Por Martha Cruz.
Son muchos los niños que deambulan en las aceras, que piden limosna, que tienen que trabajar para llevar dinero a su casa, que conocen la pobreza, el hambre, la violencia, se les ve por las calles, en las esquinas, niños y niñas pidiendo un poco de respeto, una vida mejor, alegría y no sufrimientos, así se observa en este puerto y en muchas ciudades del estado.
Menores de edad que conocen las carencias de la vida, de ganarse los centavos en las esquinas, el maltrato y el desprecio, son los niños que están pidiendo ayuda de las mismas autoridades, que conocen el frío, y es muy lejana una comida a sus horas.
En 1954 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución a través de la cual, se establecería el “Día Universal del Niño” con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. El organismo encargado para desarrollar ese proyecto fue la UNICEF.
El 30 de abril es una oportunidad para llamar la atención de los entes gubernamentales, en lo que se refiere a las necesidades infantiles y de los padres, para que estén al tanto de lo que pueden exigir.
Igualmente, se busca informar a los menores para que ellos sepan cuándo son víctimas de algún abuso o si no están recibiendo lo que por derecho les corresponde: educación, vivienda y una alimentación sana, entre otras cosas.
Es importante señalar que estos derechos les pertenecen sin excepción de ningún tipo a todos los miembros de la población infantil.
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