Por Orlando Segura Hervert..
En forma artesanal una familia muele la caña, para ello, cada mañana muy temprano acuden a la parcela y ahí llenan una pequeña camionetita que le caben 500 a 700 kilogramos del fruto cosechado a punta de machete, lo que implica cortarla en determinados trazos, posteriormente lo trasladan a la comunidad de La Camelia, ubicada a 30 minutos de la zona urbana de Tuxpan, a unos metros del municipio de Tamiahua; ahí paulatinamente la introducen a un molino movido por un caballo y así van obteniendo el vital líquido que representa 25 pesos por cada litro obtenido, ese es el procedimiento.
El campesino dio los datos y solo se atrevió a señalar que su hermano también se dedica a lo mismo, es ya una tradición, todos le entran al negocio, algunos pelando algunas frutas que posteriormente convierten en exquisitas conservas (calabazas). También tienen un horno en donde procesan el piloncillo
El señor no sabe de operaciones de costo beneficio, solo conoce que el negocio es productivo y les permite salir adelante, por eso dice que si les reditúa, algunos otros productores han tronado, pero a él le permite salir adelante y lo que hace le agrada y lo realiza con mucha satisfacción.
Haciendo las labores hay personas mayores, niños, mujeres, cada quien en la división de trabajo rudimentario tiene asignada determinadas tareas y así cumplen sus obligaciones diarias, hasta que el cliente estaciona su automóvil y adquiere previo pago el delicioso manjar.
Así se ganan la vida, ya llevan varios años produciendo un néctar que a los visitantes, sobre en todo en este tipo de temporadas vacacionales, les llama la atención y cada vez, como están a la orilla de la carretera rumbo a Tamiahua, cientos de paseantes se detienen en ese poblado y compran las “botellitas” y se la llevan a distintos puntos, generalmente al Distrito Federal, presume el entrevistado.
En forma artesanal una familia muele la caña, para ello, cada mañana muy temprano acuden a la parcela y ahí llenan una pequeña camionetita que le caben 500 a 700 kilogramos del fruto cosechado a punta de machete, lo que implica cortarla en determinados trazos, posteriormente lo trasladan a la comunidad de La Camelia, ubicada a 30 minutos de la zona urbana de Tuxpan, a unos metros del municipio de Tamiahua; ahí paulatinamente la introducen a un molino movido por un caballo y así van obteniendo el vital líquido que representa 25 pesos por cada litro obtenido, ese es el procedimiento.
El campesino dio los datos y solo se atrevió a señalar que su hermano también se dedica a lo mismo, es ya una tradición, todos le entran al negocio, algunos pelando algunas frutas que posteriormente convierten en exquisitas conservas (calabazas). También tienen un horno en donde procesan el piloncillo
El señor no sabe de operaciones de costo beneficio, solo conoce que el negocio es productivo y les permite salir adelante, por eso dice que si les reditúa, algunos otros productores han tronado, pero a él le permite salir adelante y lo que hace le agrada y lo realiza con mucha satisfacción.
Haciendo las labores hay personas mayores, niños, mujeres, cada quien en la división de trabajo rudimentario tiene asignada determinadas tareas y así cumplen sus obligaciones diarias, hasta que el cliente estaciona su automóvil y adquiere previo pago el delicioso manjar.
Así se ganan la vida, ya llevan varios años produciendo un néctar que a los visitantes, sobre en todo en este tipo de temporadas vacacionales, les llama la atención y cada vez, como están a la orilla de la carretera rumbo a Tamiahua, cientos de paseantes se detienen en ese poblado y compran las “botellitas” y se la llevan a distintos puntos, generalmente al Distrito Federal, presume el entrevistado.
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