viernes, 29 de noviembre de 2013

SEGUNDA ALTERNANCIA: RECENTRALIZACION

Uriel Flores Aguayo

Deberíamos tener claro que el proyecto encabezado por Peña Nieto, poco tiene de interés democratizador y justiciero socialmente hablando; que sus afanes son de poder por el poder mismo en el sentido más autoritario de nuestra historia política. En esa línea debe entenderse que sume a la oposición y controle a la mayoría de los medios de comunicación. Es cierto que algunas acciones encaminadas a combatir a los narcotraficantes tienen un sentido de sobrevivencia del Estado más que de cumplimiento con una de sus funciones básicas. Digamos que la democracia en su sentido más amplio es veneno para el tipo de Gobiernos como el que encabeza Peña Nieto. En ese sentido son más de simulación y de control las reformas políticas, casi todas con su candado adjunto.

El Pacto por México es un mecanismo elitista que se colocó por encima de las soberanías legislativas y las entidades federativas, digamos que le facilitó los trámites al PRI, además que se volvió la más privilegiada tarjeta de presentación hacia el exterior del Gobierno Mexicano: en esas siglas se concentra todo el poder político, dejando para el refrendo las votaciones en las Cámaras Legislativas. El Pacto puede tener ya corta vida en tanto sean insalvables las diferencias ínter partidistas en la reforma energética, dejando sin opción de continuidad al PRD a riesgo de fracturarse definitivamente, las acciones fundamentales de esta administración federal van encaminadas a reforzar el centralismo en un intento por devolverle el poder casi infalible al Presidente; es el caso de la nómina magisterial, que se vuelve a concentrar en la SEP para que los cheques se emitan por la tesorería de la Federación, terminando, de paso, con el saqueo de los Gobiernos Estatales; es el caso de las adquisiciones en el sector salud, que se concentran a la Secretaria respectiva, es decir, todas las compras en esa materia, se harán en oficinas centrales; es el caso de algunos aspectos de la reforma política donde, por ejemplo, se está intentando quitar la injerencia de los Gobernadores en los institutos electorales; además, con las candidaturas electorales independientes la disputa del poder local va a ser más real y plural; todo esto, independientemente -o como efecto fortuito- de las cuotas que el PRI debe pagar a la oposición por su apoyo pactista.

Gradualmente habrá un efecto en la fuerza de los Gobernadores, los virreyes de hoy, que irán cediendo espacios y teniendo que disciplinarse con " Los Pinos". Eso parecería natural en la línea de un Presidencialismo reciclado como el que vemos con Peña Nieto, pero es inevitable dado el estado tan frágil y hasta de desastre en que están la mayoría de las Entidades federativas en lo financiero y en seguridad, teniendo que arrojarse a los brazos del Presidente les guste o no. Siendo así pierde el federalismo y se inicia una ruta de consolidación centralista en la peor tradición política de nuestro país. A Gobernadores débiles, cuestionados y hasta en riesgo penal corresponde un poder central cada vez mayor; veremos fenómenos curiosos, es perfectamente previsible: renuncias "por motivos de salud", juicios políticos y disputa de las sucesiones, es decir, que les quiten esa facultad informal a los mandatarios locales.

Del desorden Panista, doce años de ocurrencias y amateurs, nos estamos corriendo al “orden" Priísta; de una etapa de caos político y de cultivo de los virreyes en las Entidades Federativas estamos entrando a los pactos elitistas y a la vuelta de la monarquía informal. Tenemos enfrente más obstáculos para la democracia y el desarrollo social en México.

Recadito: La diferencia en el PRD rojo es de peso y de pesos; de una rata gorda quieren pasar a una rata flaca.

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