¿Será que en verdad y en definitiva Trump ya aceptó su derrota? ¿O está alistando un último zarpazo? Con alguien como Trump, ninguna posibilidad debería de ser descartada.
En el trumpismo, los ‘supremacistas’ blancos han tenido el momento de sus vidas. Tanto así que se les hizo muy fácil entrar al Capitolio de Estados Unidos con armas, con sogas, con esposas, amenazando que colgarían al vicepresidente y a los congresistas “traicioneros”. Si tan solo hubiesen alcanzado a poner sus manos en uno que otro legislador (o en Mike Pence), ¿qué les hubieran hecho?
Al final del mandato de Trump, ha quedado de manifiesto que para ser un autócrata se necesita algo más que retórica incendiaria. Por el momento y bajo las actuales circunstancias, el querer pasarse por alto a todo el sistema estadounidense y hacer lo que le plazca simplemente no lo pudo lograr. Además, terminó humillado y manchado con un segundo juicio político.
Conforme se está haciendo cada vez más viable la destitución bajo los cargos por incitación a la insurrección, sus cómplices argumentan que “no conviene” y que, “por el bien de la unidad del pueblo estadounidense”, se debería de poner un alto al juicio político. Pero, si lo del 6 de enero no es culpa de Trump, ¿entonces de quién? Si lo ocurrido en el Capitolio de Estados Unidos no es suficiente para juzgarlo, entonces, ¿cuáles serán los límites de un comandante en jefe de hoy en adelante? Si se le permite salirse con la suya (por enésima vez), qué ejemplo se le va a dar a las venideras figuras presidenciales.
¿Por qué los senadores tendrían que esperar a que suceda algo peor? Los demócratas se están viendo muy lentos y los republicanos se están viendo muy tímidos. 10 congresistas republicanos ya votaron a favor del juicio político en contra de Trump, pero, ¿cuántos senadores republicanos se atreverán a “traicionar” a su ex jefe? Pronto quedará registrado en la historia de los Estados Unidos si la mayoría de republicanos se prestaron, o no, al juego de Trump en su férrea batalla por mantenerse en el poder a toda costa.
A estas alturas ya no son tiempos para que los políticos (de un partido o del otro) demuestren debilidad ante un bully como Trump. A Trump ya se le dieron muchas oportunidades en ocasiones anteriores, si se le perdona lo del 6 de enero, si esta vez lo dejan salir ileso, en el futuro cercano podrían ser muchos más los arrepentidos.
Fuente: RadioAMLO
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