Sapos y Alacranes
Por Orlando Segura Hervert.
Imágenes: Redes Sociales
En el ataque a Siria, al Estado Islámico, a ISIS, se combinan por lo menos tres factores dignos de analizar: 1.- Geopolítica 2.- Poder y 3.- Religión, se entrelazan esos elementos en el que alguien se quiere quedar con parte del territorio árabe, con las riquezas de aquella región, y con esa zona estratégica en donde por lo menos hay petróleo. Pero además se combina con toda una cultura en donde no aceptan los valores y principios occidentales, contrarios al catolicismo y el cristianismo, es un área de confrontaciones y conflictos permanentes.
La fidelidad a otro dios diferente al nuestro atiza cualquier discrepancia y diferencia. Para los occidentales, esos pueblos tienen un atraso histórico de 500 años por lo menos, de ahí su dogmatismo, fanatismo e intolerancia.
Los musulmanes opinan que en este lado hay idolatría e infidelidad que se debe castigar con la muerte, inclusive en su comunicado de los atentados realizados el pasado viernes 13 de noviembre en París Francia, justifican la barbarie; dijeron que era una respuesta a las agresiones cometidas a Siria y el Estado Islámico, pero también argumentaron que en el concierto celebrado en Bataclán, había jóvenes en las que prevalecía la depravación.
Es una mezcla y coctel de odio exacerbado, los yihadistas piensan que los actos de barbarie cometidos, son correctos, consecuentemente no hay arrepentimiento en los crímenes cometidos.
Las diferencias son ancestrales y la violencia cometida por ambos bandos no operará en la armonía de este mundo, seguirá habiendo explosiones y prevalecerá el horror y el terror.
En las redes sociales hay una gran reflexión porque cada día mueren inocentes y los tambores de la guerra parecen enseñorearse por encima de la cordura.
En el nombre de Dios se cometen atrocidades y las estamos viendo, somos tristes espectadores de una humanidad que cada día se derrumba y destruye así misma.
El país galo en respuesta, nuevamente bombardeo a sus enemigos. Y ante tal expectativa solo queda pugnar por la tolerancia, parar una guerra que se antoja injusta e inhumana.
La familia tuxpeña Gil Jaimez perdió a Michelli, una joven en la plenitud de la vida, le tocó pagar una factura que no era de ellos y a pesar del dolor y sufrimiento, tuvieron la sensibilidad para no exigir venganza, solo pronta resignación espiritual y paz en la tierra.
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