Escena Veracruzana
Por MARCO ANTONIO MEDINA PÉREZ
Los mercados financieros todavía no ven con buenos ojos el paquete económico presentado por el secretario Meade, ¿será, entre otras razones, porque Meade fue el responsable, en los últimos años de Calderón, de que aumentara tanto el déficit presupuestal como la deuda pública?; ¿o tomarán en cuenta que, una cosa es lo que se aprueba y otra lo que se aplica, como ocurre año con año, pasando por alto lo aprobado en la Cámara de Diputados?
Un signo de esa desconfianza es que el peso ha llegado a su nivel más bajo, 19.3 pesos por dólar el pasado jueves, pues los inversionistas prefieren refugiarse en una moneda segura que seguir en la zona de incertidumbre del peso. De continuar por este camino habrá una mayor especulación cambiaria, fuga de divisas y una creciente debilidad financiera del país. De ahí a la repetición de la crisis económica de fin de sexenio hay un breve paso.
Los enormes hoyos de la corrupción, el derroche en gastos superfluos y el desmantelamiento paulatino de PEMEX, son los responsables inmediatos de la actual crisis del gasto público.
Nada de eso se corrige en el proyecto presupuestal.
Preocupa además que no se encuentre otra fórmula que descargar sobre las espaldas de la población, sobre todo la más necesitada, los errores de los gobernantes y sus turbios intereses en el manejo presupuestal.
Precisamente es en la educación, uno de los temas más debatidos últimamente a nivel nacional, que el proyecto de presupuesto para 2017 reduce drásticamente el gasto público hacia los sectores marginados que requieren subsidios, pese a las declaraciones tanto presidenciales como de Meade.
Ya de por sí en este año se había reducido el presupuesto educativo. De lo aprobado por la Cámara de Diputados, que ascendía a 303 mil millones de pesos, con el recorte de marzo bajó a 293 mil millones, es decir, una disminución de 3.2%. Ahora se propone ahondar ese despropósito y situar el gasto educativo en 265.7 mil millones, lo que significa una caída en picada de 12.3%.
Y por si fuera poco, los programas que más afectan a la población vulnerable, la que necesita mayor apoyo, sufrirán severos recortes.
Así resulta que, como se reseña en el cuadro que sigue, los subsidios que recibe la población en materia educativa sufren una reducción de 15.2%. Se cancelan los programas de Apoyos a la Cultura, Inclusión Digital y Atención a problemas estructurales de las UPES (centros y organizaciones educativas de la sociedad civil y de las entidades federativas). Por otra parte, disminuyen drásticamente los recursos de los programas: Expansión de la Educación Media y Media Superior (180.5%), de la Reforma Educativa (74.9%), para el Desarrollo Profesional Docente (-29.7%) y para el Fortalecimiento de la Calidad Educativa (-38.5%), Asimismo, decrecen fuertemente los recursos de los programas Nacional de Becas (-27.3%), de Cultura Física y Deporte (-28.6%) y de Convivencia Escolar (28.6%).
Al respecto habría que preguntarle al secretario Meade, ahora que comparecerá ante la Cámara de Diputados el martes próximo, si con estos presupuestos queda cancelada la reforma educativa, si seguiremos apostando a malos resultados deportivos en los Juegos Olímpicos o si seguiremos dando la vuelta a graves problemas de convivencia como la práctica del acoso intraescolar o la discriminación en las escuelas. Por otro lado, habrá que saber si el gobierno insistirá en cancelar el futuro de muchos jóvenes que no encuentra cabida en las escuelas de nivel preparatorio o superior, pues ahí se expresan crudamente también los recortes al gasto.
Como las calificadoras internacionales y los inversionistas, aunque por otros motivos, los ciudadanos tenemos muchas razones para desconfiar de un armado presupuestal que no augura nada bueno para el bienestar de la población.
Los lectores tienen la palabra.
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