México, D.F.- Acostumbrados a ver asfalto y autos corriendo sobre la avenida Viaducto, conocida también como Río Piedad, la visión de un canal de agua en esa zona no está en la mente de los habitantes de la ciudad, aunque hace menos de un siglo, ahí había agua y de hecho, sigue habiendo, sólo que ahora, entubada, mezclada con drenaje y oculta bajo el asfalto. El entubamiento del Río Piedad, ahora convertido en drenaje, es parte de la política de gestión del agua que se sigue en la Ciudad de México y su Zona Metropolitana y que está muy lejos de ser un manejo sostenible.
Caracterizado de Kaká, Arturo Hernández, uno de los integrantes de los Supercívicos salió este sábado junto a voluntarios de la organización ambientalista Greenpeace y del despacho de arquitectura Taller 13, para hacer un llamado a la ciudadanía y a las autoridades para tomar conciencia de que necesitamos cambiar el modelo de manejo del agua en esta megaurbe.
“Que mier… que el agua de lluvia que cae en esta ciudad se vaya al drenaje y vaya por debajo de nosotros acá en Viaducto con todo nuestro excremento, ¿lo sabía?” preguntaba Kaká a los transeúntes durante esta jornada de concientización y colecta simbólica del agua de distintos cuerpos de agua del DF.
La Ciudad y la cuenca de México tienen una historia que no todos recuerdan: antiguamente lo que menos hacía falta era el agua, todo lo contrario: 5 grandes lagos (Xaltocan, Chalco, Texcoco, Zumpango y Xochimilco) rodeaban a la zona urbana y eran alimentados por 14 grandes ríos y canales cuyos afluentes aún sobreviven hasta nuestros días, y que hoy se conocen como Ameca, La Piedad, Churubusco, Magdalena, Los Remedios, Santo Desierto, Mixcoac, San Juan de Dios, San Bernardino, San Gregorio, San Lucas, El Salto, La Compañía y Moctezuma, los que a partir de la conquista se fueron transformando en drenajes a cielo abierto, y finalmente entubados para dar espacio a los automóviles transformándolos en calles y ejes viales”, señaló Paloma Neumann, campañista Megaciudades, Operación Ciudad, de Greenpeace México.
“La Cuenca de México ha sufrido uno de los cambios ecológicos y urbanísticos más radicales de planeta, sobre todo en el último medio siglo, en el que el área lacustre de más de mil kilómetros cuadrados fue sustituida por una caótica megalópolis de 2 mil kilómetros cuadrados”, abundó Neumann.
Actualmente, la gestión del agua está basado en tres ejes:
La sobreexplotación del acuífero de la ZMVM. Cerca de 70% del agua proviene del acuífero a una tasa que impide su recarga: 45% del agua se obtiene como resultado de la sobreexplotación, provocando hundimientos, socavones y fracturas en casas y edificios en las cercanías de los pozos de extracción;
La importación y el despojo. Alrededor de 27% del agua se “roba” de las cuencas Cutzamala y Lerma-; y
El desperdicio del agua pluvial y de los ríos, y su exportación junto con las aguas residuales sin tratar: sólo se tratan aproximadamente 10% de las aguas residuales que se envían a la cuenca del río Tula, en Hidalgo, donde se usan para cultivar alimentos, y que finalmente, van a dar al Golfo de México.
Viaducto es sólo una ejemplificación de este modelo, un modelo que puede y debe cambiar.
El Viaducto fue diseñado por el arquitecto Carlos Lazo para ocultar y construir una vialidad sobre las aguas negras de lo que fue el Canal o Río de la Piedad. El canal se entubó y se inauguró el primer tramo en 1962.
“Podríamos recuperar, sanear, y hacer de Viaducto, un parque lineal, un espacio donde convivieran agua y áreas verdes para el disfrute de la gente y no sólo autos”, comentó Elías Cattan, fundador y director del despacho de arquitectos Taller 13.
No podemos cerrar los ojos y permitir que se perpetúe esta lógica de manejo del agua que es insostenible, que demanda montos crecientes de inversión y proyectos de infraestructura cada más grandes y onerosos, demostradamente insuficientes, y generando una situación rallante en el absurdo, en la que el agua de lluvia y el agua de los ríos se tira al drenaje sin usarse, incrementando, junto con volumen creciente de agua residual, el gasto energético y económico para su expulsión, sumando emisiones de efecto invernadero, y agravando el proceso el hundimiento de la ciudad y el riesgo de inundaciones.
Seamos parte del cambio, entra a operacionciudad.org y exijamos juntos una ciudad y un modelo de manejo de agua sustentable.
Fuente: Greenpeace.com
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