

Erase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban todos los corderos.
Y había también un príncipe malo,
Y había también un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Apreciables editores, cuando escuché por vez primera en la infancia decir a los evangelistas que pronto el mundo se acabaría, y que la confirmación de esa profecía fatal estaba en las pantallas, frecuencias y páginas de los medios que registraban a diario las calamidades humanas, me embargaba un miedo atroz. Ya adolescente dudé. Más tarde era un pretexto duradero para admirar la belleza de cabelleras y faldas largas de las jóvenes que hacían esfuerzos vanos para suministrarme el mensaje de Jehová. Me ligué a un par de ellas y las hice más terrenales que el pan. Una abrazó el oficio de taibolera; la otra, apremiada por las culpas, retornó al rebaño, y, después de un sin número de abluciones, le fue encomendada una tropa de chiquillos a quienes adoctrinar en la fé inquebrantable.
El tiempo que todo lo pone en su lugar, ha terminado por acercarme a tales augurios, y hoy estoy convencido, sin que tenga la presión lánguida de las evangelistas, que este puto mundo va a palmar, o más bien, la humanidad y su hábitat están muriendo y pronto será el final.
Sin embargo, ha sido un síntoma particular, ajeno a los flagelos humanos, el que ha terminado por convencerme: este pinchurriento mundo camina del revés, y va directo, en recula, a la destrucción. Aunque más que temor, este fenómeno de fin del mundo, me causa risa. La gente y los acontecimientos, en la vida cotidiana, sobre todo, van en dirección inversa a la que el sentido común y la razón indican, verbigracia: obesos que comen más para bajar de peso, mujeres que se reparan el rostro para verse menos hermosas, idiotas conduciendo alcaldías, periódicos cuyo uso para leer es suplido para limpiarse el culo; en fin, ciudadanos que beben y beben café alrededor de una mesa y de tanto decir no dicen nada.
El Mundo del Revés, es el título que puse a esta nueva columna para que aparezca en el blog que ustedes administran y sostienen.
No le fijo día porque si digo lunes puede aparecer un viernes, o la inversa. El Mundo Va Acabar, había pensado en un primer momento. Bella frase, bello título para una columna. Me recuerda a aquellas hermosas evangelistas. Tuve temor, pensando que hubiera por lo menos un gramo de veracidad.
Miguel Camín
retratos1@gmail.com
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