•Estudiantes embarazadas
•Más alcoholismo femenino
•Alerta amarilla en la U.V.
Luis Velázquez
I
En la Universidad Veracruzana (U.V.) la alerta amarilla está prendida.
En las más de 60 facultades, por ejemplo, han detectado el rechazo de nueve de cada diez jóvenes al uso del preservativo.
En el campus de Minatitlán-Coatzacoalcos han detectado que las estudiantes han rebasado por completo a los alumnos en el consumo de alcohol y que cada vez se multiplica el número de embarazadas.
Por eso, y siguiendo la ocurrencia genial de “En este taxi yo sí leo”… para cultivar entre los xalapeños el hábito de la lectura, en la U.V. han lanzado dos programas estelares: por un lado, unos cursillos con los estudiantes para convencerlos de utilizar el ‘globito’.
Y, por el otro, en Minatitlán han anunciado el programa “Escuela libre de humo”, porque los universitarios fuman como chacuacos.
Todo, sin embargo, se antoja inverosímil y entra en el mundo fantasioso de las utopías incumplidas.
En Estados Unidos, cuando decretaron ley seca, el consumo de licor se disparó y enriqueció a muchos, entre ellos, al padre del clan de los Kennedy.
Además, está claro que las campañas de la secretaría de Salud, tanto federal como de las entidades federativas, para el uso del ‘globito’ han fracasado.
Incluso, bastaría referir que en el carnaval jarocho anuncian el regalo de un millón de preservativos y según los informes la mayor parte se quedan ahí, porque en las fiestas de la carne y el alcohol, todo mundo apuesta al puro valor azteca.
II
El trasfondo, sin embargo, es más poderoso. El presidente Lázaro Cárdenas del Río solucionó el consumo del alcohol en las zonas indígenas y campesinas de la república de la siguiente manera: simple y llanamente, prohibió la venta de cerveza, pulque y licor en las regiones montañosas de la república.
¡Y ay del gobernador y de los alcaldes que permitieran a las cerveceras la venta clandestina!
Luego, la Secretaría de Salud suscribió un pacto con la U.N.A.M. para que los estudiantes de las facultades de Medicina se fueran durante un año al campo para el servicio social, que significaba el último año de la carrera, y quienes además del servicio médico también cumplían la vigilancia como inspectores para evitar la introducción de cerveza, pulque y licor.
Por desgracia, se trató de una aventura sexenal, pues bastaría recordar que en el Veracruz de hoy cada semana trepa a la sierra de Zongolica un carro de carga repleto de cerveza de la región.
Y, por añadidura, cada fin de semana llegan a las cantinas de las cabeceras municipales un montón de trabajadoras sexuales de Orizaba y Córdoba para atender a los indígenas, quienes ganan 80 pesos en la jornada diaria en el campo desde antes de que el sol sale hasta después de que se oculta.
III
Cierto, las universitarias (y también las estudiantes de las escuelas secundarias y el bachillerato) se están embarazando cada vez más, porque tanto ellas, quizá, pero más los chicos rechazan el uso del preservativo.
Cierto, en muchas circunstancias, el consumo de alcohol lleva a debilidades sexuales.
La autoridad dirá que, bueno, en todo caso, se trata de un problema familiar, donde los padres son los responsables número uno.
Pero de igual manera, hay una coresponsabilidad de la elite gobernante, porque igual que Lázaro Cárdenas puede instrumentar medidas para disminuir el consumo de alcohol y cerveza.
Y el caso de los embarazos, ni hablar, se ha convertido en un asunto de seguridad nacional, pues solo en Veracruz cada vez aparecen más estudiantes de secundaria en adelante como madres de un bebé.
Cada quien, pues, a cuidar su familia…
Fuente: blog .expediente.mx
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