.
Estos cambios han sido posibles por la concentración del poder en las elites políticas y grupos económicos globales. Los procesos van aceleradamente en la dirección contraria a la recomendada por la OMS en su Informe sobre los Determinantes Sociales de 2008.
La composición de los participantes en la cumbre sobre las ENT abona a las tensiones y contradicciones, ya que estarán los promotores de las políticas neoliberales –el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional– y los que tienen intereses de lucro en salud, o sea, las industrias farmacéutica, de biotecnología, de tecnología médica, alimentaria y refresquera y las empresa de Asociación Público-Privada. Por otra parte, como ya expuse (La Jornada 2/6/11) existe una interrelación entre las grandes organizaciones filantrópicas y estas industrias que les produce conflictos de interés.
Empero también habrá contradicciones entre los participantes del sector privado ya que, por ejemplo, las industrias alimenticia y refresquera tratarán de evitar normas internacionales estrictas relacionadas con sus productos, como ya se demostró en México. Por su parte, las industrias de insumos médicos diversos y de tecnología promoverán que haya acceso universal al tratamiento y a los medicamentos siempre y cuando no se afecten los derechos de propiedad intelectual. Y los bancos supranacionales insistirán en que los gastos sociales deben ser el principal factor de ajuste en la actual agudización de la crisis.
La cumbre de las ENT se perfila, así, como un microcosmos en el que aflorarán las mismas contradicciones que caracterizan a la gran pugna actual entre intereses particulares y visiones del mundo. En estas condiciones parece difícil que la ONU logre una gobernanza internacional que proteja el interés general: la salud de los ciudadanos del mundo.
Secretariasaludgl@gmail.com
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