Por Orlando Segura Hervert.
osh_prd@hotmail.com
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La plaza de Todos Santos ya es insuficiente, cuando la población tuxpeña concurre en forma masiva no cabe ni un alfiler, se camina a pasitos, las calles Garizurieta, Heroico Colegio Militar y parte de la avenida Juárez, se llena de comerciantes y personas que lo mismo van a mirar o a comprar, no es que no haya otros centros donde adquirir los productos, lo que sucede es que ya es una tradición muy arraigada y por eso los habitantes acuden en forma multitudinaria.
Varias señoras se llevaron su flor de cempasúchil, hoja de plátano misma que llegó a $20.00 el manojo o rollito, el frijol en paquetitos lo ofertaban a 20 o más, el camarón en $140.00 el kilogramo, la calabaza en $25 o 30 la pieza y así los productos indispensables para elaborar tamales de frijol, ajonjolí, calabaza o puerco, estuvieron por las nubes.
De acuerdo con la versión proporcionada por las autoridades encargadas de la vialidad, aproximadamente un tercio de nuestra ciudad y puerto, intentó llegar a este espacio, algunos se regresaron, otros estacionaban sus vehículos en el mercado o a la altura de la calle Juárez y Revolución, caminaban unos metros para meterse en ese sitio en el que se veían a familias completas deseosas de adquirir conservas, chocolate, disfraces, calaveritas, naranjas de todos los tipos, artículos de madera, molinillos, cucharas, paletas, no podían faltar los molcajetes; se observó la presencia de rostros juveniles, adultos, personas de la tercera edad, niños, estudiantes, amas de casa, maridos “empadronados por la espera”, mujeres muy joviales, abuelitos, parejitas, etc.
Desde el 29, 30 y 31 de octubre, arribaron en promedio 30 mil personas, los automovilistas que pasaron por dicha área, en ocasiones tardaron hasta 45 o 30 minutos, la circulación se volvió muy lenta, a vuelta de rueda.
Funcionarios del municipio opinan que para el próximo año, los que vienen tendrán que buscar otras alternativas, quizás incluir a la plaza cívica “Enrique Rodríguez Cano”, o bien trasladarlo a otro rumbo de fácil acceso. La pregunta es ¿donde?, dado que en ésta época todos quieren entrar a una "caja de zapatos” y no todos corren con suerte.
Varias señoras se llevaron su flor de cempasúchil, hoja de plátano misma que llegó a $20.00 el manojo o rollito, el frijol en paquetitos lo ofertaban a 20 o más, el camarón en $140.00 el kilogramo, la calabaza en $25 o 30 la pieza y así los productos indispensables para elaborar tamales de frijol, ajonjolí, calabaza o puerco, estuvieron por las nubes.
De acuerdo con la versión proporcionada por las autoridades encargadas de la vialidad, aproximadamente un tercio de nuestra ciudad y puerto, intentó llegar a este espacio, algunos se regresaron, otros estacionaban sus vehículos en el mercado o a la altura de la calle Juárez y Revolución, caminaban unos metros para meterse en ese sitio en el que se veían a familias completas deseosas de adquirir conservas, chocolate, disfraces, calaveritas, naranjas de todos los tipos, artículos de madera, molinillos, cucharas, paletas, no podían faltar los molcajetes; se observó la presencia de rostros juveniles, adultos, personas de la tercera edad, niños, estudiantes, amas de casa, maridos “empadronados por la espera”, mujeres muy joviales, abuelitos, parejitas, etc.
Desde el 29, 30 y 31 de octubre, arribaron en promedio 30 mil personas, los automovilistas que pasaron por dicha área, en ocasiones tardaron hasta 45 o 30 minutos, la circulación se volvió muy lenta, a vuelta de rueda.
Funcionarios del municipio opinan que para el próximo año, los que vienen tendrán que buscar otras alternativas, quizás incluir a la plaza cívica “Enrique Rodríguez Cano”, o bien trasladarlo a otro rumbo de fácil acceso. La pregunta es ¿donde?, dado que en ésta época todos quieren entrar a una "caja de zapatos” y no todos corren con suerte.
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