lunes, 31 de diciembre de 2007

COMENTARIO DE MIGUEL CAMIN



retratos1@gmail.com
Extrañable editor, me veo obligado a salir de un retiro de silencio que me impuse. La prisa en nuestros quehaceres habituales disminuye el peso del espíritu, solía decir Dostoyevski. No encuentro sitio público donde la comezón por apropiarse de lo que sea no semeje un padecimiento lastimoso y común. Hasta lo más inútil tiene un comprador en potencia. Pero también los hogares son sitio de fragor, de fiebre permanente, extensiones penosas de los supermercados con su irremediable sustitución de entrega de afectos por intercambio de bienes. No se requiere ir al monte para eludir este mal de las navidades, también ahí se sucumbió ante esta plaga portadora de todo menos de aires purificadores. Perdone señor editor, las pascuas hace muchos años que están de la chingada. Ya lo pregonaba el condenable Marx: al productor en el mercado se le revierten sus mercancías, se vengan, convierten al hombre, también en cosa, en su cosificación.



Pero vayamos al punto que me mueve salir de este confinamiento de silencio que hube elegido a voluntad propia. Oigo que dicen que hay ‘luto’ en unos y ‘gozo’ en otros, en referencia, por supuesto, a la decisión inatacable del trife de reponerle a Juan Ramón Ganem a la brevedad posible su constancia de mayoría, que lo hará, a partir del primer minuto del año en puerta, alcalde de Tuxpan, y por tanto que deja en la orfandad electoral al médico Miguel Alcántar. ¡Sí!, el mismo que abrió a la prensa y al presidente de la comisión municipal de elecciones su consultorio particular como marco ridículo y testimonial de recepción de aquel documento tan manido que lo convalidada como alcalde electo. Tendrá el galeno, ahora, como premio de consuelo, seguramente, la conservación de una copia a color que debiera estar obligado a preservar por el incuestionable interés histórico que vendrá en el futuro, cuando estudiosos de lo cómico, en el pasado de Tuxpan, apunten hacia esta etapa que debiera ser llamada únicamente de “estupideces”, sino fuera porque como muchas otras cosas lo que sucede impacta directamente en los gobernados.



Como en otras tantas ocasiones, extrañable editor estoy en absoluto desacuerdo con usted. No veo por ningún lado que ‘Tuxpan y los tuxpeños’ hayan ganado. Cuando dos enredos se aparean el producto es un nudo insoluble. “Lo peor de cada casa”, ironiza con su letra Serrat en una de sus hermosas canciones. Vea usted y no tema llamar a las cosas por su nombre: hay cuatro regidores del Pri, todos ellos con prestigio de talento para la grilla estéril, esa que es pródiga para sus intereses privados y mezquina con los colectivos; cuatro más del Pan: lo refrendo: no hay materia gris y si por accidente se generara una chispa en su cabezas, agotarían esa escasa energía en sacar provecho para sus negocios particulares. Hay uno, un noveno: del PT. ¿Tiene caso que hable de él? Todos ellos, junto con el síndico, encabezados por Juan Ramón Gánem, un hombre, sin duda exitoso en sus empresas, pero de cuestionables métodos para alcanzarlo. Se avecina una administración municipal de pronóstico catastrófico. Igual que la que se va. O peor. El Pri, como la fábula del alacrán y la rana, es débil en su naturaleza corrupta y no podrá evitar caer de nuevo en la tentación de saquear la cuenta pública a sabiendas que le signifique la derrota en el 2010. Los del Pan traen la mano encebada y abierta para lo que disponga el señor presidente. De tal manera, extrañable editor, que yo no encuentro diferencias entre el staff (equipo, perdón) de Folgueras y el de Juan Ramón. Pero tampoco hubiera encontrado diferencias si la cabeza hubiese sido el médico Miguel Alcántar. Cuando no se tiene claro un proyecto de municipio, quien encabece los esfuerzos tiene asegurado el resultado: una bola de desatinos. El Pri y el Pan son lo mismo. No sé antes, ni sé si más adelante. Pero ahora, ahora si lo son. Le recordaré extrañable editor, un suceso que es de dominio público porque ha aparecido infinidad de veces en la prensa y cafetines, y jamás desmentido por ninguno de los protagonistas: el ahora alcalde Juan Ramón Gánem y el actual diputado local por el Pan José Mancha tienen simpatías, las mismas que los llevó juntos a Jalapa, en el vehículo de uno de ellos, a presentar en enero del 2003, uno como síndico y el otro como dirigente municipal del Pri, denuncia penal por supuestos desvíos de recursos contra el alcalde panista Octavio Greer. La razón: no tanto por cumplir con un deber legal, sino encender la mecha que significaría la destitución de Octavio Greer, la inmediata asunción de José Mancha de síndico a alcalde o de Sandra Betancourt suplente del alcalde, y hermana del ex tesorero Juan Betancourt, despedido por el cabildo por malos manejos, y elegido por Jerónimo Folgueras para manejar las finanzas de su administración. La rabieta de José Mancha y Juan Ramón Gánem no funcionó por insustentable y carente de veracidad. Pero su fracaso, no los alejó, los unió y en el 2004, José Mancha, Juan Ramón, Jerónimo Folgueras y Juan Betancourt hicieron causa común. Como en las malas telenovelas de televisa, la historia siempre es la misma y los actores también. Entre ellos se reparten los papeles y todo queda en familia. El caso es parecido, por absurdo que parezca; o más bien, por absurdo es porque es parecido. La realidad siempre resulta más absurda que la imaginación más torcida repite en cada oportunidad García Márquez. De tal manera que hoy, con plena seguridad, en el salón del hotel Plaza Palmas, Juan Ramón Gánem tendrá en su mente y en su corazón a tres grandes socios e invitados: José Mancha, Gerónimo Folgueras y Juan Betancourt. ¿Usted cree señor editor, que con estos personajes en el poder y la toma de decisiones le irá mejor a Tuxpan y a los Tuxpeños? No peque de iluso. Mejor desayune una Maruchant (perdóneseme esta licencia mamila)
Gracias: Miguel Camín
retratos1@gmail.com

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