Generar definiciones en la sexualidad a tiempo, no es homofobia
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo de Bacre
Recientemente leía en algunos medios, la supuesta indignación que emitían algunos lectores respecto a un artículo que saliera en la revista “Mira” que edita el Colegio “Miraflores”, en su número 86, al que se denominó: “Prevenir la Homosexualidad, sí se puede” de la autoría del presbítero Ricardo Sada Fernández, en el que expone el planteamiento de que: “la homosexualidad es un problema de conducta y, como tal, puede evitarse o corregirse”… “Se puede corregir y también se puede prevenir la homosexualidad; y sí se puede, se debe hacer, porque se trata de personas tan dignas y valiosas como cualquiera”.
Y desde luego, el supuesto artículo causó revuelo, por dos razones: en primera, por tratarse de un sacerdote el que lo dice, que por cierto no es una persona cualquiera, pues se trata de uno de los religiosos más profesionales, experimentados y preparados en el país en materia de teología, psicología de la familia y sociedad y con un centenar de artículos y obras escritas a favor del matrimonio, la familia, el amor, la espiritualidad interior, la ética, la sexualidad con responsabilidad, el crecimiento y la verdad, que los grupos contrarios a preceptos y opiniones religiosas descalifican, sin ponerse a pensar que también hay personas--padres de familia en su mayoría y maestros, etc.--, que se preocupan y defienden la naturaleza sexual de sus hijos y alumnos, y se esfuerzan porque tengan una orientación sexual y de género bien definida desde las primeras etapas, lo que es también totalmente respetable y válido.
En segunda, porque el tema fue publicitado en un medio interno del Colegio donde asisten hijos de políticos renombrados, entre ellos los del Presidente de México y el Gobernador del Estado de México, y eso fue suficiente para tomarlo como noticia y aprovecharlo para magnificar el tema en las redes sociales y comentarios de artículos de prensa virtual y escrita, pretendiendo hacer creer que los niños y jóvenes que ahí asisten, están siendo educados e influidos por ideas conservadoras que chocan con la visión liberal—o extrema--, de ciertos grupos que externan resistencias para con los políticos como con el clero.
Pero si vemos las cosas con objetividad también es respetable que en uso de la libertad de expresión permita, que los medios publiciten artículos de diferente índole y temas, como así lo externó la directora del plantel, Elena Goicochea, cuando dice: “(En) el tema de la homosexualidad hay opiniones diversas. Pero como podrá analizar, en la revista Mira no emitimos opiniones propias sobre este tema, sino que reproducimos las de los autores tal como las envían”.
Sin embargo, toda vez que el tema se presta para analizarlo desde todas las facetas, bien vale la pena retomarlo para reflexionarlo con seriedad y respeto, sin estigmatizar a las personas ni mucho menos cuestionar vidas, pero sí con el deseo de dejar claro que ante la exigencia hoy de que los niños y jóvenes—además de padres--, están ávidos de orientación, especialmente en lo relativo a las conductas sexuales y en este caso las conductas homosexuales de sus hijos, requiere prestarle atención al hecho para orientar a las familias a tiempo y sean los propios jóvenes, ya informados, con la madurez y consciencia clara de sus actos, los que puedan decidir finalmente el género o vida que mejor les convenga a sus deseos o necesidades afectivas o emocionales. Por eso para aclarar conceptos, primero trataré de definir lo que es la homosexualidad.
Cuando hablamos de homosexualidad, nos referimos a la preferencia sexual definitiva que una persona puede tener hacia otra del mismo género. Hago hincapié en “preferencia” porque puede ser que exista experimentación homosexual en algún momento, sin que la persona sienta o decida que sea su preferencia sexual definitiva, lo que no implica verdadera homosexualidad; y digo “género”, como un concepto diferenciado de “sexo”, siendo el primero parte de la cultura y el segundo un determinante de la naturaleza.
Este fenómeno comienza comúnmente durante la niñez y la adolescencia y es un indicativo del desarrollo de la sexualidad de la persona más que de su orientación final de adulto. Al final de la adolescencia, la mayor parte de los jóvenes identifican su orientación sexual, pudiendo ser: heterosexual (relaciones hombre-mujer), homosexual (relaciones con mismo sexo) o bisexual (relaciones tanto con hombres como mujeres), entre las clasificaciones más comunes. Pero en la niñez el individuo no sabe aún cuál será su definición sexual, porque eso lo adquiere en su medio social. Razón de más para que en éste encuentre a sus padres y maestros, abiertos a poderle orientar, lo que hace válida cualquier opinión profesional o de expertos al respecto, que permita educar y formar a niños, jóvenes, padres de familia y orientadores, para saber enfrentar éste y muchos otros problemas juntos.
Luego entonces, tocaré primero el tema del famoso artículo. Lo he leído y…lo digo sinceramente…en ningún renglón le observo algo cuestionable, homofóbico o que indique una intención tendenciosa para inmiscuirse en asuntos que competen a la libertad de decisión de las personas de declararse “lo que se le antoje”, antes o cuando esté en la edad de decidirlo por sí mismo; como tampoco creo, que el mismo diga una mentira porque… visto desde las leyes científicas del aprendizaje que explica, entre otras posiciones teóricas, la psicología conductista, cualquier ser humano puede ser moldeado en su conducta desde las etapas iniciales del desarrollo para formarlo, adaptarlo o readaptarlo y, de esa manera, pueda llevar una vida en armonía con su sociedad y su medio. Luego entonces, la homosexualidad al ser aprendida, puede ser corregida.
Ya lo mencionaba uno de los psicólogos americanos más importantes de las primeras décadas del siglo XX, fundador de la psicología conductista y reconocido por sus investigaciones, John Broadus Watson, quien afirmó y lo probó en innumerables casos, que era posible generar cualquier tipo de conducta deseada con solo controlar el ambiente de la persona. Watson, hizo célebre su frase: “Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger: medico, abogado, artista, hombre de negocios e incluso mendigo o ladrón, prescindiendo de su talento, inclinaciones, tendencias, vocaciones, aptitudes y raza de sus antepasados” (Watson, 1913).
Luego entonces, condicionar comportamientos no es cosa de magia, sino de ciencia y eso lo realiza la psicología conductista al trabajar con la técnica: modificación de conducta tanto humana como animal. Este enfoque considera que al analizar y evaluar la conducta de un individuo (bebé, niño, joven, adulto o anciano) y el medio donde se desenvuelve (constituido por eventos o estimulaciones físico-biológicas, sociales, culturales, etc.,) permite descifrar las causas y consecuencias del comportamiento a través de métodos objetivos (observables y medibles), y con ello llegar a identificar los eventos formativos que refuerzan o castigan las conductas, que construyen en el tiempo su repertorio verbal, social, sexual, etc., y permiten seleccionar en cada etapa de su vida lo que es útil, y/o aprender a desechar lo que le lesiona, produce insatisfacción o permite racionalizar sus decisiones.
Por ello, sin entrar en fanatismos, no es posible subestimar los argumentos como los expuestos en la revista Mira, porque por una parte, no son producto de la casualidad sino de una larga historia de un hombre de fe, ligada al estudio e investigación del tema desde su campo de acción o vocación sacerdotal, pero también desde sus vivencias como confesor de padres de hijos homosexuales y, sólo por este hecho, lo hace conocedor de los problemas que enfrentan y los resultados que ha tenido esa circunstancia en la vida familiar, lo que en base a ese conocimiento le permite expresar que, es mejor saber prevenir los problemas de los hijos desde la educación inicial de la vida y ayudarle a definir su sexualidad, que exponerlo–en soledad y desorientado--, al rejuego de las circunstancias y de gente perversa que usa y abusa de su condición de fragilidad o los induce no solo a la homosexualidad sino a otras conductas destructivas, dejándoles en una total indefensión frente a una sociedad que aun estigmatiza y discrimina a las personas diferentes.
Y pondré sólo algunos ejemplos de algunos niños y jóvenes cuyas problemáticas familiares o medioambientales se han tomado como predisponentes para adquirir identidades sexuales diferentes a las de su sexo biológico, algunas estas son:
a) La paternidad en soltería, que toma cifras descomunales en la actualidad, donde los niños o niñas por la ausencia de alguno o ambos padres—que trabajan todo el día--, no ponen la atención necesaria para tratar los temas de la sexualidad ni tampoco se fomenta la confianza con los hijos.
b) Casos de hijos de parejas en las que el niño o joven se identifica o proyecta, con la figura que en la familia le da más seguridad, pudiendo provenir de un sexo diferente, que finalmente adopta.
c) Situaciones en donde a los hijos se les obliga a convivir o realizar conductas no aclaradas, ejemplo: jugar a las muñecas,el niño varón con las hermanas, hablar como niña (o) imitando a la madre o padre, tener relaciones de afecto exagerado con compañeros (as) de estudio en colegios donde sólo hay población de un solo sexo; y/o a presenciar hechos o circunstancias afectivas no propias de su edad, que constituyen eventos significativos que se asumen y finalmente los convierten en hábitos o signos de su personalidad definitiva.
c) Hijos que han sido abusados o violados por padrastros o familiares, que les incitan a una sexualidad diferente, que los marca para siempre.
d) Hijos de padres homosexuales que exhiben frente a los hijos sus comportamientos ambivalentes y que lo aprenden como forma natural de convivencia.
e) Hijos que han acumulado resentimientos contra el padre o madre que abandona el hogar, y que por rebeldía adopta el sexo del padre o madre en soltería, como una forma de canalizar su frustración o coraje contra la figura ausente.
f) Niños o jóvenes que, al no ser cuidados por sus padres, pueden estar siendo influidos por personas ajenas a su familia (desde la servidumbre, la escuela, el deporte, etc.,) que en lugar de orientarles, les reprimen, los desubican o les alientan a adoptar definiciones sexuales diferentes. Entre otras.
En suma, jóvenes que han sido descuidados, desinformados u olvidados, que no sienten confianza con sus padres porque estos están ocupados siempre y buscan los modelos fuera del hogar con familiares, amigos o personas adultas con las que se identifican finalmente. Y sobre todo, niños y jóvenes que no adquieren seguridad para desenvolverse por sí mismos, que son dependientes emocionalmente de la madre o padre, que acumulan miedos y que por su debilidad, son presa fácil de la manipulación de personas no equilibradas, tendenciosas o con problemas, que se vuelven significativos en su vida.
Por eso creo, que es más dañino y cuestionable el negarle a un niño o joven la libertad de ser informado y formado a tiempo sobre su sexualidad--lo que se pretende con lo que se escribe o en su caso, cuando se tiene a cargo su educación-- para que asuma la identidad y orientación sexual natural en primera instancia, que dejarlo abandonado a su suerte con las consecuencias ya citadas, que le lleva a problemas diversos y hace que sean por lo general infelices. Por lo tanto, esto nos lleva también a recordarles a los padres, su obligación de informarse y educarse para darle a sus hijos apoyo y confianza y, los ayuden a tomar consciencia de su propia naturaleza y de sus actos…y si después de ello, un joven define un género diferente, pueda asumirlo también con respeto y sin miedos y con el apoyo de quien le ame sin reservas y ello le facilite su integración y no el rechazo de una sociedad que aún no madura en plenitud en esos temas.
Gracias y hasta la próxima.
Bibliografía
· Bardi A., Leyton C., Martínez V. y González E., (2005) Identidad sexual, proceso de la adolescencia, Revista Docencia, reflexiones pedagógicas, Chile.
· Irvin Jaen A., Hidalgo Aime, Mitos y realidades acerca de la homosexualidad en el siglo XXI, http://www.psicologia-online.com/monografias/7/mitos_homosexualidad.shtml
· Igartua Santiago, (2014) Colegio donde estudian los hijos de Peña difunde escritos contra homosexualidad y las bodas gay, Proceso no. 1944.
· Sada F. Ricardo, (2014) Revista “Mira”, Colegio Miraflores, No. 86 México, DF.
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